Fusión Caixabank-Bankia: Goirigolzarri reparte el último as a Calviño
Bankia cierra su ciclo como independiente no tan lejos del compromiso de generar 2.500M en dividendos en tres años, lo que le da más peso en el nuevo grupo
En la presentación de resultados de 2019, José Ignacio Goirigolzarri, presidente del banco, mantenía que Bankia estaba en suficiente buena forma como para cumplir con uno de sus grandes objetivos estratégicos, que era repartir 2.500 millones en dividendos. La pandemia, le obligó a retractarse en marzo, pero el equipo del banquero vasco simbólicamente se despide con el buen sabor de boca de que no se habría quedado tan lejos sin el coronavirus y a pesar de los tipos de interés negativos, poniéndolo en valor en la recta final de la negociación de lo que es clave en cualquier fusión como es el precio.
Aunque no llegará a materializarse en un reparto a los actuales accionistas, el ritmo de acumulación de capital y el efecto del cambio en las normas contables, habría sido suficiente para que Bankia repartiera un gran dividendo que ahora reforzará la solvencia del nuevo grupo y que ha ayudado a que el Gobierno opte a una participación más alta de la esperada inicialmente en el nuevo líder de la banca en España.
En la recta final de las negociaciones que esta tarde estudian los consejos de Bankia y Caixabank, el primero avanzaba que su comodín para conseguir elevar su solvencia -y engordar la cifra del dividendo extraordinario comprometido-, había funcionado.
«El Banco Central Europeo (BCE) ha aprobado finalmente los modelos internos de cálculo del riesgo de crédito de la cartera hipotecaria (IRB) minorista de Bankia, lo que permitirá a la entidad elevar su ratio de capital CET 1 fully loaded hasta el 14,87%. El grupo consolida así su posición de liderazgo en capital entre los grandes bancos españoles», apuntaba en nota de prensa.
Ese cambio en los modelos de riesgo, que Goirigolzarri ya esperaba que se materializara este año cuando presentó los resultados de 2019, ha engordado significativamente el que hubiera sido la guinda a la estrategia de los últimos tres años: el reparto extraordinario de capital.
«La activación de estos modelos era una de las palancas contempladas en el Plan Estratégico 2018-2020 de Bankia con el objetivo de continuar reforzando la ratio de capital de la entidad», se reivindicaba el banco.
900 millones en un extraordinario que se queda en Caixabank
Uno de los compromisos del plan estratégico de Bankia era devolver a sus accionistas todo el capital que superara el 12% en el ratio de capital más representativo -el CET 1 Fully Loaded-. Al cierre del año pasado, el banco atesoraba un colchón extra de capital sobre el mínimo del 12% de 795 millones.
Con un nivel de activos similar, y el salto en solvencia que le aporta la aplicación de los modelos internos, la cifra de capital extra habría crecido por encima de los 900 millones. Si a esta cifra se le suman los dividendos que el banco ha repartido en 2018 y 2019, y se añade una cifra similar con cargo a 2020 (unos 354 millones), la cifra de dividendos que habría generado el grupo habría llegado a los 1.971 millones en el periodo.
Aunque el compromiso era devolver 2.500 millones, es probable que el mercado hubiera valorado positivamente que Bankia, en un ciclo de tipos negativos, hubiera repartido casi 2.000 millones de euros (con permiso de las provisiones extraordinarias para el Covid).
A falta del pago, la recompensa del efecto del incremento de capital, se ha trasladado a la negociación de la ecuación de canje, que tendrá que tener en cuenta una nueva referencia de los precios objetivos que manejan los analistas. Así, por ejemplo, Barclays explica que el salto en capital conocido esta semana «aumenta el precio objetivo situándolo en 1,3 euros (anteriormente era de 1,2 euros)».
Muy oportuno para que no se olvide en la última reunión para negociar la fusión.