Este es el factor clave que define quién dominará la economía mundial (y no es lo que piensas)

Distintas teorías explican qué elementos influxen en el crecimiento económico de un país

Crecimineto económico.

El crecimiento económico depende de varios factores. Foto: Freepik

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El crecimiento económico depende de varios factores. La acumulación de factores productivos y de capital, tanto físico como humano, o el progreso tecnológico y la innovación, además del ahorro, la educación o las inversiones públicas son algunas de las condiciones que hacen desarrollar la economía de un país.

No obstante, hay otro factor clave que apunta a ser más que destacable en el crecimiento de las economías en el futuro. Se trata del incremento demográfico, que puede acabar determinando cuáles serán las grandes potencias a nivel global en los próximos años.

La relación entre demografía e incremento económico está ampliamente estudiada, aunque hay distintas versiones a la hora de establecer qué relación tienen entre ellos estos dos conceptos.

Más población, más crecimiento de la economía

Por un lado, puede parecer que el crecimiento de la población hace aumentar la actividad económica de un país, tal como ha sucedido en los últimos tiempos en regiones como China o India, donde su población sube enormemente a la vez que su crecimiento se dispara.

Al contario, en países donde la población se ha estancado, el incremento de la economía también se ha congelado. Así está sucediendo en la zona euro, donde, si los países crecen, es, en parte, gracias a los fuertes flujos migratorios.

A más población, más oferta laboral, más consumo agregado y más necesidad de inversión. Esta es la teoría defendida por los economistas clásicos, como Adam Smith: para crecer solo se necesita aumentar alguno de los factores productivos, es decir, recursos naturales, trabajo o capital. Si crece la población, crece el trabajo, y con ello, la producción de bienes y servicios.

Asimismo, más personas también implican más creatividad, más innovación y, por tanto, más eficiencia y más recursos.

A su vez, cuando el país funciona bien, es probable que las familias decidan tener más hijos. Por lo tanto, los dos factores se retroalimentan entre sí.

Las teorías de Thomas Malthus

Esta idea contrasta con las teorías del economista Thomas Malthus, que pronosticaba que el aumento de la población impide el desarrollo de la economía, pues presiona los recursos disponibles.

Según su teoría, mientras los alimentos crecen de manera aritmética, la población mundial lo hace en progresión geométrica, a menos que se vea afectada por una hambruna. De ahí la presión sobre los recursos.

Aumento de la población en una economía.
En países donde la población se ha estancado, el crecimiento económico también se ha congelado. Foto: Freepik

De la misma manera, existe la posibilidad que el crecimiento demográfico se convierta en un problema en sí mismo para el desarrollo, como sucede en los países del Tercer Mundo, con altísimas tasas de natalidad, pero cuyas economías o no crecen o lo hacen a tasas muy reducidas.

El dividendo demográfico

Finalmente, hay que tener en cuenta un componente clave, el llamado dividendo demográfico. Tal como lo define el Fondo de Población de las Naciones Unidas, es el potencial de crecimiento económico que puede producirse en un país como consecuencia de los cambios que se registran en la estructura de su población.

Básicamente, si la proporción de población en edad activa para trabajar –de 15 a 64 años– es mayor que la de la población que no se encuentra en edad activa –de 14 años y menos, o de 64 años y más– se puede producir un impulso a la productividad de la economía.

Los cambios en la estructura de una población producen el dividendo demográfico

En estos momentos, el número total de jóvenes a nivel mundial es mayor que nunca, y se prevé que seguirá aumentando, según las proyecciones demográficas modernas. Al mismo tiempo, las tasas de fecundidad están disminuyendo, lo que ofrece una oportunidad económica clave.

Esto es el resultado de la transición demográfica, cunado se pasa de altas tasas de natalidad y mortalidad a una caída en ambas variables: la mejora de las tasas de supervivencia infantil lleva a una caída de los nacimientos; pero estos niños nacidos durante la fase temprana de la transición se incorporan a la fuerza de trabajo y, si esta crece con mayor rapidez que la población a cargo, es cuando hay suficientes recursos disponibles para invertir en el desarrollo económico.

Por tanto, el dividendo demográfico es una oportunidad de un crecimiento de la economía rápido, intrínsicamente relacionado con la teoría que relaciona positivamente el incremento económico con el aumento poblacional.

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Aroa Tort López

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