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El gasto público crece tres veces más que el PIB desde la pandemia y la inversión no se recupera
Desde el cuarto trimestre de 2019 el PIB ha crecido un 6,6%, mientras que el consumo del Estado ha avanzado un 19,8%
El consumo de las Administraciones Públicas ha crecido un 19,8% desde el cuarto trimestre de 2019, justo antes de que estallara la pandemia de COVID-19, mientras que el producto interior bruto (PIB) lo ha hecho en un 6,6%, tres veces menos, lo que muestra el impulso que ha dado el Estado al crecimiento económico.
Por contra, la formación bruta de capital fijo, la variable dentro de la Contabilidad nacional que recoge la inversión productiva, aún no ha recuperado el listón previo a la pandemia, estando ligeramente por debajo (0,6 puntos).
Así se desprende de los últimos datos de la Contabilidad Nacional Trimestral que ha publicado el INE esta semana, que confirmó que la economía española mantiene el buen ritmo, con un incremento del 0,8% del PIB entre julio y septiembre, que eleva el crecimiento económico al 3,3% interanual.
En este tercer trimestre tuvo un papel importantísimo el consumo interno, que creció a la mayor tasa en más de un año (1,5%), impulsado, sobre todo, por el gasto en consumo final de las Administraciones Públicas, que subió un 2,5% en estos tres meses. Una subida que, si nos fijamos en la variación interanual, escala al 5,1%.
De acuerdo con las proyecciones del Banco de España para el último trimestre de este año, el consumo público (una variable que incluye algunas variables como el pago a funcionarios) crecerá un 4,2% en comparación con 2023, cuando las anteriores previsiones, de septiembre, limitaban el avance al 1,8%. El consenso de los analistas apuntaba a que esta partida tendría un comportamiento más controlado este año, ante la falta de Presupuestos para el ejercicio y debido a la reactivación de las reglas fiscales.
Según el análisis de la institución, esta variable ha sumado cerca de un punto porcentual del PIB al crecimiento económico de 2023 y también de 2024, aportaciones que deberían recortarse de cara a los próximos ejercicios. Esto es debido al Plan Fiscal Estructural a Medio Plazo, el nuevo documento clave de las reglas fiscales europeas, en el que el Gobierno se comprometió a limitar los incrementos del gasto neto en torno al 3% hasta 2031. Pero, a la luz de los datos más recientes, el Banco de España estima que el ajuste necesario para cumplir con Bruselas tendrá que ser ligeramente superior.
El Instituto de Estudios Económicos (IEE) calculó en su último informe de coyuntura económica que el consumo público ha sumado 3,6 puntos porcentuales al crecimiento económico desde la pandemia, más de la mitad de los 6,6 puntos que ha avanzado el PIB.
"A partir de 2022, el gasto público ha superado, consistentemente, los niveles de 2019, consolidándose como un elemento estructural en el Presupuesto, lo cual limita el margen de maniobra de la política fiscal y compromete su sostenibilidad ante el reto demográfico, las inversiones necesarias en digitalización o cambio climático, y los compromisos en términos de defensa", advierte el centro de estudios de la CEOE.
Sobre la inversión, a los analistas sigue sorprendido su atonía a pesar del crecimiento económico. Una de las razones esgrimidas es, más allá del signo de la política monetaria, el aumento de la incertidumbre vinculada a la política. La última Encuesta a las empresas que efectuó el Banco de España arrojó un crecimiento de esta variable, el principal factor de preocupación para las compañías, justo cuando se negociaba la reforma fiscal del Gobierno.
Pero no solo el Banco de España, que dirige José Luis Escrivá, constata estas dudas en la empresa. Una encuesta del Banco de Europeo de Inversiones (BEI), que lidera desde hace un año la ex vicepresidenta Nadia Calviño, también arrojó que las empresas españolas creen que esta incertidumbre a futuro es el mayor obstáculo a la hora de efectuar sus inversiones.