Sánchez acelera para invertir más de 30.000 millones al año en Defensa antes de 2029
El presidente del Gobierno se compromete a llegar al compromiso del 2% del PIB antes de lo acordado en junio de 2022, pese a las resistencias de sus socios
Montaje de Sánchez, Puigdemont, Belarra, Von der Leyen y Trump
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha comprometido a que España, el país más rezagado de la OTAN en inversión en Defensa, llegue al umbral del 2% del producto interior bruto (PIB) antes de 2029, el ejercicio al que se comprometió en 2022, a pesar de las reticencias de algunos de sus socios fundamentales (Sumar, ERC o Podemos), lo que supondrá inyectar más de 10.000 millones de euros.
El Consejo Europeo extraordinario de la semana pasada ha sido la ‘guinda’ de la escalada en cuanto al gasto militar en la que los Veintisiete han entrado desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca. Con el mayor inversor de la OTAN dispuesto a firmar una paz con Rusia a toda costa, aunque sea en detrimento de la agredida Ucrania, y sin las garantías de que Estados Unidos seguirá siendo un socio fiable, el conglomerado se ha lanzado a la carrera por el gasto en Defensa a marchas forzadas.
España no parte de una buena posición. Los últimos datos sitúan la inversión en nuestro país en el 1,28% del PIB, unos 19.700 millones de euros, y elevarlo hasta el 2% supondrá una inversión extra de más de 10.000 millones, hasta los 32.000 millones de euros, tomando como base el dato de 2024.
De acuerdo con el último informe de Hacienda sobre el gasto funcional del Estado, las Administraciones Públicas destinaron 13.987 millones de euros al presupuesto en Defensa, un 0,93% del PIB, en 2023, un 8,9% menos que en 2022, el año en que Rusia invadió Ucrania, cuando se ejecutaron 15.347 millones.
Sánchez lanzó el titular de adelantar el esfuerzo inversión, pero evitó pillarse los dedos comprometiéndose con cuantías y plazos. Los equilibrios parlamentarios son complicados y difícilmente estas cuantías podrán inyectarse sin acompañarlas de unos Presupuestos Generales del Estado (PGE), una ley para la que es necesario el concurso de todos los socios de investidura. Y algunos, como Podemos o Sumar, ya han marcado distancia con la escalada militar.
«No arreglamos nada por subir el presupuesto militar. No se arregla nada. Lo que necesitamos saber, y los españoles y las españolas creo que quieren saber, es qué política de defensa vamos a practicar en el siglo XXI», dijo la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, en declaraciones a los medios previas a la reunión de ministros de Empleo de la UE que se celebró este lunes en Bruselas.
Cumplir con la senda marcada con anterioridad supondría elevar el gasto militar hasta los 21.564 millones este año, el 1,39% del PIB, según los cálculos del Real Instituto Elcano, pero la aceleración del objetivo pone en cuestión esta cifra.
En el Gobierno confían en que los últimos acuerdos con Junts (migraciones) y ERC (condonación de la deuda autonómica) hayan allanado en parte la negociación para unos futuros Presupuestos para este año, pero el tiempo apremia y los tiempos parlamentarios (contando con que el Senado dilataría las Cuentas) ya abocan a que su aprobación sería entrado el verano. Un desgaste que el Ejecutivo podría evitar si empezase, de cero, con unas cuentas para 2026.
Bruselas ya ha puesto encima de la mesa la posibilidad de activar la cláusula de escape de las reglas fiscales para el gasto relacionado con Defensa, dando más margen a los estados miembros a financiar la inversión necesaria para elevar más allá del 2% la inversión. Además, habrá un fondo de 150.000 millones de euros de préstamos para impulsar estas partidas. Y el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que preside Nadia Calviño, tendrá que adaptar sus reglas para financiar cada vez más tecnología de doble uso, civil y militar.
Ya en la presentación de resultados, la exvicepresidenta económica avanzó que el objetivo para este año era elevar la financiación de proyectos en el ámbito de la Defensa hasta los 2.000 millones de euros, con tres proyectos localizados en España que estaban en estudio por parte de la entidad. Unas cifras que, ahora mismo, podrían no ser suficientes.
Su sustituto al frente del Ministerio de Economía, Carlos Cuerpo, matizó este viernes que la inversión en Defensa no va solo de llevarlo hasta el 2% del PIB, sino también de cómo se ejecuta: «El desarrollo de capacidades a nivel europeo es fundamental, se trata de esto, no solo de aumentar el gasto en defensa. También tiene que ir acompañado de un desarrollo de la industria europea, acompañado de mayor crecimiento y mayor competitividad. Tenemos que ir a una defensa en términos amplios. No solo hablamos de armamento, sino de ciberseguridad o infraestructuras híbridas».
Para esto, Cuerpo lideró una reunión en Bruselas este mismo lunes junto a los ministros de Alemania, Francia, Italia, Polonia, Luxemburgo y Países Bajos para poner en marcha el Laboratorio Europeo de Competitividad, un 'sandbox' para avanzar en el mercado único europeo y que lanzará, antes de verano, un producto europeo de ahorro que permita movilizar el dinero de los ciudadanos del continente hacia la inversión en proyectos de interés común.
Que Europa transita hacia la economía de guerra es una realidad también para el Banco Central Europeo (BCE). La presidenta de la entidad, Christine Lagarde, consideró que podría ser un acicate para el tejido productivo. «En ambos casos, eso apoyaría el crecimiento europeo en general y sería un impulso para la economía europea», dijo en la rueda de prensa tras rebajar, de nuevo, los tipos de interés del euro.
De hecho, un informe elaborado por la consultora NITID Corporate Affairs y publicado la pasada semana apunta que impulsar el gasto en Defensa podría sumar más de 25.000 empleos y elevar el PIB un 1,35% al año.