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Puigdemont no quiere la jornada de Yolanda Díaz: así castiga (y mucho) a su electorado
Es muy difícil que el Congreso apruebe la reducción de jornada: Junts tiene su principal caladero de votos en aquellas comarcas catalanas que tienen mayor dependencia económica de los sectores que más se castigarían
Haya acuerdo o no entre los interlocutores sociales sobre la reducción de jornada que plantea la vicepresidenta Yolanda Díaz, las posibilidades de que su promesa electoral sobreviva al paso por el Congreso de los Diputados son casi nulas. La débil mayoría parlamentaria que sostiene a Pedro Sánchez no parece estar hecha para aventuras socioeconómicas. Y Junts, liderado por Carles Puigdemont, necesario en todas las votaciones, no tiene ningún aliciente para aprobar la medida estrella de los de Sumar. Y más, sobre todo, si existe la (poco probable) opción de una repetición electoral en Cataluña.
Un informe de la patronal Cepyme, publicado hace unas semanas, indicaba cuáles eran los sectores económicos que estarían más castigados si la norma para reducir la jornada laboral de 40 horas semanales actual hasta las 37,5 horas prometidas por Yolanda Díaz. La hostelería ocupa el segundo puesto de actividades potencialmente más castigadas, mientras que la agroganadería sería el tercero, según el ránking de la patronal sobre el porcentaje de asalariados que en cada sector supera la semana de 37,5 horas.
Puigdemont necesita cuidar a su electorado
Estos sectores económicos tienen, precisamente, un peso extraordinario en aquellas comarcas catalanas donde Junts mejor se ha comportado en las últimas elecciones autonómicas al Parlamento de Cataluña. A nivel provincial, la contundente victoria del PSC no pudo imponerse en las provincias de Lleida y de Girona, donde el Junts de Carles Puigdemont fue la primera fuerza el pasado mayo. En Girona, Junts obtuvo el 35% de los votos frente a la media del 21,6% en toda la comunidad, y en Lleida consiguió un 30% de las papeletas electorales.
Junts se impone con más del 30% de los votos en dos de los tres municipios catalanes donde el turismo representa más del 50% de su economía, como es el caso de Tossa de Mar y Platja d’Aro, según datos de la OMD. Ambos, en la provincia de Girona. En el tercero en discordia, Salou, ganó el PSC, aunque se encuentra en Tarragona, feudo tradicional socialista.
Ocurre algo parecido en la provincia de Lleida, el otro granero de votos de Junts. El sector primario destaca especialmente en la estructura económica de la provincia como en ningún otro sitio. Según datos del Idescat, las tres comarcas catalanas donde la agricultura tiene mayor peso en sus economías, se encuentran en Lleida: Noguera, Garrigues y Pla d’Urgell. En las tres, Junts fue primera fuerza con alrededor del 35% de los votos en las pasadas elecciones catalanas.
El informe de Cepyme establece que el coste económico para el tejido empresarial turístico de recortar la jornada laboral a 37,5 horas sería de 1.585 millones de euros anuales, en torno al 15% del coste total para la economía española (11.800 millones). El coste para el sector agroganadero ascendería a 620 millones.
CiU, ¿el partido del ‘botiguers’?
Más allá de estas divisiones territoriales, CiU (el partido ancestro de Junts) siempre se ha considerado en Cataluña como el partido dels ‘botiguers‘, es decir, los propietarios de tiendas y pequeños comerciantes, que es a grandes rasgos el área más castigada por la reforma de Yolanda Díaz con la que quiere iniciar su proyecto de «abolición del trabajo». El comercio, en el conjunto de España, sería el sector más castigado por la jornada de 37,5 horas, con un coste económico cercano a los 3.000 millones de euros.
Al PNV le da más igual
Habrá que esperar, sin embargo, a las negocaciones parlamentarias entre los socios de Gobierno y sus aliados parlamentarios. Tanto PNV como Junts se muestran inicialmente en contra de la propuesta, aunque los nacionalistas vascos tienen mucho menos que perder por la segmentación de su economía, donde el sector industrial tiene mucho más peso y en él se aplican ya conveniadas jornadas laborales semanales más cortas que la media en el mercado laboral.