España, líder europeo en sobrecualificación: 15 puntos más que la UE y lastre para la productividad
El 35% de los trabajadores que tienen estudios universitarios se desempeñan en posiciones que no requieren esa educación superior
Una camarera levanta el toldo de un bar. Eduardo Parra / Europa Press
Un tercio de los trabajadores españoles que desempeñan un trabajo para el que no hacen falta estudios universitarios tiene una carrera o máster, una cifra que coloca a nuestro país como líder en Europa en sobrecualificación y que pone de manifiesto las dificultades del mercado laboral para hacer un encaje efectivo entre empleos y personas con las habilidades adecuadas para cubrirlos. Un lastre para la productividad del que ya advierten organismos internacionales.
De acuerdo con los últimos datos de Eurostat, publicados esta semana, la tasa de sobrecualificación española se situó en el 35% en 2024, casi 15 puntos por encima del dato medio europeo (21,3%). En un país donde las actividades vinculadas al turismo, como la hostelería, tienen un peso relevante, 1 de cada 3 puestos que no requieren de estudios terciarios están cubiertos por personas que los tienen.
La OCDE ya alertó de este hecho en un informe reciente. La falta de emparejamiento entre las necesidades de los empleadores y las capacidades de los trabajadores suponen un duro palo para la productividad, además de ser una ineficiencia económica. De hecho, el organismo señaló que una mejor asignación en el seno del mercado laboral podría «moderar el impacto de los incrementos de barreras comerciales al mejorar la competitividad internacional».
En este sentido, si España cerrase la brecha en las competencias de los adultos en comparación con los tres mejores países del conglomerado, esto supondría incrementar un 25% su productividad. Se trata de uno de los porcentajes más elevados de los países comparados, solo superado por Italia (en torno al 28%) y Corea (30%). Llevar la media de la OCDE hasta el promedio del podio supondría elevar la eficiencia económica en un 17%.
Pero no queda ahí la cosa. «Mejorar la eficiencia con la que los trabajadores cualificados son emparejados con el puesto de trabajo apropiado podría suponer ganancias adicionales de productividad del 5%», indica la OCDE. Esto sería en la media de sus asociados. España se encontraría ligeramente por debajo de esa ganancia, en torno a un 4% adicional.
La posición de nuestro país dista con mucho del resto de grandes economías de los Veintisiete. ‘Solo’ se acerca Grecia, con un modelo productivo también muy dependiente del turismo pero con un tamaño económico notablemente inferior al producto interior bruto (PIB) de nuestro país.
De hecho, las otras tres grandes economía del euro se encuentran en el entorno del 20%: Italia (21%), Francia (20,7%) y Alemania (18.9%).
En cuanto a la sobrecualificación hay dos aspectos que tienen mucho que decir. Por un lado, la calidad del sistema educativo y su capacidad para ofrecer itinerarios adecuados para el mercado laboral. Por otro, la capacidad de los servicios públicos de empleo para hacer un emparejamiento adecuado de los candidatos con los puestos de trabajo en los que mejor se van a desempeñar.
Pero hay un tercer factor, quizá cultural, relacionado con las cicatrices de la crisis financiera: después de una época en la que los jóvenes abandonaban los estudios para irse a la construcción, la respuesta al estallido de la burbuja inmobiliaria (y las dificultades para encontrar empleo) ha sido ahondar en la formación universitaria. Una ‘titulitis’ que explica también parte de esa gran fracción de trabajadores sobrecualificados.
«Para seguir reduciendo el desempleo de forma duradera, es fundamental seguir reforzando las políticas activas de empleo (PAE) y los incentivos financieros para los solicitantes de empleo«, diagnosticó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe sobre la economía de nuestro país.
«Dar mayor importancia a la mejora de la colocación laboral a la hora de distribuir fondos a las oficinas regionales del Servicio Público de Empleo mejoraría la eficacia de las PAE. Condicionado a esta mejora, el aumento del presupuesto de las PAE, que sigue estando muy por debajo del de países europeos exitosos en este campo, podría reforzar el papel de intermediación de las oficinas regionales mediante una mayor dotación de personal, la digitalización y una mayor colaboración con el sector privado», insistió el organismo con sede en Washington D.C.
En este sentido, está pendiente la reconversación del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) en la Agencia Estatal de Empleo, un compromiso de la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pero que dos años después aún no ha visto la luz.