España dedica 1 de cada 2 euros de Defensa a pagar militares y está a la cola en I+D

España solo dedica el 0,01% del PIB a investigación en el ámbito de la Defensa, muy por debajo de países del entorno o de EEUU: destina cuatro décimas de su economía

La ministra de Defensa, Margarita Robles. ECONOMÍA DIGITAL

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Elevar el gasto en Defensa se ha convertido en una suerte de mantra desde que la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca ha trastocado por completo el plano internacional y Estados Unidos ha pasado de ser el tradicional aliado militar de la Unión Europea a ser un socio desestabilizador. Los dividendos de la paz están casi amortizados y los Veintisiete han dado el paso para ‘remilitarizarse’.

Y el paso previo, es llegar a ese objetivo del 2% del producto interior bruto (PIB) de gasto en Defensa al que se han comprometido los socios de la OTAN.

España ya se ha puesto a ello y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, completó este jueves una ronda de consultas con los grupos parlamentarios (excepto Vox) para trasladar esa hoja de ruta para pasar del 1,28% del PIB (los últimos datos equiparables) al 2%, lo que supondría una inyección de 10.000 millones de euros para gastar, año a año, más de 32.000 millones en esta partida.

«España está preparada para cumplir con el presupuesto en Defensa del 2% del PIB», dijo el líder del Ejecutivo en una comparecencia desde La Moncloa, donde reafirmó que este incremento, tras las críticas de sus socios de izquierda, no va a suponer recortes en áreas decisivas como Educación o dependencia.

«El compromiso del Gobierno de España es indiscutible, firme y decisivo: vamos a continuar invirtiendo en política social y no vamos a recortar ni un céntimo de euro en política social, en cohesión social, para hacer frente a este compromiso que tenemos con Europa y también con nuestro propio país en el ámbito de la seguridad y la defensa», insistió.

Ahora bien, ¿el 2% del PIB en Defensa es un objetivo en sí mismo o la discusión debería estar en cómo alcanzarlo y, sobre todo, dónde gastarlo? Un informe reciente del Banco de España señaló que prácticamente uno de cada dos euros que nuestro país destina al gasto militar se destina a la remuneración de asalariados, mientras que las inversiones o las partidas destinadas a la Investigación y desarrollo, variables clave para asegurar ese retorno de la inversión, quedan mucho más desfasadas.

El caso español no es una anomalía y, de hecho, se encuentra en la media de la Unión Europea (44,9%) y muy por detrás de lo que ejecutan otros países del entorno como Italia, que destina dos de cada tres euros de su presupuesto en Defensa al pago de sus asalariados. Ahora bien, Reino Unido, Rusia, Alemania, Japón, Estados Unidos o Francia dedican notablemente menos a estas partidas.

Eso permite que puedan destinar una mayor proporción a los consumos intermedios (combustible para sus vehículos militares, por ejemplo) o a la formación bruta de capital fijo (lo que conocemos como inversión).

Sánchez apostó este jueves por enmarcar el gasto en Defensa dentro de la seguridad (aquí España gasta un poco más, el 1,9%, según el mismo informe del Banco de España) y, en lugar de armas y capacidades militares al uso, el presidente del Gobierno enmarcó estas inversiones como una «oportunidad» para España en el ámbito industrial y tecnológico.

«Esta puede ser una oportunidad para España. El compromiso que vamos a desplegar en el ámbito del presupuesto va a ser un compromiso por la tecnología y la industria de nuestro país. Por tanto, es un momento para que las start-ups, los emprendedores tecnológicos, las pymes, acompañadas de las grandes corporaciones vinculadas con la industria de la Defensa, den un paso al frente y, entre todos, hacer que España contribuya a ese salto tecnológico que necesitamos», subrayó.

Sin embargo, la realidad es que de ese gasto en inversión (el 32% del gasto en Defensa), apenas una centésima está dedicada a la investigación y desarrollo en esa tecnología militar, colocándolo a la cola de los países desarrollados de la OCDE, según recoge el Banco de España.

El director general de Economía y Estadística de la entidad, Ángel Gavilán, también destacó durante la presentación de las proyecciones de la entidad esta semana que no era tan importante el gasto en defensa, como dónde: «El país que, con más diferencia, invierte en I+D es EEUU. La UE se queda muy atrás, y más detrás España. Estos gastos en el sector de la Defensa es lo que suele generar mayor crecimiento a largo plazo».

Esta nueva ‘economía de guerra’ puede ser un arreón para el PIB, aunque sea a costa de las cuentas públicas, que probablemente incurrirán en mayor déficit del previsto (la UE ya ha previsto activar la cláusula de escape de las reglas fiscales). El director de BBVA Research, Jorge Sicilia, apunta a que el impacto sobre el crecimiento dependerá de la velocidad con la que se aplique ese gasto y dónde se focaliza.

«¿De qué va a depender? De cuánto importas o no importas. Cabe pensar que, en la medida en que ese gasto sea más pronto que tarde, te va a costar más cambiar la estructuras de importaciones militares. Aunque tengas mucho capital, hasta que no tengas una base de producción europea parte de ese crecimiento se va a ir a terceros países», incidió durante la presentación del Informe España de este trimestre.

Lo que está claro es que ese crecimiento también dependerá de dónde se enfoque la inversión. Y la mayor parte del gasto se está enfocando a partidas con poco retorno. «No es lo mismo gastar en salarios, sueldos y pensiones, con multiplicador bajo, a gastar en maquinarias y bienes de equipo que tiene un multiplicador alto«, destacó el responsable del servicio de estudios del BBVA.

El Gobierno también tendrá que hacer frente a una serie de reformas legales que permitan eliminar cuellos de botella que limitan la inversión. Durante un coloquio organizado por el Consejo General de Economistas, el profesor de la Universidad Complutense Antonio Fonfría señaló uno que sería clave: la reforma de la Ley de Contratos del Sector Público. «Es un corsé por cuestiones de tiempo y de garantías. Si a Defensa le llegan cientos de millones en julio y agosto, no le da tiempo a gastarlo», destacó. Una idea en la que coincidió el general Víctor Bados, del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional: «Los recursos llegan cuando no hay tiempo material para gastarlo».

Las dudas están en si los grupos parlamentarios que sustentan el Gobierno permitirán los cambios normativos para acelerar la escalada del gasto en defensa. Sánchez, de momento, confía en que no sea necesario el concurso de las Cortes Generales para llevar el gasto en Defensa más allá de los 32.000 millones.

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