Ana Botín pide a las empresas que reduzcan su demanda de energía para acelerar el crecimiento económico
En una columna de opinión en el 'Financial Times', Botín destaca la importancia de abordar tanto la oferta como la demanda de energía para alcanzar la sostenibilidad
La presidenta de Banco Santander, Ana Botín, ha pedido a las empresas a asumir un papel activo en la reducción de la demanda de energía como parte fundamental para estimular el crecimiento económico mundial.
En una columna de opinión publicada en el ‘Financial Times’, Botín argumenta que la asequibilidad y confiabilidad de la energía son esenciales para un desarrollo económico sostenible en un mundo que se proyecta sea «dos veces más grande» para el año 2050, con una población adicional de 2.000 millones de personas, especialmente concentradas en los mercados energéticos.
La destacada líder financiera señala que mientras la atención se ha centrado en los cambios en la oferta, como la transición de combustibles fósiles a fuentes renovables, es crucial abordar el lado de la demanda, donde «todos, individuos, empresas y gobiernos por igual, pueden actuar». Según Botín, reducir la intensidad de la demanda de energía implica «hacer más con menos».
Citando datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE), Botín resalta la necesidad de mejorar la intensidad energética en más de un 4% anual entre 2020 y 2030, y casi un 3% anual a partir de entonces, para lograr el objetivo de ‘cero neto’ en 2050. Sin embargo, subraya que el progreso ha sido insuficiente, con solo un 1,3% de mejora el año pasado.
La presidenta anticipa el próximo Foro de Davos, donde se discutirán estrategias para reducir la demanda energética. Propone tres áreas clave: el uso de inteligencia artificial en sistemas de climatización para ahorrar energía, la mejora de la eficiencia energética mediante la modernización de edificios, y la colaboración entre empresas para impulsar cambios en el sistema energético.
Botín enfatiza que la adopción de estas medidas no solo beneficia al medio ambiente, sino que también tiene claros beneficios comerciales para las empresas al reducir costos y aumentar la rentabilidad y la competitividad. Asegura que con estas medidas ya disponibles, se podría reducir el uso actual de energía hasta en un tercio para 2030, generando un ahorro estimado de dos billones de dólares al año.
No obstante, Botín lamenta que esta oportunidad no se esté aprovechando plenamente y hace un llamado a los gobiernos para desarrollar planes nacionales de transición energética que aborden tanto la oferta como la demanda. Destaca los compromisos asumidos por más de 120 países en la COP28, pero insta a convertir las promesas en acciones concretas. Concluye destacando el papel crucial de las empresas, junto a los gobiernos, para impulsar y materializar estos planes, exhortándolas a reconsiderar su uso energético, investigar mejores prácticas y construir asociaciones público-privadas.