Inquietud en el equipo de Yolanda Díaz por la victoria de Cuerva (Cepyme) frente a Garamendi (CEOE)

En el Ejecutivo siguen con atención la guerra en el seno de la patronal y preocupa que el presidente de Cepyme, con posiciones más duras, esté ganando el pulso

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En el Gobierno siguen muy de cerca, y prácticamente paso a paso, la guerra interna entre el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y el líder de Cepyme, Gerardo Cuerva, por el control de esta última patronal y hay preocupación, mucha, por la victoria de Cuerva en el pulso de esta semana sobre la eliminación de la delegación de voto de cara a las elecciones para la presidencia de la organización.

Fuentes del Ministerio de Trabajo explican a ECONOMÍA DIGITAL que el tanto de Cuerva en la Junta Directiva de esta semana deja en una mala posición al empresario vasco y evidencia que algo se está moviendo en el seno de la patronal, un movimiento más político e ideológico que puramente empresarial.

De hecho, en las altas esferas del Ejecutivo vinculan esta profunda división en la patronal, con dos facciones separadas por cómo afrontar la relación con el Ejecutivo, la que ha impedido la consecución de acuerdos sociales de calado en los dos últimos años, singularmente en cuanto a la reducción de la jornada laboral.

La situación de Garamendi es complicada, creen en el Gobierno, ya que el vasco no ha sabido atajar los movimientos en la organización. El martes se votó en la Junta Directiva de Cepyme la modificación del sistema de delegación de voto que lo limita a seis representaciones por persona y lo elimina en el caso de los procesos electorales, un sistema análogo al de CEOE y al de ATA.

A esa Junta acudieron 56 personas y 70 delegaron su voto. Los resultados fueron de 64 a favor de la propuesta de Cuerva y 55 en contra, con tres votos en blanco. Aunque los de Garamendi ya han planteado impugnar esa votación, ya que fue rechazada en el Comité Ejecutivo previo, de momento la normativa está en vigor.

En el Ejecutivo apuntan que Garamendi, que consiguió labrarse una figura de hombre de Estado con la negociación de los acuerdos sociales durante lo más duro de la pandemia, no ha sabido aguantar las presiones ni surfear esa ola reaccionaria que ha politizado la organización. Un ejemplo es la foto con Javier Milei, el presidente de Argentina, cuando acudió el año pasado en una visita que no tuvo el carácter de oficial. El retrato le ha traído muchos dolores de cabeza al empresario vasco.

Además, tampoco gusta en el Gobierno que Cuerva haya hecho esa demostración de fuerza en ese primer trámite antes de la convocatoria de las elecciones. En Cepyme defienden el tono duro con el Gobierno y, de hecho, promovieron un manifiesto el verano pasado en defensa de la empresa que fue amadrinado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Un documento que sorprendió por su dureza y que rompió los puentes entre Garamendi y Cuerva.

Fuentes de la patronal de la pequeña empresa explican que la propuesta de modificación del reglamento no se hizo para evitar un posible golpe de mano de Garamendi y relevar a Cuerva de la presidencia. Lo hicieron, aducen, porque desde CEOE se estaban trasladando coacciones económicas y patrimoniales a algunos socios de la organización empresarial. Todo para que delegaran ya su voto en unas elecciones que aún no están convocadas y que, como pronto, tendrán lugar en abril o en mayo.

De hecho, y después de esta primera victoria en el pulso soterrado que tienen con Garamendi, en el entorno de Cuerva están dispuestos a repetir la votación para evitar una guerra judicial e, incluso, a presentar su candidatura con el sistema de voto delegado.

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