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Los gastos de personal se disparan un 9% en las empresas españolas mientras cae la facturación
Los datos de la Central de Balances anual del Banco de España arroja que los gastos de personal subieron un 9%, por un 8,9% del margen por cada unidad de venta
Los primeros síntomas de la ralentización económica se están sintiendo ya en la salud financiera de las empresas. Con datos hasta el tercer trimestre de este año, la facturación de las compañías ha caído un 7,5% en comparación con los nueve primeros meses del año pasado, en tanto que los gastos de personal (que incluyen, además de las remuneraciones, el pago de las cuotas a la Seguridad Social, entre otras) han ascendido un 8,6%.
De acuerdo con los datos de la Central de Balances Trimestral que publicó el Banco de España la semana pasada, los gastos de personal se han acelerado en lo que van de año casi al mismo nivel que en todo 2022, cuando subieron un 9%. Entonces, por comparar, la cifra de negocios, las ventas de las compañías, subió un 21,6%. Por sectores, cayó en la energía (-17,5%), en la industria (-7,2%) y en el comercio y en la hostelería (-7,9%). Solo subieron en el caso de la información y comunicaciones (4,2%) y aquellas encuadradas en el Resto (15,1%).
Las retribuciones del año pasado, de acuerdo con la Central de Balances Anual, fueron el grueso de los gastos de personal, marcando un 76,5% del total, en términos similares al año pasado. Las cargas sociales fueron el restante, un 23,5%, donde las contribuciones a la Seguridad Social (16%) fueron la mayor parte de la partida.
Los sueldos aumentan un 5,8%
Los sueldos aumentaron un 3% el año pasado en plena crisis inflacionista, según la misma estadística, en tanto que los trabajadores aumentaron un 5,8%. En comparación, en los tres trimestres que llevamos de 2023, el trabajo ha aumentado solo un 2,6%, por un 5,8% que han aumentado las retribuciones.
Si bien la economía cerrará el año con un crecimiento en el entorno del 2,4%, lo cierto es que el enfriamiento de la actividad se ha hecho más notable con el paso de los meses. El resultado ordinario neto aún arroja datos positivos, con un aumento del 15%, pero dista mucho de los incrementos del 92,1% que tuvo entre enero y septiembre del año pasado, unos meses muy influidos por el azote de la inflación. Los datos por sectores varían. En positivo están la Energía (25,2%) y el de la Información y las comunicaciones (16,9%). Al otro lado, en negativo, la industria (26,8%) y el comercio y la hostelería (15,7%).
¿Qué podemos esperar de cara al futuro? La situación en Oriente Medio ha añadido más incertidumbre a un panorama, de por sí, complejo. El conflicto entre Rusia y Ucrania y la desaceleración en China van a marcar la actividad económica. Según el último informe de BBVA Research, a corto plazo hemos de esperar un «sesgo negativo», que se verá compensado si la inflación se reduce y eso produce una mejora del poder adquisitivo, a lo que debería sumarse el fin de los efectos de la política monetaria, que podría dar lugar a reducciones de los tipos de interés ya el próximo año.
«Tanto los datos de la contabilidad nacional trimestral, como la información en tiempo real, confirman un cambio en la composición del crecimiento durante los últimos meses, donde el consumo doméstico ha ganado participación, en detrimento de las exportaciones, que han caído o se han estancado, y de la inversión privada, que no muestra tendencia alguna. En todo caso, el final de 2024 está trayendo una moderación en el avance del gasto de las familias. Estos comportamientos no estarían cambiando mucho en el 4T23, aunque se percibe una moderación del consumo privado (0,4% trimestral), sorprende la fortaleza de las exportaciones de los servicios turísticos (0,9%), mientras que, tanto la inversión (0,6%) como las ventas de bienes al exterior (1,0%), podrían corregirse al alza tras los datos decepcionantes observados hasta el tercer trimestre del año», apuntan desde el departamento de estudios de la entidad.
Además, hay que tener en cuenta que las empresas tendrán que hacer frente a gastos adicionales por dos situaciones. Por un lado, un incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) en el entorno del 4%, así como de las retribuciones por convenio en otro 3%, como negociaron sindicatos y patronal en mayo. Por otro, el mecanismo de equidad intergeneracional (MEI), que pasará de ser el 0,6% repartido 0,5 empresa y 0,1 empleado a ser el 0,7%. Es decir, un incremento de las cotizaciones que pesará en los gastos de personal.