Albert Costafreda da su brazo a torcer: comparte el dinero de Panrico
Tras ganar en el Tribunal Supremo, el primogénito de los Costafreda cambia de estrategia y comienza a repartir dividendos, lo que reclamaban sus hermanos
Tras años de batalla fratricida en los juzgados, Albert Costafreda al fin cede a las demandas de sus hermanos, Andreu y Joan Lluís. Los hijos del fundador de Panrico mantenían un conflicto abierto debido a que la sociedad que cobró alrededor de 400 millones por la venta del fabricante de los Donuts y el Bollycao no repartía dividendos.
En 2018, el primogénito de los Costafreda Jo, que controla la empresa, abrió el grifo con un pago de 19,2 millones de euros a los accionistas, según la información a la que ha tenido acceso Economía Digital.
Universal de Panadería y Bollería (UPB) viró su política de austeridad y repartió un dividendo de más de 19 millones de euros la pasada primavera. Eso sí, una sacudida en el accionariado provocó que sólo se repartiera entre dos de los hermanos.
El pasado mes de marzo, Joan Lluís desapareció de la sociedad a través de una reducción de capital. Así, Albert, antiguo presidente del gigante alimentario, pasó de poseer el 77% hasta el 86,99% y Andreu suma ahora el 13,01% frente al 11% del que presumía.
De este modo, el mayor de los hermanos se embolsó 16,7 millones de euros mientras que el benjamín obtuvo los 2,5 millones de euros restantes. A lo largo de la última década, la cifra récord con la que Albert Costafreda regó al trío de accionistas fue de 4,4 millones de euros. Fue en 2011; y desde entonces jamás se acercó ni siquiera a los 3 millones de euros.
El dinero de Panrico está en los Países Bajos: Lat 53, radicada en La Haya, se quedó con la mayoría de lo ingresado
El dinero del pago llegó desde los Países Bajos. El principal motor de UPB es la sociedad holandesa Lat 53, con unos activos que prácticamente triplican los 55 millones que tiene la cabecera española. A la empresa fue a parar la mayor parte de los casi 400 millones ingresados por la venta de Panrico al fondo Apax en 2005.
El flujo procedente de la firma radicada en La Haya siempre fue constante. Dedicada a la inversión en acciones y bonos, en 2018 disparó su aportación con 42,1 millones de euros de dividendo a la matriz que, según las fuentes consultadas, también sirvieron para pagar a Joan Lluís por su porcentaje de la sociedad.
Menos rentable son el resto de las filiales que cuelgan del conglomerado de los Costafreda. La mayor de las inversiones era en el fondo inmobiliario Tauro Real Estate, del que poseía el 10%. En abril de 2018, los accionistas vendieron la inmobiliaria a Globe Invest, propiedad del multimillonario israelí Teddy Sagi.
La patrimonial española también percibió dividendos, aunque de apenas 105.000 euros, gracias a su participación del 0,56% en los fondos de capital riesgo Nauta Invest, con presencia en tecnológicas como Marfeel, Scytel, Bemyeye o Air Sense.
¿Fin a la guerra judicial?
El reparto de dividendos era la gran aspiración de Andreu y Joan Lluís Costafreda, que impugnaron los acuerdos aprobados en 2009, 2013 y 2014 por la junta de UPB. Las demandas presentadas en los juzgados mercantiles número 1 y 6 de Barcelona acusaban a su hermano mayor provocar pérdidas artificiales con tal de no remunerarles.
Por ello, las demandas presentadas alertaban que las cuentas formuladas no reflejaban una imagen fiel «ni de la situación patrimonial ni de la económica ni de la financiera». Los magistrados siempre dieron la misma respuesta: «Debo desestimar y desestimo la demanda interpuesta».
Andreu y Joan Lluís todavía elevaron el conflicto hasta el Tribunal Supremo, que tampoco les dio la razón en una sentencia emitida en febrero de 2017. Así, agotada la vía judicial, tuvieron que esperar a que Albert abriera el grifo el año pasado, aunque para uno de ellos ya fue demasiado tarde.