A la banca le cuesta 5.000 millones negociar con Carlos Cuerpo el ‘impuestazo’: manda Montero

La banca española perdió el viernes en Bolsa 5.000 millones de valor, prácticamente cuando se cumple un año del nombramiento de Carlos Cuerpo como Ministro de Economía.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero y Carlos Cuerpo, en la sede del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, el 29 de diciembre de 2023, en Madrid. Alberto Ortega / Europa Press

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«Mamá, como ves no era una inocentada«, le dijo el pasado 29 de diciembre Carlos Cuerpo a su madre, quien móvil en mano grababa emocionada la primera intervención de su hijo como nuevo Ministro de Economía, en el acto de traspaso de cartera celebrado en la sede del Ministerio en Madrid.

Era el día de Carlos Cuerpo, el Ministro de Economía más joven desde la época de Carlos Solchaga, nacido en 1985.

La persona que hasta entonces se había encargado de definir la estrategia de financiación de la deuda pública española con el Gobierno de Pedro Sánchez tomaba posesión del cargo, de manos de Nadia Calviño, quien ponía rumbo a Luxemburgo para presidir el Banco Europeo de Inversiones.

El viernes los bancos españoles perdieron 5.000 millones de su valor en Bolsa tras salir adelante el impuestazo

Carlos Cuerpo, técnico economista del Estado, de buen carácter, con fama de trabajador, que con nueve años se trasladó con sus padres y su hermano a vivir a Suiza, ofreció un emotivo discurso aquel 29 de diciembre.

Pero el acto en el que todo el protagonismo tendría que haber recaído sobre el nuevo responsable de Economía derivó en un aquelarre ministerial, en algo más parecido a una gala de los Goya en la que ante todo se constató quienes iban a mandar a partir de ese momento en el Consejo de Ministros. No iba a ser Carlos Cuerpo.

María Jesús Montero, nombrada también ese mismo día vicepresidenta primera del Gobierno, empoderada como nunca, vestida de alfombra roja, tomó la palabra.

Teresa Ribera, María Jesús Montero y Nadia Calviño, el pasado 29 de diciembre en el Ministerio de Economía. Alberto Ortega / Europa Press

«Teresa, vente aquí conmigo», requirió Montero, desde el mismo escenario en el que antes había hablado Carlos Cuerpo, a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, otra de las voces con más peso en el Gobierno, presente en el acto.

«Hemos trabajado tan intensamente en unos momentos tan complicados (…)», comentó Montero de la mano de Ribera. «Trabajado con absoluta complicidad que hemos desarrollado las mujeres del área económica del Gobierno, con otros muchos compañeros en otras funciones (…)», añadió.

«Cuando alguna en algún momento tenía un momento de bajón las demás hemos acudido a darnos aliento», subrayó la ministra de Hacienda, junto con Ribera y Calviño, y con Cuerpo relegado ya a un lateral del escenario, en las sombras.

«Creo que hay algo que está ahí siempre en el ambiente, que tiene que ver con la empatía que las mujeres desarrollamos entre nosotras, echando por tierra lo que se dice que las mujeres entre ellas se pelean, eso es radicalmente falso, los hombres se pelean entre ellos, las mujeres normalmente procuramos ayudarnos y nos entendemos, que en política es muy importante», aseveró.

Montero se refirió a la relación con Calviño como una «amistad que se fragua en la trinchera». Y afirmó que todas las mujeres «que han dado un paso adelante y le han dicho sí al Presidente del Gobierno creo que van a encontrar esa fortaleza que mutuamente nos tenemos que trasladar para hacer posible este proyecto».

La nueva vicepresidenta del Gobierno terminó su discurso abrazándose con Teresa Ribera y Nada Calviño, ante los ministros, familiares, funcionarios y periodistas que habían acudido a la toma de posesión de Carlos Cuerpo, situado en un lateral.

El nuevo Ministro de Economía dio unos pasos adelante, amagó con la intención de sumarse a Montero, Calviño y Ribera, que posaban ante los flashes y los aplausos de los asistentes, pero finalmente dio dos pasos atrás y, en el acto de su toma de posesión, no tuvo más opción que ponerse él también a aplaudir.

Ribera, Montero y Calviño llaman a Carlos Cuerpo, el pasado 29 de diciembre en el Ministerio de Economía. Alberto Ortega / Europa Press

Un año después, con los casos Koldo y Begoña Sánchez presionando, ha quedado claro que las ínfulas de Montero ese 29 de diciembre tenían su base.

En la decisión de prorrogar el conocido como impuestazo a la banca, ha prevalecido la posición de la Ministra de Hacienda, a pesar de que las entidades financieras habían apostado por Carlos Cuerpo como interlocutor.

De poco han servido las advertencias de los principales ejecutivos de todos los bancos españoles hacia el nuevo impuesto. De nada el trabajo que ha realizado la patronal bancaria, la AEB.

La banca cree que el impuestazo ha sido cocinado entre el Ministerio de Hacienda y la izquierda del PSOE

«La patronal ha hecho un buen trabajo», sostienen fuentes financieras. «Pero en un momento dado las riendas las toma Montero, cuando todo se estaba gestionando con Cuerpo«, dicen. «El impuesto a la banca lo ha cocinado el Ministerio de Hacienda directamente con la izquierda del PSOE evitando a Cuerpo», insisten.

Lo primero que hizo Carlos Cuerpo en enero de 2024, recién estrenado el cargo, fue organizar encuentros y reuniones con los presidentes y primeros ejecutivos de los bancos españoles, alarmados estos últimos por la posibilidad de que el ‘impuestazo’ a la banca se hiciera permanente.

Los encuentros y negociaciones se han mantenido durante todo el año, pero al final el ‘impuestazo a la banca’ ha servido de moneda de cambio en la negociación para aprobar la reformilla fiscal auspiciada por María Jesús Montero, que salió adelante en el Pleno del Congreso del pasado jueves.

Montero salió el jueves del Congreso de los Diputados como salen los toreros de Las Ventas cuando cortan dos orejas. Ni la declaración de Víctor de Aldama en la que este asegura haber dado 25.000 euros al jefe de gabinete de Montero a cambio de favores fiscales torció el gesto de la Ministra.

El viernes, la apuesta de la banca por Carlos Cuerpo como interlocutor para negociar el ‘impuestazo a la banca’ se tradujo en una pérdida en Bolsa de 5.000 millones de euros.

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