Yolanda Díaz y sindicatos ceden: subir menos el SMI para recortar la jornada y endurecer el despido
La vicepresidenta y los representantes de los trabajadores buscan un primer pacto con la patronal, que pase por un alza negociada del SMI, para poder afrontar los temas más espinosos en los próximos meses
La batalla por la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) no se librará ni en grandes cifras ni en guerra abierta con la patronal. La vicepresidenta Yolanda Díaz y los sindicatos buscan arrancar la legislatura con un primer gran acuerdo con los empresarios, que permita cargarse de argumentos frente a la dura oposición de los partidos de derecha, aunque sea a costa de rebajar sus exigencias iniciales. Que los árboles no tapen el bosque: el objetivo de la legislatura es recortar la jornada y abordar el debate del despido.
En el Ministerio de Trabajo han establecido una serie de parámetros para la subida del SMI de cara al año que viene que sea plenamente asumible por la patronal y el regusto, tanto en el departamento que dirige Díaz como en las centrales CCOO y UGT, es bueno. Hay margen para un acuerdo que fijan con tres parámetros: la horquilla pactada en el Acuerdo para el Empleo y la Negociación colectiva firmado en mayo (un 3%, extensible a un 4% en función de la inflación), la inflación media a cierre de año (en torno a un 3,8%) y el alza salarial media firmada en los convenios a fin de año (alrededor del 3,5%). Es decir, que ni se pierda poder adquisitivo ni se pierda la referencia del 60% del salario medio para el SMI.
Cambios en la contratación y en las jornadas
Los sindicatos, que han peleado por definir la fórmula del 60% del salario medio, no van a dar esa batalla. De la reunión de la semana pasada con la patronal salieron con buenas sensaciones y conscientes de que el primer gran acuerdo social de la legislatura es posible. Y, a pesar de esto, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, fijó ante la plana mayor del Gobierno -las vicepresidentas María Jesús Montero y Díaz, así como varios ministros del PSOE y Sumar- los objetivos para la legislatura. El SMI es su primera prioridad, que necesita una «subida relevante», apuntó el líder sindical, sin «desacoplarse» de la media. Pero después su agenda coincide en mucho con el programa firmado entre PSOE y Sumar.
La reducción del tiempo de trabajo es otro de los puntos clave para Sordo, que lo fijó como una manera de redistribuir la «productividad» que gane la economía gracias a las nuevas tecnologías de una manera que no sea únicamente salarial. Otras de las cuestiones a abordar, a juicio del sindicalista, pasan por una reforma fiscal que garantice «recursos suficientes» para los servicios esenciales.
Pero el punto más jugoso llegó cuando Sordo llegó a la reforma del despido, donde apostó por adoptar «medidas que dificulten el recurso al despido de las empresas», no para «estrangularlas», sino para «incentivarlas a tomar otras medidas». En este sentido, el secretario general de CCOO planteó que se fije una indemnización mínima, para evitar que, en caso de los contratos temporales, las compensaciones no sean irrisorias. «No va solo de encarecer o no encarecer el despido. Va de completar el cambio de inercia de cómo se ha gestionado desde los años 80 el viejo modelo del despido«, subrayó.
La CEOE, abierta al SMI, crítica con el subsidio por desempleo
En el Gobierno, adoptan cautela con el diálogo social. Fuentes del Ministerio de Trabajo apuntaron en un encuentro informativo que, con el SMI ya en el 60% del salario medio, las subidas ya no tienen que ser tan abruptas, por lo que garantizar que se acompase con esta proporción y que no pierdan poder adquisitivo será suficiente. De hecho, defienden que, a la luz de los datos de empleo, las subidas de estas rentas suelo no han dañado al mercado laboral.
Así, España ganó cerca de un millón de ocupados más, comparando el empleo medio en 2018 con el promedio de 2022, mucho más que Alemania (810.000) o Francia (733.000). Cifras también positivas en cuanto a salarios, acceso de la mujer al mercado laboral o inclusión de colectivos como jóvenes o extranjeros. Las mismas fuentes señalaron como mínimos los efectos descritos por el estudio de la Fundación Iseak, que apuntaba a aumentos de la probabilidad de perder empleo o de reducir las horas trabajadas en el año posterior a la subida del incremento de salario mínimo del 2019.
Sin embargo, las posturas se han alejado en cuanto a la reforma del subsidio por desempleo. Tras una reunión de tres horas en el que el Ministerio de Trabajo trasladó su propuesta para cambiar esta ayuda asistencial, tanto patronal como sindicatos salieron decepcionados. Los sindicatos CCOO y UGT tacharon de «insuficiente» el modelo diseñado por Yolanda Díaz. Si bien mejoran las cuantías, consideran que todavía no son suficientes. Por su parte, la CEOE trasladó su enfado ante una propuesta «no consensuada dentro del Gobierno», para la cual solo se les ha dado tres días para analizarla. Una de cal y otra de arena ante una legislatura que se prevé compleja.