El PIB per cápita crece solo un 3,8% desde la crisis financiera mientras el gasto público se dispara un 25%
España ha disparado su gasto por persona mientras la renta per cápita permanece estancada, por lo que ha disparado sus necesidades de financiación mediante deuda, según advierte BBVA Research
El relato de la economía española tras la crisis financiera tiene un claro vencido, pero no está claro si hay vencedores. La renta per cápita apenas ha avanzado un 3,8% desde 2008, con el estallido de la burbuja inmobiliaria, pero el gasto público por persona se ha disparado un 24,6%, un ritmo que necesariamente ha tenido que ser financiado con mayor presión fiscal y también deuda pública.
Así lo advierte un informe de BBVA Research publicado esta semana, donde se destaca que uno de los condicionantes de la inversión productiva en nuestro país ha sido la brecha tan grande entre la riqueza per cápita y el gasto público, una diferencia muy notable si comparamos el caso de nuestro país con el resto de la UE.
En el caso del bloque europeo, el PIB per cápita ha avanzado un 13,1%, mientras que el gasto corriente (que excluye inversión pública e intereses) ha avanzado un 19% entre 2008 y 2023. A nivel europeo, el PIB per cápita ha pasado de situarse en torno a los 30.000 euros en 2008 a ascender hasta los 33.000 euros, mientras que el gasto per cápita ha pasado de los 12.500 euros por persona hasta el entorno de los 14.000.
Si miramos a nuestro país, la brecha es mucho más amplia: en 2008 el PIB per cápita estaba en los 26.000 euros, mientras que en 2023 se encontraba ligeramente por encima de los 28.000 euros. Pero es que el gasto corriente ha pasado de representar 9.664 euros por persona hasta los 12.000 de la actualidad.
«Para hacer frente a este mayor gasto público en relación al PIB, España ha sido uno de los países que más ha aumentado la presión fiscal durante este periodo, hasta el punto de que ya se ha encuentra por encima del promedio de países de la UE, sin que lo haya hecho la eficiencia de su sector público», critica el servicio de estudios de BBVA.
Esto lo que habría provocado es un menor uso productivo de estos recursos privados por parte del sector público, por lo que la productividad y la inversión total en la economía habrían sido menores.
Además, al haberse centrado la recaudación de impuestos en las cotizaciones y las rentas del capital, con menos carga fiscal hacia la parte del consumo, se ha reducido el coste de consumir frente a invertir.
Por otro lado, advierte el banco, ha aumentado el gasto social mientras ha disminuido la inversión, con sus correspondientes efectos sobre el incremento de la renta per cápita y el bienestar.