Lagarde (BCE) avala la reducción de tipos, pero no define la hoja de ruta del futuro

La 'guardiana del euro' ha asegurado que los datos de inflación avalan el movimiento decretado

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. Foto: Michael Probst/Europa Press

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La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha afirmado este jueves que la decisión de recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos ha sido «unánime» y «perfectamente apropiada» a la luz de los datos de inflación recibidos por la institución, al tiempo que ha rechazado comprometerse con ninguna senda de bajadas.

«Cuando se observa la información entrante, esta confirma nuestras previsiones anteriores y refuerza nuestra confianza en que nos dirigimos hacia nuestro objetivo de manera clara. […] Pensamos que, dado ese proceso gradual de desinflación, era perfectamente apropiado moderar el grado de restricción de la política monetaria recortando el tipo de facilidad de depósitos», ha explicado Lagarde.

La ‘guardiana del euro’ ha asegurado que los datos de inflación avalan el movimiento decretado, incluso aunque las lecturas de la variable subyacente «no sean satisfactorias» dada su naturaleza «resistente» y «persistente».

En cualquier caso, el BCE aprecia una correcta transmisión de la política monetaria, cuyo tono continúa siendo «restrictivo». Así, Lagarde ha considerado «perfectamente legítimo» bajar los tipos, como revela el hecho de que ha sido respaldado de forma «unánime» por los miembros del Consejo de Gobierno.

Como ha hecho en diversas ocasiones, la responsable de la política monetaria de la eurozona ha reiterado su compromiso con devolver la inflación al objetivo del 2% y mantener el precio del dinero elevado el tiempo que sea necesario para lograrlo.

De cara a octubre, Lagarde ha insistido en que se apegarán a los datos entrantes y que se decidirá lo que proceda en esa misma cita sin comprometerse de antemano con ninguna de las opciones disponibles.

Igualmente, Lagarde ha manifestado que los informes de Mario Draghi y de Enrico Letta para reformar la Unión Europea podrían ser positivos para el BCE por cuanto implicarían una mejora de la salud económica de la eurozona, pero también por su defensa de la unión de mercado de capitales.

Ajuste técnico

Lagarde también se ha referido al ajuste técnico anunciado en marzo y que entrará en vigor el 18 de septiembre referente a los tipos de interés aplicables a las operaciones principales de financiación (MRO) y a la facilidad marginal de préstamo (MLF), que disminuirán hasta el 3,65% y el 3,90%, respectivamente.

En consecuencia, el diferencial entre la tasa de depósito y la de MRO será de 15 puntos básicos y el mantenido con la de MLF será de un cuarto de punto.

Christine Lagarde, presidenta del BCE. EFE
Christine Lagarde, presidenta del BCE. EFE

De este modo, la tasa de depósito se ha convertido ‘de facto’ en el tipo de referencia al determinar el interés que las entidades financieras reciben, o pagan de ser negativo, por mantener sus depósitos en el BCE.

Anteriormente, la tasa de refinanciación era una variable de mayor peso a la hora de informar sobre las decisiones de política monetaria del BCE. No obstante, esta ha perdido relevancia con el tiempo por el exceso de liquidez en el sistema financiero, fruto del mayor acceso de los bancos a los fondos del BCE, lo que se ha traducido en que las entidades hiciesen más uso de los depósitos.

El objetivo último del ajuste sería alinear los tipos de interés a corto plazo del mercado monetario con las decisiones del Consejo de Gobierno, así como retirar la liquidez sobrante del sistema con el fin de que no interfiera en la correcta transmisión de la política monetaria.

Estado macroeconómico actual

La exministra francesa de Economía ha afirmado que el PIB de la eurozona creció un 0,2% en el segundo trimestre, por debajo de lo esperado por el propio BCE ante los «vientos de cara» encarados por la economía, si bien se anticipa que la recuperación se acelere a medida que crezcan los ingresos reales de las familias y consuman más.

Este crecimiento se debió, principalmente, a las exportaciones y al gasto público. La demanda interna se debilitó porque los hogares gastaron menos, las empresas redujeron sus inversiones y cayó la inversión en vivienda. Después, mientras que los servicios impulsaron el crecimiento, la industria y la construcción detrajeron del PIB.

El mercado laboral siguió resistiendo tras mantenerse la tasa de desempleo prácticamente sin cambios en julio, en el 6,4%. Al mismo tiempo, el crecimiento del empleo se ralentizó hasta el 0,2% en el segundo trimestre, frente al 0,3% del primero.

Los indicadores de las encuestas más recientes apuntarían a una mayor moderación de la demanda de mano de obra y una tasa de vacantes cercana a los niveles anteriores a la pandemia.

El organismo dirigido por Lagarde ha indicado que la inflación anual cayó cuatro décimas en agosto, hasta el 2,2%, con un comportamiento divergente entre la inflación industrial, que retrocedió un 0,4% en agosto frente a una disminución previa del 0,7%, y la de servicios, que repuntó dos décimas, al 4,2%, por ser sensible a las revalorizaciones de los salarios.

Riesgos

Según el BCE, los riesgos para el crecimiento futuro seguirán escorados a la baja por las tensiones geopolíticas, que pesarían sobre la demanda de las exportaciones europeas y sobre la confianza de las familias y empresas.

El crecimiento también podría ser menor, añade, si los efectos retardados del endurecimiento de la política monetaria resultan más fuertes de lo previsto.

Por el contrario, el crecimiento podría sorprender al alza si la inflación cede más deprisa que en los pronósticos y aumentan la confianza y los ingresos reales por su consiguiente impacto sobre el consumo, según el BCE. En esta línea, también podría registrarse un mayor dinamismo en Europa si la economía mundial mejora.

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