De ‘pelear’ con Amazon a venderse por 100.000 euros: el caso de Shargo
La startup catalana Shargo, que fue pionera en el negocio de 'la última milla', termina rescatada por los hermanos Aguilar tras ir a liquidación
El modelo de negocio de reparto a domicilio en España ha dado luz a una decena de nuevas empresas que durante los primeros años anunciaban su crecimiento y en los siguientes, en algunos casos, su cierre.
La startup catalana Shargo, fundada a finales de 2015 con la ayuda de profesionales de Privalia, y que recientemente ha sido adquirida por los hermanos Aguilar, propietarios del Grupo Constant, ha estado a punto de pasar a formar parte de ese segundo grupo. Tras caer en concurso en julio del pasado año, hace apenas unos meses fue rescatada por 100.000 euros.
La compañía estaba dirigida en sus inicios por Pau Castillo, procedente del sector de la consultoría y de la banca. Su modelo de mensajería se focalizó en la entrega de paquetes en la última milla, el nombre que recibe el proceso final de entregar el pedido de una tienda online a su comprador, y su objetivo era el negocio entre empresas, para gestionar el envío recurrente de paquetes dentro de la ciudad.
Shargo entró en concurso de acrredores el pasado verano
La empresa, presente en Barcelona y Madrid, y en cuya cartera de clientes figuran compañías como Óptica Universitaria, Hawkers, Brava Fabrics o la denostada Nostrum, empezó a verse amenazada con el aterrizaje de Amazon Business (envío de paquetes entre empresas) a principios de 2018. Hasta ese momento la compañía de Castillo competía, con los repartidores de Amazon Flex en los envíos a particulares, servicio que también presta pero en el que no centra sus esfuerzos.
Esta opción también la permiten otras compañías fuertes de reparto a domicilio, como Glovo, uno de los grandes competidores al ser capaz de levantar 115 millones de euros de los principales fondos internacionales.
Sea como fuere, en julio del pasado año, la empresa se vio obliga a presentar concurso voluntario de acreedores. La compañía ya no solo había cambiado de consejero delegado, sino que no contaba con ninguno de los cinco miembros que formaron parte del equipo fundador.
¿Los números logrados? En 2016, único año disponible en el Registro Mercantil, facturaron 83.000 euros y registraron pérdidas por valor de 165.000 euros. Ese mismo año crecieron a un ritmo mensual del 30% y esperaban llegar a otras zonas de España, como Valencia y el País Vasco.
Los hermanos Aguilar (Grupo Constant) quieren reflotar la compañía
La nueva líder del proyecto, Clara Amat, reconoce a este medio que “efectivamente, hace unos meses entramos en concurso de acreedores”. Fue, dice, “una situación compleja a nivel empresarial, pero gracias al esfuerzo realizado por todos, nuestro negocio no se vio afectado y pudimos operar de manera totalmente corriente”, añade.
Los nuevos socios que lo hicieron posible son los hermanos Aguilar, Xavier y Oriol, ambos propietarios de Grupo Constant, un grupo empresarial experto en el área de los recursos humanos con más de 50 delegaciones en España. No obstante, fuentes cercanas a la empresa explican que la adquisición no busca integrar el servicio al portfolio de actividades que presta la compañía, sino que responde a una apuesta personal de ambos.
La oferta del Grupo Constant fue la única que recibió el administrador concursal
La documentación judicial consultada desvela que la oferta de los empresarios catalanes fue la única y ascendió a poco más de 100.000 euros. La operación comportó, entre otros, la adquisición del mobiliario, de equipos informáticos, de existencias y la subrogación del contrato de 12 trabajadores.
Fuentes del sector explican que uno de los motivos por el que se llegó a esta situación fue por falta de financiación —ya se han visto casos similares con la valenciana Yexir o la londinense Jinn — , aunque desde Shargo nunca han confirmado este extremo.
Shargo había recibido el apoyo de inversores cuando empezó a dar sus primeros pasos. Consiguió cerca de 214.000 euros en una modesta ronda en la que participaron Óptica Universitária y un grupo de business angels, entre los que estaban Francesc Pi, Josep Maria Playà, Javier Cornejo, así como otros directivos en áreas de logística. También recibieron un préstamo de Enisa por valor de 130.000 euros.