Greenpeace condena el abandono de la reducción de pesticidas en Bruselas: un «regalo envenenado» para los agricultores
"Sin un medio ambiente sano no habrá una agricultura a corto, medio y largo plazo", advierte Greenpeace sobre la decisión de Ursula Von der Leyen.
La organización ambiental Greenpeace calificó este miércoles de «regalo envenenado» a los agricultores que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, haya anunciado que retirará la propuesta de normativa para reducir en un 50% el uso de pesticidas químicos para 2030, en un contexto de protestas agrarias iniciadas en Francia y secundadas en España.
Greenpeace subrayó que esa decisión «inadmisible y claramente perjudicial» de «supuesto apoyo» al sector agrario consiste «paradójicamente en envenenar el campo». «Este tipo de anuncios contribuyen al descrédito de nuestra agricultura en lugar de protegerla», señala Helena Moreno, responsable de agricultura de Greenpeace.
Moreno añadió: «Entendemos y apoyamos numerosas reivindicaciones del sector agrario. Por eso, no comprendemos que se les quiera hacer este regalo envenenado».
Además, apuntó que Bruselas no apoya a los agricultores, «asfixiados por la diferencia de precios entre la producción y la venta o por la competencia desleal», sino que la renuncia a reducir los pesticidas supone «un regalo para el lobby agroindustrial».
Según la organización ecologista, los plaguicidas son «un grave problema ambiental» para la biodiversidad y la contaminación de suelos y aguas, así como «un problema para la salud» de los agricultores y «una amenaza para el modelo de negocio de los productores, por el fuerte rechazo que generan entre los consumidores».
«Enorme coste»
Greenpeace indicó que algunos estudios señalan «el enorme coste, no solo social y humano, sino económico» de los plaguicidas en la agricultura europea, cifrado en unos 2.300 millones de euros anuales en tratamiento de enfermedades, descontaminación de aguas, subvenciones para los fabricantes de plaguicidas o exenciones fiscales. Este coste es más del doble de los beneficios empresariales de este sector, de unos 900 millones netos en la UE, según Greenpeace.
En España, el sistema alimentario actual, dependiente de plaguicidas, tiene unos costes ocultos en los ámbitos de salud, medioambiental y social cercanos a 150.000 millones de dólares en 2020, equivalente al gasto total público en salud y educación en un año.
Según Greenpeace, el lobby agroquímico gasta unos 10 millones de euros anuales en influir en la agenda política de las instituciones europeas. España fue el país de la UE que más plaguicidas utilizó en 2020, con 75.774 toneladas, según un reciente estudio de Amigos de la Tierra.
El uso de plaguicidas provoca unos 385 millones de casos de intoxicación no intencional cada año en el mundo y los agricultores son las principales víctimas, con unas 11.000 muertes anuales, según datos de la ONU.
«Esta crisis del campo no se solucionará eliminando las mínimas normas ambientales actuales. No hay agricultura sin biodiversidad. Y sin un medio ambiente sano no habrá una agricultura a corto, medio y largo plazo», concluyó Moreno.