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La economía se desacelera en el arranque de 2025, con un crecimiento del PIB del 0,6%
En términos interanuales, la economía española crece a un ritmo del 2,8%, seis décimas menos que el trimestre anterior
Plaza Mayor de Madrid
La economía española ya está sufriendo los efectos de la incertidumbre a escala global. A pesar de que el tejido productivo español parecía ajeno a los grandes acontecimientos mundiales -sin saber todavía cuáles han sido realmente los efectos del apagón de 12 horas que tuvo lugar este lunes-, el crecimiento del producto interior bruto (PIB) se desaceleró en el primer trimestre de 2025 al 0,6%, un buen dato pero una décima por debajo del cierre de 2024.
Los datos de avance que publica hoy el INE muestran que este frenazo también se traslada al dato interanual, comparando con el mismo periodo del año anterior, ya que si la economía española crecía a un ritmo del 3,3% al cierre de 2024, se ha desacelerado hasta el 2,8% al cierre de marzo.
El INE ha revisado a la baja ligeramente los datos del segundo semestre del año pasado, recortando de un crecimiento del 0,8% en el tercer y en el cuarto trimestres a un 0,7% en ambos casos.
A la incertidumbre hay que sumarle el hecho de que la Semana Santa, uno de los grandes motores de actividad de nuestro tejido productivo, ha coincidido enteramente fuera del primer trimestre, un componente estacional que ya afectó a los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicados este lunes, antes del Gran Apagón.
De las seis décimas que avanzó el PIB entre enero y marzo, cuatro estuvieron impulsadas la demanda interna y dos por el sector exterior. Un comportamiento que también se refleja en los datos interanuales: a cierre del primer trimestre, el consumo nacional explicaba 3,2 puntos porcentuales del crecimiento, pero la demanda externa restó cuatro décimas, hasta el 2,8%. Esto es así porque las importaciones ‘restan’ crecimiento, y un consumo interno fuerte suele llevar aparejado un aumento de las importaciones de otros países.
El crecimiento estuvo en buena parte impulsado por la inversión, medida como Formación Bruta de Capital Fijo, que creció un 1,1% en términos trimestrales y un 4,1% en términos interanuales, mostrando la recuperación de la variable más rezagada de la demanda desde la pandemia.
Por el lado de la oferta, todos los grandes sectores de actividad presentaron tasas positivas en su valor añadido. Así, las ramas industriales aumentaron un 1,1% intertrimestral. Dentro de las mismas, la industria manufacturera aumentó su tasa en tres décimas, hasta el 0,8%.
El valor añadido bruto de la Construcción creció un 0,4% intertrimestral, 2,2 puntos menos que en el trimestre anterior. Y la tasa del valor añadido bruto de los Servicios se moderó seis décimas, hasta el 0,3%. Por su parte, las ramas primarias registraron una variación del 7,1%, frente al -0,7% del trimestre anterior.
En una valoración remitida a los medios de comunicación, el Ministerio de Economía que dirige Carlos Cuerpo destaca que los datos conocidos este martes -junto con la ralentización de la inflación- «reflejan el mantenimiento de la fortaleza y crecimiento equilibrado de la economía española, que será la economía desarrolla que más crezca en 2025, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional».
En cuanto al dato de inflación, el Índice de Precios al Consumo se situó en el 2,2%, frente al 2,3% de un trimestre precedente, gracias a la bajada de los precios del gas (que subieron en abril del año pasado) y a la de los precios de la luz, que cayeron más que en abril del año pasado. También se redujo el coste de los carburantes, que el año pasado aumentaron. El dato subyacente, que excluye los precios más volátiles de la energía y los alimentos frescos, escaló al 2,4% (cuatro décimas más).