Los aranceles de Trump contra Tesla: El Cybercab y el Semi suspenden sus planes de producción
El presidente estadounidense pone el freno al desarrollo de su industria nacional
Los aranceles de Trump contra Tesla
La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha sumado esta semana un nuevo capítulo con consecuencias directas para uno de los gigantes de la movilidad eléctrica, Tesla. La compañía de Elon Musk se ha visto obligada a suspender los planes de producción de dos de sus proyectos más ambiciosos, el taxi autónomo «Cybercab» y el camión eléctrico «Semi», debido a la imposibilidad de importar componentes clave desde China tras la reciente escalada arancelaria impulsada por la administración Trump.
La compañía tenía previsto iniciar la producción de prueba de ambos modelos en octubre de 2025, con la producción en masa programada para 2026. El Cybercab se iba a ensamblar en Texas y el Semi en la gigafábrica de Nevada. Estos vehículos, promocionados por Elon Musk como la próxima gran revolución en el transporte autónomo y de mercancías, representaban la punta de lanza de la estrategia de crecimiento de Tesla.
La suspensión de los planes no solo afecta a la hoja de ruta de la empresa, sino que también pone en entredicho la viabilidad de proyectos que dependían de una cadena de suministro global. La decisión de Trump, lejos de beneficiar a la industria estadounidense, ha dejado en evidencia la dependencia de componentes extranjeros incluso en empresas consideradas emblemas de la innovación nacional.
Una respuesta contundente de Elon Musk
Elon Musk, que en el pasado ha mostrado su apoyo a políticas de libre comercio y se ha manifestado en contra de los aranceles, realizó un llamamiento personal a Trump para que reconsiderara la medida. Musk ilustró la complejidad de la cadena de suministro global con un vídeo en el que explicaba cómo incluso fabricar un simple lápiz requiere componentes de diferentes partes del mundo.
Por el momento, no está claro cuánto tiempo durará la suspensión de los proyectos. Tesla ha intensificado en los últimos dos años sus esfuerzos para aumentar la proporción de piezas fabricadas en Norteamérica, anticipando posibles barreras comerciales, pero la transición no ha sido suficiente para suplir la dependencia de ciertos componentes chinos.
El caso de Tesla no es aislado. Otras empresas estadounidenses también han sufrido el impacto de la nueva política arancelaria, que ha generado incertidumbre en el sector tecnológico y automotriz. Además, China respondió imponiendo un arancel de represalia del 125% a productos estadounidenses, lo que ha llevado a Tesla a dejar de aceptar nuevos pedidos de sus modelos Model S y Model X en el gigante asiático.
El Cybercab, presentado como un robotaxi biplaza sin volante ni pedales, prometía revolucionar el transporte urbano a un precio inferior a 30.000 dólares y con costes operativos muy bajos. El Semi, por su parte, aspiraba a liderar el transporte de mercancías, aunque ya acumulaba retrasos y un notable incremento en su precio final.
Ambos proyectos quedan ahora en suspenso, a la espera de una posible relajación de las tensiones comerciales o de una reconfiguración de la cadena de suministro que permita a Tesla retomar sus planes. Mientras tanto, la compañía y el sector automovilístico norteamericano enfrentan una nueva realidad marcada por la incertidumbre y la necesidad de adaptarse a un entorno global cada vez más complejo y proteccionista