Rajoy araña 1.500 millones para amortizar parte del rescate bancario
El Gobierno da luz verde al segundo reingreso anticipado del préstamo que permitió salvar a las cajas de ahorros de la liquidación
España amortizará parte del rescate bancario que utilizó para evitar la liquidación de varias cajas de ahorros, como la actual Bankia, CatalunyaCaixa y Novagalicia, entre otras entidades. El consejo de ministros dará luz verde a la devolución, antes de tiempo, de 1.500 millones. La partida se sumará al ingreso que realizó el año pasado de 1.300 millones. En total se habrán enjugado, por tanto, 2.800 millones sobre un total de 41.300 millones.
Economía cursará la orden de transferencia el próximo 18 marzo. Los 1.500 millones se han podido arañar de la partida de los presupuestos generales del Estado destinada a sufragar los costes financieros de la deuda pública. La sensible bajada de la prima de riesgo en los últimos 12 meses ha aligerado la carga. Del ahorro logrado surge el dinero que ahora se reingresará a los socios internacionales de España.
En 2011, el Gobierno recurrió a la ayuda exterior para evitar la quiebra del grueso del sistema financiero. La Unión Europea constituyó el mecanismo europeo de estabilidad (MEDE) donde fondeó medio billón de euros. Una quinta parte (100.000 millones) se reservaron para alimentar la línea de crédito asignada a España. Finalmente, se utilizó una cantidad sensiblemente inferior.
Mensaje de «normalidad»
Unos 39.000 millones sirvieron para rescatar a las cajas de ahorros y otros 2.500 millones se inyectaron en el banco malo, la Sareb. A esta empresa semipública se transfirieron los activos problemáticos, amasados durante la burbuja inmobiliaria. Los importes que se usaron equivalen a poco más del 4% del PIB y devengan intereses, ahora superiores a los que el Tesoro Público paga por financiarse (próximos al 0%).
La liquidación del coste es anual, pero el principal –los 41.300 millones– se iba a devolver a partir de 2022. Con el segundo pago avanzado en menos de dos años, el Gobierno pretende enviar a sus aliados políticos un mensaje de recuperación y normalización de la economía.