La plantilla de Bankia se blindó en julio ante el cierre de oficinas
Los sindicatos de Bankia firmaron un acuerdo hace dos meses para que el cierre de una oficina no comporte despidos, lo que obligará a Caixabank a negociar
Fue premonitorio y, sobre todo, oportuno. En julio, hace menos de dos meses, la plantilla de Bankia firmó un acuerdo que blinda a sus empleados ante el cierre de oficinas. Esta rúbrica dificulta el ERE que Caixabank y la entidad valenciano-madrileña realizarán si completan su fusión y obliga a las entidades a negociar y rascarse el bolsillo si quieren completar la reestructuración del que será el mayor banco de España.
Caixabank y Bankia trabajan a destajo para cerrar su fusión antes de final de año. Después de que sendos consejos de administración aprobaran, hace una semana, el inicio de las due diligence previas a la operación, los directivos de ambas entidades estudian aspectos como el canje de acciones y las sinergias entre ellas, que se centrarán en eliminar duplicidades en las sucursales y en las sedes centrales.
En las oficinas los recortes son inevitables. Como en todas las fusiones bancarias de los últimos 12 años, las entidades tienen muchas oficinas cercanas, en la misma calle e incluso una al lado de otra, lo que supone que se cerrarán las que se consideren innecesarias o menos rentables. El sector ya estaba inmerso en una reducción de la red, como Caixabank, con menos sucursales pero más grandes, por lo que es evidente que lo último que quieren es ampliar su presencia en las ciudades y pueblos de España, el país europeo con más oficinas por habitante.
La previsión del sector, como es el caso de los analistas de Barclays, es que la entidad resultante de la unión de estas dos antiguas cajas tendrá que cerrar una de cada cuatro oficinas; por tanto, casi toda la red de Bankia. Ello que no significa que todas las que cierren sean del banco que preside José Ignacio Goirigolzarri, dependerá de cada caso y de qué sucursal tenga mejor ubicación.
El cierre de unas 1.500 de las cerca de 6.000 oficinas que suman ambos bancos supondrá la salida de entre 5.000 y 8.000 empleados, según varias estimaciones. Pero bajar la persiana de una sucursal no podrá suponer el despido automático de sus trabajadores. Podría haber sido así, Bankia lo planteó en una negociación con los sindicatos este mismo verano, pero los representantes de la plantilla lograron una acuerdo que ahora les blinda.
Bankia tendrá que recolocar a los empleados de oficinas y hacer una oferta
El 15 de julio pasado, la entidad y los sindicatos CCOO y UGT firmaron el acuerdo laboral que fomenta la movilidad geográfica. El cierre de un centro de trabajo no supondrá, según el documento al que ha tenido acceso Economía Digital, la extinción de sus puestos de trabajo sino que la compañía deberá ofrecer el traslado a otra oficina o centro de trabajo.
La firma de este acuerdo era un intento por parte de los sindicatos de protegerse ante el previsible cierre de sucursales por la crisis del coronavirus, aunque ahora ha cobrado mayor sentido. El pacto no impide los despidos sino que los dificulta y encarece, pues obligará a la entidad resultante de la fusión de Bankia y Caixabank a primar la voluntariedad y la movilidad, lo que encarecerá la reestructuración.
Lo que pasará es lo siguiente: como no pueden despedirse y se les debe ofrecer el traslado, cuando se planteen los despidos, deberá pactarse con los sindicatos una oferta a la que se apunten voluntarios, en especial los de mayor edad.
Barclays calcula que los recortes en oficinas, con 5.000 bajas, le costarán 1.100 millones de euros. Lo cierto es que tanto el banco que dirige Gonzalo Gortázar como el de José Sevilla ya han recortado empleo y realizado varias prejubilaciones en los últimos años, por lo que cada vez tienen que bajar más la edad de los afectados, lo que también encarece las salidas. Si a eso le sumamos que el Estado, con Unidas Podemos en el Gobierno, será el segundo accionista, todos los factores indican que el ERE del primer banco de España será caro.