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Los españoles con viviendas “deficientes” son el doble que cuando gobernaba Rajoy
El Indicador de Calidad de Vida del INE arroja un incremento de tres puntos, hasta el 22,9% de la población, del número de personas en hogares con deficiencias
La otra cara de la crisis de la vivienda, más allá de los precios del alquiler o de compra y de la escasa oferta, son las condiciones de las casas que están en el mercado: y, a la vista de los datos, cada vez son peores… o cada vez cuesta más asegurarse una casa digna. De acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de españoles en viviendas con alguna clase de deficiencia ha superado el pico que alcanzó en lo peor de la crisis financiera.
Según los microdatos del Indicador Multidimensional de Calidad de Vida (IMCV) que publica anualmente el INE, un compendio de 55 índices que recoge la institución a través de la Encuesta de Calidad de Vida, casi uno de cada cuatro españoles (22,9%) reside en una vivienda con alguna clase de deficiencia, récord desde 2008, de acuerdo con el histórico de datos.
Para ver el pico anterior, como se puede apreciar en el gráfico bajo estas líneas, habría que ir a 2010, en lo peor de la crisis financiera, para encontrar una cifra similar: entonces fue del 21,8%, un punto menos que en la referencia de 2023.
Tras el máximo de 2010, el indicador inició una tendencia a la baja y se situó en el 12% en el 2012, aunque después se mantuvo estable en torno al 15% de personas en hogares con deficiencias hasta 2017, ya en época de crecimiento económico, cuando alcanzó su suelo histórico: apenas el 11,5%. Algo más de uno de cada diez españoles.
Sin embargo, desde entonces, y sobre todo a partir de la pandemia, el dato se ha duplicado.
Menos hueco en casa, pero el gasto en vivienda no aprieta tanto
También ha empeorado, comparado con el ejercicio anterior y con el primer año de referencia, son los hogares con falta de espacio en la vivienda: el 7,6%. Se sitúa en el mismo valor que en 2020, en plena pandemia, cuando la obligación de quedarse encerrado en casa hizo que muchos españoles se dieran condiciones de las malas condiciones de sus hogares, a la hora de teletrabajar o de estudiar.
De hecho, revisando algunas de las problemáticas que recoge la Encuesta de Condiciones de Vida, se puede que ver que en 2020 (últimos datos que publica el INE) aumentó la insatisfacción con algunos aspectos de la vivienda que pueden estar relacionados con los confinamientos y la obligación a permanecer dentro: la falta de luz, el ruido...
Curiosamente, la población que tiene un gasto elevado en la vivienda se mantuvo con una tendencia descendente, hasta el 8,2% en 2023, a pesar de las subidas de tipos de interés y el episodio inflacionario que 'hinchó' los precios, en general.
En general, el indicador de condiciones de vida mejoró en 2023 con respecto a su edición anterior, aunque ligeramente: pasó del 101,4 al 101,54. Tomando como base 2008, en 15 años la calidad de vida de los españoles apenas ha avanzado un 1,5%.
Pero si tomamos como referencia las condiciones materiales de vida, donde se incluyen los apartados relativos a la vivienda, la situación empeoró: pasó del 100,22, tomando, de nuevo, 2008 como referencia, al 99,81%. Es decir, peor que entonces.
¿Qué ha motivado este avance en la calidad de vida, en términos generales? Se trata, en resumen, de una ligera mejora en el mercado laboral (mayor tasa de empleo, menor tasa paro, menor temporalidad...) lo que ha provocado ese incremento de la referencia. Si en 2022 el factor trabajo tenía una nota de 100,86, en 2023 ha escalado al 101,77. Prácticamente un punto de mejora gracias a la caída del empleo temporal debido al despliegue completo de la reforma laboral.