Sánchez ‘dopa’ el PIB con gasto público: crece un 23% desde que llegó a La Moncloa

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La llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa en 2018 supuso un cambio de signo en la política de gasto público, sobre todo a raíz de la pandemia de COVID-19 y de los diferentes ‘shocks’ a los que se ha enfrentado la economía española desde entonces. Si en la década pasada las Administraciones Públicas tuvieron que apretarse el cinturón, en los últimos años el Estado ha sido un motor clave para el crecimiento y el consumo público se ha disparado un 23% desde entonces.

Consumo público y gasto público no son exactamente lo mismo pero son indivisibles. El consumo público es el gasto que realizan las Administraciones Públicas en bienes y servicios que ofrece a los hogares o a la comunidad para satisfacer directamente sus necesidades. Esta variable, que es fundamental a la hora de medir el crecimiento económico, ha cobrado muchísima importancia en los últimos años y prácticamente aporta un tercio del avance del producto interior bruto (PIB) en los últimos dos años.

Según los últimos datos de la Contabilidad Nacional publicados por el INE, esta rúbrica ha avanzado más del 20,3% desde finales de 2019 y se encuentra en máximos históricos. Solo este año ha avanzado cerca de un 5%, una cifra similar a la de 2023 y que explican, en parte, el buen comportamiento de la economía española en los últimos años frente al freno experimentado en la zona euro.

El consumo público se ha disparado en los últimos años porque es una variante del PIB que recoge el gasto del Estado en, por ejemplo, servicios sanitarios y medicamentos, en protección social, defensa… Todas partidas que se dispararon a raíz del impacto del COVID-19. El pago de los salarios a los funcionarios se recoge aquí, por lo que los aumentos de sueldo y también la creación de nuevas plazas de empleo público influyen en el engorde de esta partida.

Además, en los últimos años el Gobierno, a través de sucesivos Reales Decretos-Ley, ha ido poniendo en marcha sucesivas medidas de gasto público para estimular el crecimiento económico. Muchas de ellas traducidas a través de esta referencia de la Contabilidad Nacional.

Los últimos datos del INE arrojan un crecimiento del PIB del 3,2% en 2024, superior a todas las proyecciones y confirmando el buen tono de la economía española. A finales del cuarto trimestre del año pasado, el crecimiento interanual del PIB era del 3,5%. De este, prácticamente un punto porcentual (0,9 décimas) están explicadas por la aportación del consumo público.

Desde mediados de 2023, cuando se anticipaba una ralentización de la economía que no fue finalmente para tanto, el Estado puso todos los resortes para evitar que el PIB se hundiera como en el resto de Europa. El ejemplo más claro es que si en el tercer trimestre de 2023 el PIB avanzaba a un ritmo del 2,2% interanual, 1,3 puntos se explicaban gracias a la aportación del Estado.

Este fenómeno ha llamado la atención de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que colocó a España a la cabeza de las economías desarrolladas donde más se está incrementando este consumo público.

Según sus estimaciones de octubre, el consumo público español crecería un 3,8% en 2024 y un 2,2% en 2025. En ambos casos, incrementos superiores al avance conjunto de la actividad del país y lejos de la media del resto de economías.

Así, en 2024, el consumo público del conjunto de las economías avanzadas crecerá, de media, un 2,2%. En Estados Unidos, el alza será del 2,1%. En la zona euro, será del 1,7%, con Alemania aumentándolo un 1,9%; Francia, un 1,4%; e Italia, en tono contractivo, recortándolo un 0,3%. En Reino Unido o Canadá los avances serán del entorno del 2%.

En 2025, esta variable crecerá de manera mucho más comedida, entre otras razones porque se difuminan del todo los estímulos vinculados a la crisis inflacionaria y, en el caso de la zona euro, por la entrada en vigor de las nuevas reglas fiscales.

En el caso español, la falta de Presupuestos para 2024 y la reactivación de las reglas fiscales no parecen haber frenado el incremento del gasto público, aunque el Gobierno sí se ha comprometido a ponerle coto. El buen comportamiento del consumo de los hogares a finales de año y la recuperación de la inversión podrían tomar el relevo al papel del Estado de cara a este año.