Hostelería y comercio reciben cerca del 40% del golpe total al empleo
Un total de 3,24 millones de trabajadores y autónomos de estos sectores se encontraban parados, sin poder tener actividad, o en ERTE a 31 de mayo
Los economistas continúan sugiriendo al Ejecutivo de Pedro Sánchez ideas novedosas para evitar que la crisis del coronavirus genere nuevas cicatrices en el ya complejo mercado laboral español. El grupo de trabajo que está integrado en la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) defendía este lunes crear una estructura de incentivos para que los trabajadores en ERTE de los sectores más dañados tuvieran posibilidades de reciclarse para engancharse a industrias más dinámicas. Este es del modelo que defendia hace pocos días Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, en una entrevista para Economía Digital.
De acuerdo con el estudio de Fedea, existen una serie de sectores especialmente tocados por la crisis a nivel de empleo, a los que podría costarles recuperarse más que a otros. Por ejemplo, los sectores de hostelería y comercial (muy ligados entre ellos y también con el turismo).
En concreto, hasta el 31 de mayo, el 38,8% de los trabajadores que se encontraban en paro, dentro de un ERTE o que habían solicitado la prestación por cese de actividad, formaban parte de estos dos sectores. En total, 3,24 millones de españoles, de los que el 19,9% estaban integrados en la hostelería, y el 18,9%, en el grupo que integra al comercio al por mayor y al por menor y la reparación de vehículos (se publican los datos agrupados).
Otro forma de enfocar los ERTE
Al cierre del mes pasado, el total de trabajadores y autónomos que se encontraban dentro de todos estos supuestos, alcanzaron los 8,365 millones. La cifra debería haberse ido reduciendo en junio, a media que se recuperaba la actividad económica durante la desescalada, pero este grupo de economistas duda de que la recuperación vaya a ser capaz de devolver a cada uno a su situación previa, y por eso aboga por modelos de ERTE novedosos.
«Para fomentar la movilidad laboral de empresas y sectores con un exceso de mano de obra a otras empresas y sectores con empleo creciente, se debería contemplar la compatibilidad temporal y parcial entre la prestación por desempleo y el salario si un trabajador acogido a un ERTE acepta otro empleo o inicia una actividad por cuenta propia», proponen. Su demanda estaría muy en línea con lo que las empresas comerciales habrían pedido durante su panel en las jornadas de la CEOE.
Fedea también aboga por cambios relevantes en los ERTE futuros, en lo que se refiere a las limitaciones al despido, así como en estos últimos. Los economistas proponen que, a partir del 30 de junio, cuando finalicen los ERTE de fuerza mayo aprobados durante el estado de alarma, los empresarios recuperen la posibilidad de volver a despedir «por razones económicas, productivas u organizativas relacionadas con la pandemia», señalan en el documento hecho público este lunes.
En paralelo, abogan para que la posible prórroga de los expedientes temporales de empleo elimine las penalizaciones por despido, excepto en el caso de que sean improcedentes. «La exigencia de mantenimiento de empleo en ERTE por causa de fuerza mayor debe limitarse a que no existan despidos declarados improcedentes o nulos, y la devolución de cotizaciones limitarse exclusivamente a cada trabajador así despedido», recomiendan. Al cierre de este artículo, todavía se desconocía si finalmente el ministerio de Empleo y los sindicatos y las patronales empresarales habían conseguido un pacto para alargar estos expedientes, que para todos los casos resultan imprescindibles.
Desde Fedea, asimismo, proponen cambios en el mercado laboral, con políticas especialmente activas en el caso de los jóvenes -la tasa de paro juvenil está en crecimiento- y enfocadas a «reintegrar a los colectivos más vulnerables, en especial, aquellos trabajadores de los sectores más afectados por la crisis que requieran de nuevas competencias para conservar su empleo o conseguir uno nuevo en otra ocupación o sector», recomiendan.
En esta línea, solicitan incentivos que corrijan la complacencia en los receptores de rentas y subsidios, en lo que parece una alusión a la renta mínima. «No se trata sólo de inyectar más recursos, sino que estos principios de eficacia y eficiencia en la gestión de las políticas de empleo no acaben siendo vanos dentro de estrategias, planes y convocatorias inadecuadas. Han de llevarse a la práctica iniciativas con posibilidades ciertas de facilitar a los trabajadores y empresas una salida de esta crisis y, además, sirvan de base para una modernización real de nuestro mercado laboral, que se equipare con el de los de los países más avanzados de nuestro entorno», instan al Gobierno.