Escrivá apunta a un impacto «reducido» de la reforma fiscal de Montero: 3.000 millones en 2026 y 2027

El Banco de España rebaja la ambición de la reforma fiscal que aprobó ayer el Senado con los cambios introducidos por el PP

José Luis Escrivá, entonces ministro y ahora gobernador del Banco de España, y la vicepresidenta María Jesús Montero. Eduardo Parra / Europa Press

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El impacto fiscal de la reforma tributaria orquestada por la vicepresidenta María Jesús Montero será «reducido», limitado a tres décimas del producto interior bruto (PIB) en 2025, unos 4.500 millones de euros, y se relajará al entorno de dos décimas (3.000 millones) tanto en 2026 como en 2027.

Estos son los cálculos del Banco de España, que en su último informe trimestral sobre la economía española, en el que mejora sus proyecciones de crecimiento económico, prevé que los cambios normativos de la ley que canaliza el paquete fiscal con el nuevo impuesto a la banca no sean suficientes para el ajuste necesario de las nuevas reglas fiscales europeas.

La institución, que lidera desde septiembre José Luis Escrivá, estima que todas las medidas tendrán un impacto de 0,3 puntos del PIB en la recaudación de 2025, «magnitud que se iría reduciendo en años posteriores como consecuencia del carácter temporal de algunas de dichas iniciativas y por el efecto contrapuesto sobre los ingresos públicos que tendría la propuesta de rebaja progresiva del tipo impositivo para las pequeñas empresas».

Además, los efectos del Impuesto complementario a las grandes empresas, el objetivo original de la ley a la que ayer dio luz verde el Senado y que es una trasposición europea, no se dejarán notar en las cuentas públicas hasta 2026.

«En conjunto, el efecto total de los mencionados cambios normativos sobre las previsiones es muy reducido en lo que se refiere a 2025 y alcanza una cuantía inferior al 0,2% del PIB en 2026 y 2027», detalla la institución.

En el Banco de España también hay bastante incertidumbre sobre cuál será el paquete fiscal que finalmente salga adelante, puesto que el Congreso de los Diputados tendrá que revertir los cambios introducidos por el PP en el Senado, entre los que se incluyen rebajas fiscales a jóvenes. Esta votación tendrá lugar el jueves.

El Gobierno, en su Plan Fiscal Estructural a Medio Plazo, el nuevo documento clave de las reglas fiscales europeas, se comprometió a una reforma fiscal que aportaría tres décimas de PIB más de recaudación al año, esos 4.500 millones que se recaudarán en 2025, pero que irán decreciendo en 2026 y 2027.

En esta reforma no estaba incluido el impuesto a las energéticas, cuya tramitación ahora mismo es incierta, con una reunión prevista para este miércoles entre Hacienda y sus socios parlamentarios para tratar de diseñar una proposición de ley con visos de prosperar en el Congreso. Sí lo está el impuesto a la banca, reformulado, aunque con una recaudación similar a la del gravamen que está todavía en vigor.

El Banco de España apunta que la reforma fiscal no es suficiente y que, para cumplir con el marco europeo, aún es necesario un ajuste de entre 0,3 y 0,4 puntos porcentuales en el crecimiento del gasto primario neto a lo largo del horizonte de proyección. «De ejecutarse, este conllevaría, previsiblemente, un impacto negativo sobre el crecimiento del PIB estimado en esta publicación, cuya intensidad dependería de la composición de dicho ajuste», señala el informe.

Las previsiones de déficit público del Banco de España empeoran para este año, situándose en el 3,4% del PIB, debido, fundamentalmente, a los gastos asociados a las medidas adoptadas para hacer frente a la Dana. Esta variable se recortará al 2,9% en 2025.

Lo que sí ha provocado ya la reforma fiscal, como ha avanzado ECONOMÍA DIGITAL, es un incremento de la incertidumbre por la política económica en las empresas. Tras tres meses de descensos, en la última oleada de la encuesta que elabora trimestralmente el Banco de España esta experimentó un repunte de seis puntos. Y el trabajo de campo coincidió con las caóticas negociaciones parlamentarias para sacar adelante la norma.

Esta incertidumbre, subrayó el director general de Economía de la entidad, Ángel Gavilán, es una de las principales causas que explicarían la atonía que está demostrando la inversión, que aún no recupera los niveles prepandemia y que sorprende, trimestre a trimestre, por su falta de dinamismo. En septiembre anticipaban que la formación bruta de capital fijo, que registra la inversión en la contabilidad nacional, avanzaría un 1,8% en 2024. Su último pronóstico es que apenas será de un 0,8%.

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