La Airef pronostica cinco años de desaceleración por el freno en la inversión y la productividad
La menor eficiencia de la economía española, sumado a la falta de inversión, que aún no ha recuperado los niveles prepandemia, ponen en riesgo que la economía mantenga el vigor durante el próximo lustro
El comportamiento de la economía española en los últimos años ha sorprendido a propios y extraños: si bien 2023 parecía que se haría cuesta arriba a nuestro país, el crecimiento del producto interior bruto (PIB) fue del 2,5%, cinco veces el de la eurozona y más del doble del previsto por todos los analistas en los primeros meses del año.
El ejercicio 2024 ha comenzado también con vigor, aunque el ímpetu con el que la actividad salió del confinamiento parece estar disipándose y dos de las principales afecciones del tejido productivo comienzan a cobrar importancia: la falta de inversión y la raquítica productividad.
Así lo ha advertido la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) en su Informe sobre los Presupuestos Iniciales de las Administraciones Públicas 2024, que actualiza el cuadro macroeconómico del organismo para este ejercicio y también el escenario de previsión a medio plazo, hasta 2028, coincidiendo con los plazos del plan de ajuste fiscal que tendrá que presentar el Gobierno a Bruselas en septiembre, debido al nuevo marco de gobernanza económica.
Los dos riesgos del escenario macro
«El crecimiento económico se ha basado en un comportamiento muy débil de la inversión», recordó Cristina Herrero, presidenta del organismo, durante la rueda de prensa de presentación. «Cabe preguntarse si este comportamiento unido a la evolución de la productividad puede lastrar la capacidad de crecimiento de los últimos años», indicó la economista.
A medio plazo, la Airef estima que el crecimiento del PIB irá desacelerándose hasta converger con el crecimiento potencial de la actividad, que se estima en el entorno del 1,3% anual. La desaceleración comenzó el pasado año pero se extenderá hasta 2028: si en 2023 el avance fue del 2,5%, frente al 5,8% de 2022, en 2024 se estima que sea del 2%. Mejor que en previsiones anteriores y con un vigoroso arranque de año. Pero, de nuevo, a la baja.
Así, las estimaciones de la división ‘macro’ del organismo ven que se irá aplanando esta curva en el próximo lustro: 1,9% en 2025; 1,7% en 2026; 1,6% en 2027; y 1,5% en 2028.
La inversión es un 3,5% inferior a 2019
Y, de nuevo, los motores para favorecer el crecimiento sano a largo son dos de los componentes que aún no se han recuperado tras el choque del COVID-19. Ni la Formación Bruta de Capital Fijo -el componente de la Contabilidad Nacional que recoge la inversión- ni la productividad -el indicador que arroja la eficiencia del uso de recursos, dividiendo el total de la actividad sobre el empleo requerido-.
La productividad por empleado, tomando como base 2015, crecía un 1% en 2019. El efecto de la pandemia provocó un desplome de siete puntos en este indicador en 2020. Y, pese a un repunte al nivel de 2015 en 2022, el año pasado cerró de nuevo un 1% por debajo. En resumen: seis años después, la economía es menos eficiente.
Y, fundamentalmente, la falta de inversión es una de las razones. En comparación con 2019, solo la inversión en productos de la propiedad intelectual ha experimentado un repunte del 8,5%. Del resto de variables, todas están por debajo del nivel prepandemia. En total, la inversión sigue un 3,5% de la marca de entonces, siendo el comportamiento de esta variable en España, junto con Alemania, los dos peores de la eurozona. Y siendo Alemania -como recordó la directora de la División de Análisis Económico de la Airef, Esther Gordo- un país en crisis industrial, frente a la buena salud de España.
¿Cuáles son las razones? Dos, en resumen: por un lado, la restricción de las condiciones financieras y, sobre todo, que el crecimiento de la economía en los últimos años ha estado basado en el consumo público y las exportaciones de servicios, que requieren de menor inversión en capital físico.
«En el contexto de incertidumbre actual, la aceleración de ambos componentes de la inversión se encuentra condicionada de manera fundamental al despliegue de los proyectos asociados al PRTR y al desvanecimiento del impacto negativo del endurecimiento de las condiciones de financiación de la economía», apunta la Airef en su informe.