Los beneficios empresariales ya crecen menos que los salarios y la recaudación

La remuneración de los asalariados y los impuestos sobre la producción avanzan a tasas superiores a las del PIB, con los beneficios cayendo por tercer trimestre

Una trabajadora de hostelería. EFE/Luis Tejido

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La remuneración de los asalariados y los impuestos sobre la producción están creciendo a tasas por encima del valor del producto interior bruto (PIB) a precios de mercado y muy por encima de los beneficios empresariales (excedente de explotación bruto), que encadena ya tres meses de caída.

Así se desprende de los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral publicados el viernes por el INE, correspondientes a los meses de julio a septiembre, que arrojan un crecimiento del PIB en términos nominales (es decir, incluyendo en ellos la inflación y sin deflactar) del 8,1% en comparación con hace solo un año, mientras que la remuneración de los trabajadores avanzó un 8,9%. Este concepto incluye el número de asalariados (3,9% interanual) y también el pago medio por trabajador (4,8% más).

Por su parte, los beneficios empresariales -que el INE, en su cálculo del PIB por la vía de las rentas, define como excedente de explotación bruto- se desaceleraron por tercer trimestre consecutivo, marcando un avance del 6,5% interanual, 3,3 puntos menos que en el trimestre precedente. La ralentización es notable, teniendo en cuenta que hace solo un año crecían a un ritmo del 14,6%, que se aceleró al 17,9% en el cuarto trimestre del año.

Según detalla el INE, los impuestos sobre la producción y las importaciones netos de subvenciones también se incrementaron a un ritmo superior al del crecimiento económico: en concreto, del 10,8%. En el segundo trimestre el avance era de ‘solo’ el 4,7%, por encima del 1,6% del primero. En el cuarto trimestre del año pasado la ralentización provocó que se desfondaran un 21,5% en términos interanuales.

La desaceleración de la economía es un hecho. Según los datos consolidados, la actividad económica ha perdido fuelle a lo largo del año, a la espera de los datos del cuarto trimestre, que serían similares en cuanto al ‘freno’ que los del tercer trimestre, de acuerdo con las previsiones del Banco de España o de la Airef.

Precisamente en el verano, entre julio y septiembre, la actividad se ralentizó, con un incremento en términos del producto interior bruto (PIB) del 0,3%, una décima menos que en el segundo trimestre (0,4%) y notablemente inferior que en el primero (0,6%).

La economía española habría avanzado hasta septiembre un 1,8% interanual, frente al 2% que arrojaba solo un trimestre, y un crecimiento sostenido íntegramente por el consumo interno, que se habría recuperado, mientras que la demanda externa, debido al enfriamiento de la actividad de los principales socios comerciales, habría perdido fuelle.

«Este crecimiento diferencial es muy relevante en un contexto de elevada incertidumbre internacional, subida de los tipos de interés y estancamiento de la zona euro», celebraron desde el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, que dirige la vicepresidenta Nadia Calviño.

El deflactor del PIB, que permite medir los efectos de la inflación, aumenta un 6,1% en comparación con hace solo un año, pero es cuatro décimas menor que en el trimestre pasado, lo que muestra una ralentización de los efectos de la subida de los precios en el tejido económico.

El empleo en la economía, en términos de horas trabajadas, avanzó solo un 0,1%, pero avanzó en puestos de trabajo a tiempo completo un 2,4%, ambas en comparación intertrimestral. En términos interanuales, las horas trabajadas varían un 1,9%, ocho décimas más, mientras que los puestos equivalentes lo hacen un 3,5%, cuatro décimas más, lo que implica una creación de empleo de 678.000 puestos de trabajo en solo un año.

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