Qué son las lecturas estimadas y cómo evitarlas
La factura de la luz o del gas puede no corresponderse al consumo real del usuario en determinadas circunstancias
Cada vez es menos habitual ver lecturas estimadas, especialmente en el caso de la factura de la luz, gracias a los contadores digitales. Sin embargo, a veces, aún cabe la posibilidad que la compañía haga llegar al usuario una factura estimada, sobre todo en el caso del gas, donde no existen los contadores inteligentes.
Se trata de una factura que no es exacta, pero, aseguran las compañías, con el tiempo se acaban corrigiendo para que al final el usuario pague por lo que consume.
Y, ¿cómo calculan el consumo? La factura de la luz o el gas tiene una parte fija que se paga aunque no se consuma nada, y otra que sube o baja según si el hogar gasta más o menos energía.
Esta última parte se obtiene a través del contador, que leen las distribuidoras, que se encargan de enviar los datos a las compañías eléctricas para que procedan a elaborar la factura. Cuando, en algunas ocasiones, no pueden realizar esta lectura, las distribuidoras estiman el consumo basándose en sus datos históricos y otros ajustes.
Por qué se hacen las lecturas estimadas
Por lo tanto, las lecturas estimadas se acaban haciendo para que la compañía eléctrica en cuestión pueda tener una estimación de cuánta energía consume el usuario cuando el contador falla.
Por esa razón, los contadores digitales acaban con estas lecturas estimadas, pues se leen a distancia y sus facturas siempre están basadas en datos reales. Así, aquellos usuarios que dispongan de estos contadores inteligentes reciben la factura todos los meses y siempre están basadas en el consumo real.
En cambio, si el usuario no tiene contador inteligente o en el caso del gas, lo habitual es que la factura llegue una vez cada dos meses y que esté basada en el consumo real, pues el técnico suele pasar cada dos meses.
No obstante, si no pasa o, por cualquier motivo, no puede acceder al contador –por ejemplo, si el contador está dentro la vivienda o local y no ha podido acceder–, o este está estropeado –también puede suceder en el caso de los contadores digitales–, se procederá a elaborar una lectura estimada.
Sin embargo, también hay que tener en cuenta que el consumidor tiene un margen de tiempo para proporcionar una lectura real. El Real Decreto 1718/2012, por el que se determina el procedimiento para realizar la lectura y facturación de los suministros de energía, establece que «en aquellos suministros en los que el encargado de lectura no pueda acceder al equipo de medida para realizar la lectura, deberá dejar un aviso de imposible lectura en el que se indique un número de teléfono y una dirección web mediante la cual el usuario podrá facilitar la lectura de su equipo, así como el plazo para hacerlo».
Qué pasa si se recibe una factura estimada
La lectura real del contador es esencial para garantizar que las facturas reflejan con precisión el consumo del usuario. La obligación de la distribuidora es realizar al menos una lectura real al año y, entonces, ajustar las lecturas estimadas que se hayan hecho.
Tal como refleja el decreto, «se realizará una regularización anual en base a lecturas reales y, en caso de que el consumidor no facilite las lecturas, dicha regularización anual podrá realizarse en base a estimaciones».
La obligación de la distribuidora es realizar al menos una lectura real al año
Por lo tanto, si el usuario ha pagado de más debido a esas estimaciones, se le descontará la diferencia en la próxima factura. En el caso de que haya pagado de menos, se le sumará la cantidad correspondiente para que la abone.
Cómo evitar las lecturas estimadas
Para evitar las lecturas estimadas, el primer paso es comprobar que se tiene un contador en buen estado y asegurarse que las lecturas se realizan de manera regular.
Por otro lado, el usuario puede tomar por sí mismo la lectura del contador y enviarla a la empresa para que en la factura se tenga en cuenta el dato real de consumo.
Por ello, los consumidores pueden consultar las distintas vías que ofrecen las compañías para conseguir las lecturas reales cuando los técnicos no pueden hacerlo. Por ejemplo, se puede dar por teléfono, por correo, con un formulario online o a través de las aplicaciones de cada empresa, dentro de los plazos establecidos.