Hernández de Cos aboga por un análisis más profundo de la brecha de género

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, afirmó este jueves que el análisis sobre las diferencias de género o de otras características de los trabajadores tiene que ser «más profundo» que elaborar desgloses y medias.

Así lo dijo el gobernador en un mensaje para inaugurar la quinta conferencia sobre Diversidad, Equidad e Inclusión en Economía, en Finanzas y en Banca Central, co-organizada en el Banco de España junto al Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo (BCE).

En su mensaje, Hernández de Cos defendió contar con perspectivas e ideas diversas, como las de las mujeres, para tomar las mejores decisiones. Apuntó que el Banco de España ha pasado de tener un 32% de mujeres en el año 2000 al 51% en 2023, aunque la presencia femenina en puestos directivos baja al 43%.

El gobernador hizo referencia a un estudio del BCE y el Banco de España en el que los autores detectan que el sesgo por género se debe en parte a preferencias, pues la progresión salarial entre las mujeres es mejor que entre los hombres y la brecha emerge unos años después de ser contratadas pese a que las condiciones de entrada fueron similares. Según Hernández de Cos, esta diferencia desapareció después de 2010 cuando el BCE lanzó un compromiso público con la diversidad.

Del lado del Banco de España, el gobernador comentó que se está trabajando en analizar microdatos para entender mejor las diferencias y que regularmente se examinan esas diferencias de género en el desarrollo de la carrera profesional. Apuntó que además del género, otros factores como la edad son «cruciales» para asegurar un mix «adecuado» de perspectivas.

Hernández de Cos también resaltó que los estudios muestran que la presencia de discriminación en algunas normas «puede afectar a los hogares y a las decisiones financieras» y algunos estudios del organismo evidencian que las mujeres que emprenden son menos propensas a pedir un crédito en el primer año de funcionamiento mientras que quienes lo reciben tienen menos probabilidad de que su negocio quiebre frente a una empresa dirigida por un hombre.