El estrés en los mercados financieros españoles finaliza 2023 en riesgo bajo
El indicador de estrés en los mercados financieros calculado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se mantuvo en el último trimestre del año en el umbral de riesgo bajo (0,24).
Así lo refleja el informe de coyuntura de la CNMV publicado este jueves en el que se destaca que el nivel máximo alcanzado el año pasado fue de 0,44 y desde mediados de septiembre el indicador oscila entre 0,24 y 0,27.
Además, la comisión señaló que el indicador «mantiene una tónica» en la que los mayores niveles de estrés se observan en los segmentos relacionados con los instrumentos de renta fija (mercados monetarios y deuda) debido, sobre todo, a los repuntes de volatilidad.
En el caso del segmento de intermediarios financieros (bancos) el informe de la CNMV señala que el nivel de estrés mostró en el último trimestre del año «una cierta resistencia a la baja», pues el efecto de la recuperación de las cotizaciones se vio compensado por el leve aumento de la volatilidad, destacando el «sustancial descenso» del estrés del segmento de renta variable no financiera, cuyo último valor es de 0,25, pero que llegó a 0,04 a finales de diciembre.
En los mercados de renta fija, la comisión observó un aumento de las rentabilidades de los distintos instrumentos hasta octubre, y su reversión en el tramo final de año, así como el fuerte aplanamiento de la curva de tipos.
La comisión resaltó que a final de 2023, la rentabilidad del bono soberano a 10 años se situaba en el 3% (3,6% a finales de 2022) y la prima de riesgo en 97 puntos básicos (109 en 2022).
En cuanto a los mercados de acciones la CNMV subrayó que se mostraron revalorizaciones «importantes» en el conjunto del año, sobre todo en el primer y último trimestre, siendo la revalorización anual del Ibex 35 «significativa», del 22,8%, solo inferior a la del índice italiano en el ámbito europeo. Las condiciones de liquidez y de volatilidad «fueron favorables», pero el volumen de negociación de los valores volvió a retroceder.
Por último, el informe de la comisión apunta que el uso creciente de desarrollos tecnológicos aplicados a las finanzas «tiene multitud de vertientes» que van desde el ámbito de los criptoactivos hasta los riesgos cibernéticos pasando, más recientemente, por los temas relacionados con la inteligencia artificial generativa.
Todas estas tecnologías podrían ser «fuentes potenciales de inestabilidad» para el sistema financiero y, por tanto, de interés creciente para los reguladores y supervisores financieros, así como la presencia de incertidumbres geopolíticas relevantes, que «puede ser fuente de espirales negativas» en los mercados y de pérdidas de confianza.