La OCDE avala la reforma laboral, pero advierte la situación de los contratos fijos discontinuos
El director de Trabajo de la OCDE, Stefano Scarpetta, ha señalado que, aunque ofrezcan "mayor seguridad laboral", podrían causar inseguridad sobre los ingresos por el carácter discontinuo
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destacó este miércoles que las subidas del salario mínimo interprofesional (SMI) y la reforma laboral de 2021 pactada entre el Ministerio de Trabajo y los agentes sociales ha servido para mejorar la productividad en España, aunque avisó de la «incertidumbre» que sufren los empleados con contrato fijo discontinuo.
Así lo manifestó el Director de Trabajo, Empleo y Asuntos Sociales de la OCDE, Stefano Scarpetta, durante la presentación en París del informe ‘Reactivar el crecimiento ampliamente compartido de la productividad en España’, elaborado por la propia OCDE a petición del Gobierno de España.
Scarpetta señaló que los contratos temporales, con la anterior legislación laboral, eran «demasiado ventajosos como opción para las empresas», lo que ha corregido la actual reforma laboral, que ha incorporado «condiciones muy restrictivas», al tiempo que ha ampliado la cobertura de los contratos fijos discontinuos.
A su juicio, estos «ofrecen una mayor seguridad laboral» pero pueden generar también «una cierta incertidumbre en cuanto a los ingresos por su condición discontinua».
Por ello, ante el aumento de estos contratos, Scarpetta demandó que se realice un «seguimiento de la utilización de este tipo de contratos para asegurarnos de que no se conviertan en una nueva fuente de precariedad para los trabajadores».
Por su parte, el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, aseguró que el informe pone de relieve que la productividad en España es menor que la media de los países de la OCDE, un hecho que se debe, a su criterio, a razones como «un desajuste muy significativo de competencias que ha impedido aprovechar claramente las nuevas tecnologías, incluyendo las tecnologías digitales y la inteligencia artificial».
«Las consecuencias de ello es que no se han conseguido obtener todos los beneficios potenciales de estas nuevas tecnologías en materia de productividad», insistió Cormann, quien explicó que, en España, el 41% de las personas trabajadoras señaló estar sobrecualificada o infracualificada para su trabajo, por encima del 35% de la media de la OCDE.
«Abordar los desajustes de competencias requerirá más esfuerzos en materia de políticas para reducir el abandono escolar, para reforzar el vínculo entre el mercado laboral y el ámbito educativo y para promover el aprendizaje a lo largo de toda la vida», ahondó.
El secretario general de la OCDE resaltó también que la menor inversión en relación con otros países ha perjudicado al aumento de la productividad en España, algo que puso de relieve especialmente desde la crisis financiera.
«La disparidad entre las empresas de alta y baja productividad en España es muy significativa. Hay que mejorar el rendimiento de las empresas de baja productividad», prosiguió Cormann.
Otro elemento que perjudica la productividad son las desigualdades entre regiones. «En España, las diferencias regionales en productividad siguen siendo muy significativas. Cuando revisamos los datos de los últimos 10 años, no vemos ninguna indicación y ninguna prueba de convergencia regional. Es decir, que las regiones con la productividad más baja en España no están consiguiendo recuperar el terreno perdido con las de alta productividad», lamentó.
Por otro lado, la OCDE puso como «ejemplo» a seguir para otros países políticas puestas en marcha en España como el desarrollo del ‘mecanismo RED’ con la reforma laboral, a fin de que las empresas cuenten con apoyos en situaciones de «shocks económicos», ya sea a nivel general o sectorial.