La contrarreloj de Nadia Calviño para frenar el pesimismo
El miedo al impacto de la reforma laboral en el empleo, puede dar otro golpe a la confianza de los españoles y dañar la economía o el rating
El nuevo gobierno español se reúne por primera vez este martes y, si los mensajes que ha ido lanzando Pedro Sánchez no se quedan en el cajón, fortalecer la economía será un eje clave. Aunque el gabinete económico está liderado por Nadia Calviño, moderada y muy valorada en Europa, la irrupción en el gobierno de Unidas-Podemos y de la nueva ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha demostrado que la formación de Pablo Iglesias va a convertir la derogación de la reforma laboral en uno de sus caballos de batalla esta legislatura.
En su toma de posesión, Díaz repasó los objetivos de su ministerio «derogar la reforma laboral, hacer defender la Constitución, tener salarios que permitan vivir con dignidad…» enumeró, dando vida a alguno de los peores temores de los empresarios españoles.
Una posible reversión de las mejoras logradas en materia de despidos, podría, al menos, condicionar las contrataciones antes que se despeje la magnitud de la reforma, e impulsar el pesimismo que sobre el empleo y la economía está calando entre los españoles. Un mal estado de ánimo de los consumidores es un riesgo para la salud económica por sus posibles efectos adversos en el consumo y en la inversión empresarial (la extranjera ya ha sufrido una fuerte marcha atrás).
Este contexto pone delante de Nadia Calviño, María Jesús Montero y Pedro Sánchez un cóctel complicado, cuyos ingredientes Moody’s ha ido repasando en los últimos meses. Justo después de las elecciones, la agencia de calificación alertaba de que dar marcha atrás a la reforma laboral era uno de los riesgos para el rating de España. Este lunes, mientras los nuevos ministros aceptaban sus cargos, la agencia de calificación alertaba de la caída de la confianza del consumidor español. El descenso «refleja un incremento de las preocupaciones de los consumidores españoles sobre la economía nacional y el empleo. Anticipamos que tendrán más dificultades para pagar sus créditos al consumo debido a la moderación en el crecimiento de la economía española», adelantaba Moody’s.
El empleo y la dependencia de las finanzas españolas
El equipo económico del nuevo gobierno sabe que el margen de maniobra para aumentar el gasto es reducido. Si se cumple con lo previsto, una de sus primeras medidas, que se anunciará este martes, será aprobar la revalorización de las pensiones un 0,9%. Este paso comprometerá recursos, que serán mayores en la medida en que la economía está en buena forma. La recaudación por IVA o por IRPF mejorará de la mano de la economía, por lo que, el nuevo Ejecutivo necesita que las empresas continúen creando empleo, así que habría que convencerlas de que no deben ser pesimistas.
Además de Moody’s, que reconoce que los españoles cada vez está más preocupados por las perspectivas del mercado laboral, son varias las instituciones que han advertido de los síntomas de ralentización en la creación de empleo, como el Banco de España o Funcas.
Con la Seguridad Social siendo deficitaria -además de revisar el modelo de pensiones es necesario que se incremente el número de cotizantes-, y aunque se creen nuevos tributos que disparen la recaudación, España es muy dependiente de que el mercado la financie. Con un endeudamiento que roza el 100 por 100 del PIB, el encarecimiento de los intereses de la deuda –algo que ya está sucediendo– quitaría mucha flexibilidad presupuestaria.
Aunque el Banco Central Europeo (BCE) está ayudando a que la financiación sea más barata que nunca gracias a sus programas de recompra de activos, el pago de intereses de la deuda se come una parte importante de los Presupuestos del Estado.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en su proyecto de Presupuestos para 2019 calculaba que el desembolso de intereses costaría a las arcas públicas casi 32.000 millones; más del doble del ministerio con más presupuesto (13.596 millones), que era el ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Un peor ratinng no sería positivo ni para el coste de la deuda española, ni para la financiación del resto de nuestra economía (banca, empresa y familias). Los bancos, por si acaso, han comenzado el año con emisiones multimillonarias de bonos. Mejor prevenir, que jugársela a lo que pueda venir.