Montero negocia contrarreloj para salvar al menos el ‘impuesto Caixabank’
El PSOE negocia a dos bandas: a derecha con el PNV y Junts y a izquierda con Sumar, ERC, EH Bildu y Podemos, con posturas muy enfrentadas y riesgo real de que la reforma fiscal decaiga
A la tercera puede ir la vencida. O al menos en eso confían el PSOE y el Gobierno, que apuran las últimas horas para salvar la reforma fiscal que el Gobierno comprometió a Bruselas pero que está mostrando las costuras de los partidos que sustentan al Ejecutivo que preside Pedro Sánchez.
A la derecha, Junts y PNV, con los que Hacienda firmó un pacto in extremis a pocas horas de que se cerrase el plazo de enmiendas al Proyecto de Ley que establece un Impuesto mínimo global a las grandes compañías, una directiva europea de trasposición obligada que el Gobierno ha decidido emplear para vehicular su paquete fiscal. A izquierda, ERC, EH Bildu y Podemos, que exigen el mantenimiento del tributo extraordinario a las energéticas para votar cualquier reforma. Y atrapados en el medio, PSOE y Sumar.
Este lunes por la tarde está prevista la reunión de la Comisión de Hacienda en el Congreso que debería debatir los últimos flecos de la reforma fiscal que ha diseñado el Gobierno antes de debatirse y votarse en el pleno, ya el jueves. Esta votación debería haberse producido la semana pasada, pero el PSOE optó por desconvocar las reuniones del lunes y del jueves, ante la falta de consenso entre los socios.
Primero fue el lunes 11, cuando los diputados iban a abordar las enmiendas con la reforma fiscal. Poco antes, Sumar anunció un pacto con el PSOE que iba más allá del alcanzado con el PNV y Junts. Incluía subidas adicionales del IRPF a las rentas del capital, un impuesto a los bienes de lujo o la eliminación del régimen especial para las Socimis, entre otras medidas.
El objetivo del Gobierno era contentar al ala izquierda de sus socios, pero fue en vano. No aplacó las ganas de ERC, EH Bildu y Podemos de mantener el impuesto extraordinario a las energéticas, la principal línea roja de los partidos izquierda, y provocó las suspicacias de PNV y Junts, que cuestionaron un pacto que llevaba el paquete fiscal más lejos de lo que habían firmado.
Sin votos para conseguir avanzar, el PSOE se dio más tiempo, hasta el jueves 14 al final del Pleno para tratar de abordar la Ley con el Impuesto mínimo y con el resto de medidas tributarias. Sin éxito. El PSOE, sin apoyos, forzó una nueva prórroga para este lunes a las 17:00.
El Gobierno no puede apurar mucho más los plazos porque los tiempos parlamentarios son los que son y la trasposición de la directiva ya va tarde, lo que supondrá una multa para el Estado. Además, tanto el impuesto a la banca como el de las energéticas decaen el 31 de diciembre, por lo que su reforma tiene que estar en vigor antes de que termine el año.
Las energéticas consiguieron forzar la mano de la coalición PSOE-Sumar presionando con la retirada de inversiones clave en territorios como Cataluña. Ahora, las Socimis están aplicando el mismo manual que la revuelta que lideró Repsol para evitar tener que pagar el Impuesto de Sociedades a partir del año próximo.
El Ejecutivo quería dar con este paquete fiscal un primer paso en su tramitación de los Presupuestos, bloqueada aún por la senda de déficit, que no ha conseguido aprobar con el apoyo de Junts. Sin embargo, el objetivo se emborrona si no es capaz de tejer a izquierda y a derecha para que salga adelante una reforma fiscal que es necesaria para recibir 7.000 millones de euros de fondos europeos. La cita de este lunes podría ser una nueva patada adelante… pero el tiempo se agota.