Montero se niega a explicar el cupo catalán un mes después del acuerdo en Cataluña

La vicepresidenta no ha dado más explicaciones, más allá de leer la literalidad del acuerdo y acusar al PP de "populismo fiscal"

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante un pleno en el Senado, a 4 de septiembre de 2024, en Madrid (España). Eduardo Parra / Europa Press 04/9/2024

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Si se esperaba que la comparecencia de María Jesús Montero, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, arrojara mayores luces sobre el acuerdo firmado entre el PSC y ERC para la investidura de Salvador Illa como president de la Generalitat… Las expectativas se han quedado lejos de la realidad.

La ‘número dos’ del Gobierno, que ha comparecido en el Senado obligado por la mayoría absoluta del PP, ha leído la literalidad del pacto firmado entre ambas fuerzas, manteniendo que se trata de una «financiación singular» que hará que Cataluña despliegue el Estatuto y el Estado avance en el federalismo, pero sin perjuicio para el resto de comunidades autónomas.

Así, la titular de Hacienda ha señalado que el hecho de que la Agencia Tributaria de Cataluña vaya a recaudar, liquidar e inspeccionar los impuestos que se generan en el territorio «se inspira en el amplio consenso del Parlament en 2005», cuando comenzaron los trabajos para la reforma del Estatut.

Montero ha insistido en que el Estado participará a través de un porcentaje de participación en esos tributos y que la Generalitat contribuirá con la solidaridad interterritorial «que permita que los servicios prestados por los distintos gobiernos autonómicos puedan alcanzar niveles similares, siempre que lleven a cabo también un esfuerzo fiscal similar».

Esto, ha dicho la ministra de Hacienda, es «exactamente lo mismo en materia de solidaridad» que con el modelo actual, por lo que el acuerdo es solidario pero profundiza en el federalismo.

«El acuerdo entre ERC y PSC despliega ni más ni menos que lo previsto ya en el Estatuto de Cataluña, validado por el Tribunal Constitucional, y, por tanto, según lo previsto en nuestra Constitución. Es una ampliación del espacio fiscal en consonancia con la voluntad de avanzar en autogobierno y garantizando al mismo tiempo la solidaridad interterritorial», ha dicho.

«¿Les vale o no les vale que se respete el Estatuto de Autonomía de Cataluña? ¿Les vale o no les vale que se respete la Constitución?», se ha preguntado.

La vicepresidenta ha tendido la mano al PP para trabajar en un nuevo modelo de financiación autonómica desde el Congreso y el Senado, con las direcciones nacionales de los partidos y el Gobierno, que defienden intereses generales y no locales. Posiciones territoriales «de máximos», ha dicho Montero, que impiden que se produzcan avances en el modelo de financiación, que lleva una década caducado.

Pero la también vicesecretaria general del PSOE ha cargado contra el PP y en concreto contra algunos de sus gobiernos autonómicos, a los que ha acusado de practicar «populismo fiscal y deslealtad institucional» por las rebajas tributarias practicadas en sus territorios.

Por el PP, el senador Gerardo Camps ha asegurado que su formación actuará como «dique de contención» ante la «enésima cesión» del Gobierno para seguir en el Gobierno. Una financiación «a la carta, independentista» y unas explicaciones que no han cumplido con lo que esperaban los populares cuando reclamaron la presencia de la ministra.

«¿De verdad, señora vicepresidenta, pretende hacernos creer que lo pactado entre el PSC y ERC está más cerca del régimen económico y fiscal de las Canarias que del concierto vasco?», se ha cuestionado.

Los populares han cuestionado la solidaridad del acuerdo ya que los recursos que aporte Cataluña estarán limitados por el principio de ordinalidad, lo que hace del acuerdo un «papel mojado».

De sus socios, el Gobierno ha recibido visiones diferentes. Por un lado, tanto Compromís como el PNV se han mostrado a favor, aunque los valencianos han reclamado mejoras para su comunidad, en tanto que los vascos han echado en falta explicaciones técnicas, más allá del discurso político.

Sin embargo, el toque serio de atención se lo ha dado Junts, que ha recordado a la vicepresidenta que siete (sus diputados en el Congreso) es «el número mágico». «Si la fórmula para enfrentar el expolio de Cataluña es pasar del café para todos al kalimotxo para todos, porque es más dulce y más divertido, pero igual de insolidario… ya le decimos que no», ha asegurado su portavoz en el Senado, Eduard Pujol.

El apoyo de ERC a la ministra estaba descontando, aunque toda la declaración de su representante ha estado marcada por una ausencia: la de la palabra «concierto». «Los acuerdos están para cumplirse (…). Le reclamamos el cumplimiento íntegro del acuerdo para un nuevo modelo de financiación singular en Cataluña, tal y como ha sido pactado», ha reclamado la senadora Sara Bailac.

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