Radiografía de Chipre: la isla que aspira a convertirse en un hub tecnológico y financiero
La ubicación estratégica de la isla, así como las políticas impulsadas por el gobierno, están convirtiendo el lugar en un polo de tracción para empresas de todo el mundo
Chipre se encuentra en un enclave estratégico. Quizás por ello, a lo largo de su historia ha sido un territorio muy codiciado. Y es que la isla, la tercera más grande del Mar Mediterráneo, solo por detrás de las italianas Cerdeña y Sicilia, se encuentra en el cruce de tres continentes: Europa, Asia y África.
Después de haber superado una crisis financiera y bancaria en 2013, pero también, haberse recuperado rápidamente del fuerte impacto que tuvo en su economía la pandemia, la resiliencia de los chipriotas es innegable. El emplazamiento de la isla, pero también las políticas impulsadas por el Gobierno en los últimos años, están convirtiendo el país en un lugar en el que cada vez más negocios deciden asentarse.
Chipre, mezcla de culturas
Chipre es un país de contrastes, en el cual se mezclan diversas culturas. Durante más de ochenta años la isla fue una de las colonias de Reino Unido. Y eso, se hace palpable para cualquiera de las personas que visiten el país, no solo al descubrir con sorpresa que los vehículos circulan por la izquierda, sino también por la facilidad para poder comunicarse en inglés con los lugareños.
La isla está habitada por greco-chipriotas y turco-chipriotas. Tras proclamar la independencia del Reino Unido en 1960, Chipre se convirtió en una república y fijó un sistema de gobierno con el que ambas comunidades compartían el poder de forma proporcional a su población. Sin embargo, no duró demasiado. Tras la invasión turca, que se produjo un puñado de años después, la isla quedó separada en dos por una gran cicatriz, la línea verde, convirtiéndose de esta manera en la única capital del mundo que se mantiene dividida en la actualidad.
Según los datos de la Oficina de Información Diplomática de Chipre publicados por el ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en 2022, más de 918.000 personas habitan la zona sur, la República de Chipre, que es uno de los países miembros de la Unión Europea (UE). Por su parte, cerca de 350.000 personas están asentadas en la zona norte, la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre, un Estado que únicamente reconoce Turquía.
El turismo y las finanzas, motores de la economía
La economía del archipiélago se vio notablemente afectada por el impacto de la pandemia. Y es que, el estallido de la crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus echó el freno al crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del país mediterráneo. Después de expandir su economía un 5,3% en 2019, vio como su PIB se contraía hasta el 4,4% en 2020, tal y como reflejan los datos recogidos en el ‘Informe económico y comercial. Chipre 2023′ elaborado por la empresa pública española de Exportación e Inversión ICEX.
A pesar de que la economía chipriota se recuperó rápidamente del golpe asestado, con un repunte del 6,6% en 2021, el año pasado comenzó a mostrar signos de ralentización, al engrosar su PIB un 5,6%. Lejos de cambiar esta tendencia, los pronósticos apuntan a que esta moderación en el crecimiento de su economía continuará. Un claro ejemplo es la estimación efectuada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), recogida en el ‘Spring Economic Forecast de 2023’, que vaticina que la economía chipriota crecerá un 2,3% en 2023 y un 2,7% para 2024.
El sector con más peso en la economía chipriota es el turismo
Poniendo el acento sobre el peso que tienen en la economía del país mediterráneo los distintos sectores de producción, salta a la vista que el principal es el de los servicios, que representó cerca del 83% del PIB en 2022 y comprende actividades como el turismo, la consultoría o las finanzas. De hecho, según el informe elaborado por el ICEX, los principales motores de la economía son el turismo, la industria financiera y la gestión de buques.
Otro de los sectores fundamentales para la economía chipriota es el industrial, que supuso el 15,4% del PIB. En este sentido, cabe destacar que gran parte de las compañías industriales en la isla se enfocan en el sector textil, químico, alimentario y marítimo. La energía, tanto en el ámbito económico como estratégico, también ocupa un papel protagonista.
A pesar de que el país depende en gran medida de las importaciones de energía, recientemente se han encontrado algunos yacimientos de hidrocarburos que podrían ser explotados comercialmente. Por ello, se han concedido varias licencias de exploración offshore de petróleo y gas, que permitirán conocer las estructuras del subsuelo marino y situar los yacimientos para explotarlos posteriormente.
Por su parte, el peso del resto de sectores ha rebajado la contribución a la economía chipriota de la agricultura, la silvicultura y la pesca, actividades del sector primario, hasta el 1,9% del PIB.
El papel de la inversión extranjera en la isla
Uno de los principales atractivos incentivos para invertir en Chipre es su ventajoso sistema fiscal, que ofrece tipos reducidos al impuesto sobre
sociedades, del 12,5%, y numerosas exenciones tanto a empresas como a particulares. En los últimos años, el Gobierno de la isla ha apostado por impulsar distintas medidas para atraer aún más la inversión en el país.
Rusia es el principal inversor en Chipre
Una clara muestra de ello es la creación de la agencia de promociones de inversiones Invest Cyprus, que tiene como objetivo atraer la inversión extranjera. Para ello, se encarga de facilitar que las compañías procedentes de países que no forman parte de la Unión Europea puedan asentarse en el país o ampliar sus actividades comerciales, así como proporcionarles información sobre incentivos en materia de residencia, fiscalidad y empleo.
Otro ejemplo es el «mecanismo de vía rápida» (FTM) impulsado hace más de una década bajo el propósito de promover inversiones estratégicas, acelerando los procedimientos de autorización.
Si se pone el foco sobre la inversión extranjera, se evidencia que difiere considerablemente. Antes del inicio de la pandemia, la inversión en la isla se elevó hasta los 46.745 millones de euros. Sin embargo, en 2020 fue de -21.407 millones de euros y en 2021 de -30.221 millones de euros, tal y como evidencian los últimos datos publicados por el Banco Central de Chipre.
La principal fuente de inversión en la isla ese año fue Rusia, que inyectó 17.105 millones de euros. Le siguen, aunque muy de lejos, la isla de Guernsey, un país situado cerca de la costa francesa y el canal de la mancha, que invirtió 326 millones de euros, e Israel, con una inversión de 276 millones de euros.
La mayor parte de la inversión que viene directamente del extranjero tiene como destino el sector terciario, concretamente, las actividades financieras y de seguros. Durante los últimos años las compañías más importantes que han invertido en Chipre procedían de Grecia, Gran Bretaña, Rusia, Oriente Medio, Asia y de algunos otros países de la Unión Europea.
La ambición de Chipre: convertirse en un centro tecnológico
En este contexto, la isla no solo se propone redoblar la apuesta para atraer inversión extranjera, sino que, a la vez, aspira a situar al país en el mapa como un centro financiero y tecnológico. «Nuestro objetivo es establecernos como un hub regional para las empresas de tecnología de la información y la comunicación», destacó el ministro de Finanzas de Chipre, Makis Keravnos, durante su discurso grabado en vídeo y emitido durante el foro ‘Annual Financial Market’.
El evento, que tuvo lugar en la ciudad chipriota de Limassol, fue organizado por Freedom Finance Europe, una compañía de Kazahstan, cuya matriz cotiza en el Nasdaq y alcanzó recientemente una capitalización de mercado de más de 6.000 millones de dólares, una cifra equivalente a más de 5.683 millones de euros. Durante su intervención en el foro, el titular de finanzas chipriota también dejó bien clara la intención del país respecto a convertirse en una «puerta de entrada» para las empresas internacionales que buscan entrar en el mercado de la Unión Europea.
Esta ambición también está reflejada en el Plan de Recuperación y Resiliencia para 2023 y 2024 del país, que se propone desarrollar un plan de financiación para impulsar el crecimiento y la competitividad de las empresas emergentes.