Por qué Calviño no es ya presidenta del BEI pese al apoyo de Francia y Alemania
La vicepresidenta se habría asegurado ya el voto del 50% del capital del banco público europeo, pero el apoyo de los países pequeños a Vestager y el candidato italiano bloquean su designación
Todo parece ir bien en la candidatura española para que la vicepresidenta Nadia Calviño se haga con la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Alemania apoya a la ministra de Asuntos Económicos en funciones, a pesar de las divisiones en su Ejecutivo, y Francia también estaría del lado de la ‘número dos’ de Pedro Sánchez. Sin embargo, nadie se atreve a dar el paso definitivo que decante la balanza.
Francia, como adelantó ayer el medio especializado Politico, valora la elección de Calviño como parte de un paquete en el que también están la reforma de las reglas fiscales y la Autoridad Europea contra el Blanqueo de Dinero (AMLA, por sus siglas en inglés). Un extremo que desde el departamento de Asuntos Económicos descartan a ECONOMÍA DIGITAL, pero que fuentes diplomáticas sin identificar al citado periódico aseveran.
Calviño es ahora mismo la presidenta de turno del Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea (Ecofin) y, como tal, es la encargada de conducir las negociaciones para la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Francia desearía que la vicepresidenta española consiga unas reglas fiscales menos restrictivas de lo que desearía el ministro de Finanzas alemán, el liberal Christian Lindner, además de acoger en París la citada agencia europea. Un extremo al que también aspira Madrid, con una candidatura apoyada por el Ejecutivo.
Los apoyos de Calviño guardan sus cartas
Sin embargo, ni Francia ni Alemania dan un paso al frente. Consultados por ECONOMÍA DIGITAL, los Ministerios de Finanzas de ambos países no comentan la elección. Solo han dado un paso al frente los países que han presentado un candidato: Dinamarca (la vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Competencia, Margrethe Vestager), Italia (el exministro de Finanzas Daniele Franco), Polonia (la vicepresidenta del BEI Teresa Czerwinska) y Suecia (el también vicepresidente del BEI Thomas Ostros).
También Portugal, que ha mostrado abiertamente su apoyo a la vicepresidenta española. En total, Calviño contaría con el apoyo de cerca del 50% del capital del Banco Europeo de Inversiones. Esta cifra no es baladí, puesto que el sistema de mayoría reforzada para la elección del presidente de la entidad exige contar con, al menos, el 68% del accionariado del brazo inversor de la UE.
Pero urge encontrar el apoyo de 18 países de los 27 accionistas totales (los Estados miembro). Y aquí está el nudo gordiano. Los grandes (Alemania y Francia) apoyan a Calviño y la dejan al filo, pero la candidatura de Vestager (la otra favorita) insiste en que la comisaria cuenta con el apoyo de un numeroso grupo de capitales.
Italia podría decantar la balanza
El apoyo de Italia resulta decisivo y podría decantar la balanza a favor de Calviño (alcanzaría el 68%), pero siguen sin retirar la candidatura de su exministro. Por tanto, mientras dure el bloqueo, la presidencia de turno del Consejo de Gobernadores no puede más que urgir a que los países tomen una pronta decisión para poder ungir a la candidata escogida.
Fuentes del Ministerio de Finanzas de Bélgica explicaron a este periódico hace unas semanas que esperaban que esta decisión se tomara «más pronto que tarde». Estas mismas fuentes rebajaron este entusiasmo durante esta semana, asegurando que comunicarían la decisión en cuanto la hubiera, algo que todavía no sucedía. Si Calviño logra amarrar el apoyo del 68% del capital, eso podría retirar al resto de candidatos de la contienda. Pero, hasta entonces, la única meta volante es la próxima reunión del Ecofin en noviembre. Entonces ya podría haber un borrador del nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento, después de que Francia y Alemania hayan acordado negociar bilateralmente las reglas fiscales -con el apoyo explícito de Calviño-. Y justo se cerrará el plazo de solicitudes para acoger la AMLA. Un puzle difícil de encajar para decidir el destino de la vicepresidenta.