Hacienda aprieta: el nuevo impuesto al vapeo costará un dineral a los consumidores
El vapeo, aunque percibido como una alternativa menos dañina al cigarrillo tradicional, puede tener consecuencias negativas para la salud
Desde hace unos años, el vapeo se ha introducido con fuerza en la sociedad. Vapear se trata del acto de inhalar y exhalar el vapor producido por un dispositivo electrónico llamado vapeador o e-cigarrillo. Este dispositivo calienta un líquido llamado e-líquido o vapeo líquido, que generalmente contiene una mezcla de propilenglicol, glicerina vegetal, nicotina y saborizantes.
Llegó como una alternativa para aquellos que estuvieran pensando en dejar de fumar, ya que es similar a los cigarrillos tradicionales, con la diferencia de que no implica la combustión del tabaco, reduciendo el humo y otras sustancias tóxicas. Actualmente, muchas personas que nunca han consumido tabaco se han apuntado a la moda.
Sin embargo, el vapeo no está exento de riesgos para la salud, ya que, aunque no sea tan perjudicial como el tabaco, los efectos a largo plazo en el sistema respiratorio existen, tanto para el consumidor como para aquellos que están a su alrededor. El problema es que vapear se puede realizar en cualquier lugar, no existen tantas regulaciones como con el tabaco.
Preocupa especialmente el uso del vapeador en personas jóvenes, quienes han mostrado un mayor aumento en el consumo en los últimos años. Muchos utilizan cigarrillos electrónicos desechables que pueden adquirir en estancos y páginas online. Estos tienen un uso establecido por caladas y su precio es barato, uno de los motivos que han provocado un aumento.
El impuesto del vapeo que llegará en 2025
Con la misión de combatir con el aumento del vapeo en España, a partir del 1 de enero de 2025, entrará en vigor nuevos impuestos que afectará a los cigarrillos electrónicos y al tabaco. Con estas nuevas cuotas, el Gobierno espera generar mayores ingresos fiscales y tratar de frenar la subida del consumo.
Según la enmienda presentada por el PSOE, el líquido para cigarrillos electrónicos y vapeo será gravado con un impuesto de 0,15 euros por mililitro si contiene menos de 15 miligramos de nicotina por mililitro. En el caso de productos con una concentración superior, la tasa será de 0,20 euros por mililitro. Además, las bolsas de nicotina y otros productos derivados pagarán un impuesto de 0,10 euros por gramo.
Esta subida se espera que tenga un impacto de 219 euros por consumidor, una cantidad lo suficientemente alta para tratar de frenar su consumo. De hecho, el PSOE argumenta que esta medida responde al creciente uso de vapeadores, especialmente entre los más jóvenes, y la necesidad de regular este sector ante la espera de una directiva europea que establezca una normativa común para la fiscalidad de estos productos.
Como sucede año tras año, con el objetivo de frenar el tabaquismo, los impuestos al tabaco también subirán, una medida que no solo contribuirá a aumentar los ingresos fiscales de las Comunidades Autónomas, sino que también servirá como una herramienta de política sanitaria. La medida busca desincentivar el consumo de tabaco, un hábito maligno que sigue siendo una de las principales preocupaciones de salud pública.
Las consecuencias del vapeo
Aunque puede ser menos dañino que fumar tabaco, el vapeo no está exento de riesgos para la salud. Al igual que con los cigarros, los aerosoles de los vaporizadores pueden irritar los pulmones ya que incluyen sustancias químicas como el propilenglicol, glicerina vegetal y saborizantes.
De hecho, ya se han vinculado al vapeo afecciones como EVALI (lesión pulmonar asociada al uso de cigarrillos electrónicos) y síntomas similares al asma o bronquitis crónica. Además, puede producir irritación de garganta y problemas en las encías y dientes, así como una sensación de sequedad vocal.
Al igual que sucede con el tabaco, los vapeadores también contienen nicotina, una sustancia tóxica y extremadamente adictiva que afecta sobre todo a las personas más jóvenes. Lo que empieza siendo un acto poco habitual, se convierte en una rutina perjudicial para la salud.