Antoni Abad se siente víctima de Economía Digital
El presidente de Cecot, Antoni Abad, asegura en Foment que es víctima de una campaña mediática por la publicación en ED de su imputación
“Una campaña mediática de un digital”. Así se defendió ante la junta directiva de Foment Antoni Abad, presidente de Cecot, de los problemas con sus empresas, en concreto, con sus colegios, por los que está siendo investigado. Sin citarlo, se refería a Economía Digital, que adelantó que un ex socio de Abad presentó dos denuncias contra él y su hermano por cinco presuntos delitos cometidos en la gestión de las escuelas, y están imputados.
Abad tomó la palabra este lunes por la tarde en la junta de Foment para defender que Cecot no debe ser expulsada de la gran patronal catalana –la reunión terminó con un expediente de expulsión abierto–. Pero también se refirió a los problemas de sus empresas, ya que la cúpula de Foment, presidida por Joaquim Gay de Montellà y molesta con el empresario desde hace años, le había preguntado por ellos.
Visiblemente crispado, Antoni Abad dijo en la junta de Foment que es víctima de una campaña mediática
Visiblemente crispado, según narraron empresarios que tomaron parte de la junta, el patrón de Terrassa aseguró ser víctima de “una campaña mediática de un digital, que durante seis días consecutivos» publicó un tema interno de sus empresas. Como defensa, insinuó que alguna de las denuncias se ha sobreseído, aunque no fue claro, y que todo nacía de la revancha de “un ex empleado que nos robó”.
Economía Digital contactó con el empresario antes de escribir una sola línea, en noviembre, y no obtuvo respuesta alguna. Ni negó los delitos que se le imputan ni dijo que alguno de los casos se había sobreseído ni quiso explicar la denuncia que puso contra su ex socio. Según lo que ha podido saber este medio, las dos denuncias siguen en fase de instrucción.
Las causas contra Antoni Abad
Antoni Abad y su hermano Josep Abad han sido imputados por cinco presuntos delitos relacionados con la gestión de su grupo de escuelas concertadas, Montcau, después de que un ex socio le denunciara. Sus dos denuncias han sido admitidas a trámite y fiscalía ya les investiga.
Las denuncias, a las que tuvo acceso este medio, atribuyen a Antoni y Josep Abad cinco delitos: falsedad en documento mercantil, administración desleal, delito societario, posible delito contra la hacienda pública y estafa procesal. Todos estos delitos se habrían cometido, presuntamente, con la gestión del grupo Montcau y en relación al litigio con Xavier Chalé, ex socio y demandante de los hermanos Abad.
Todo arrancó en septiembre de 2016, cuando, tras un desacuerdo sobre la propiedad de algunas empresas del grupo, los Abad despidieron a Chalé. Éste era, y en realidad sigue siendo –según reivindica en la denuncia– socio de Abach Management SL, la empresa a través de la cual controlaban el grupo, con el 33%. Josep Abad tiene otro 33% mientras que el presidente de Cecot ostenta el 34%.
El ex socio de Abad denunció al empresario y su hermano y les atribuye cinco presuntos delitos
Después del despido, empezaron las denuncias. Chalé denunció despido improcedente y ganó, aunque la sentencia está recurrida. Los Abad, por su parte, denunciaron a Chalé, al que reclamaban 530.000 euros por mala gestión. Y finalmente, el ex socio de Antoni y Josep Abad presentó en junio las últimas dos denuncias, que fueron admitidas a trámite en septiembre.
Entre las prácticas denunciadas, Abad habría cobrado cuotas a los padres de los alumnos escondiendo que eran voluntarias, que sumarían unos 12 millones de euros. En el concepto de la cuota, las camuflaban como “servicios escolares”. Después de que ED publicara esta denuncia, que está siendo investigada también por la inspección de la consejería de Educación de la Generalitat, las escuelas cambiaron el concepto por “aportaciones a la fundación”.
Las denuncias demostrarían un “ilícito circuito financiero” en las escuelas Montcau con una doble finalidad: pagar menos impuestos y el lucro del presidente de Cecot y de su hermano. Gracias a las escuelas, que gestionaba Chalé, los Abad llevaban un acelerado tren de vida con coches de lujo y casas de veraneo en los rincones más exclusivos de Cataluña.