Escrivá provoca inquietud a los funcionarios del Banco de España: «Nuestra opinión sería la del Gobierno»
Los funcionarios del supervisor bancario, divididos sobre ese potencial nombramiento: unos defienden su currículum, otros temen que Moncloa pretenda controlarlos
Cuando parecía que el nombre del ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá, había desaparecido de las quinielas para convertirse en el nuevo gobernador del Banco de España, el Gobierno ha vuelto a ponerlo sobre la mesa, alejando un potencial acuerdo con el Partido Popular para renovar la cúpula casi hasta septiembre.
El ministro, que cambió de cartera con el nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez tras haber ostentado la de Inclusión y Seguridad Social en la pasada legislatura, ya sonó como posible recambio de Nadia Calviño al frente de Economía. Después, se rumoreó que este Ministerio de nueva creación era una manera de tener a Escrivá bien posicionado de cara al recambio de Pablo Hernández de Cos, cuyo mandato al frente del Banco de España terminó hace justo un mes.
El resurgir del nombre de Escrivá ha generado inquietud entre los trabajadores del Banco de España, quienes creen que la integridad y la independencia de la institución podría verse comprometida por el salto del Consejo de Ministros al principal despacho de la entidad. Fuentes internas consultadas por ECONOMÍA DIGITAL defienden que la designación de un ministro podría afectar sobre todo al reputado servicio de estudios de la entidad.
Defensores y detractores de Escrivá en el BdE
«La opinión del Banco de España sobre los temas económicos carecería de relevancia porque ya se sabría que no es imparcial», explican estas mismas fuentes, ya que sería avalar «con el sello del Banco de España» las políticas del Gobierno.
En el seno de la institución hay trabajadores que sí defienden la valía de Escrivá, cuyo currículum es intachable: ya fue técnico del Banco de España, donde llegó a ocupar la la Subdirección del Departamento de Estudios Monetarios y Financieros y fue jefe de la Unidad de Investigación Monetaria. También fue jefe de la División de Política Monetaria del Banco Central Europeo (1999-2004) y economista-jefe del Servicio de Estudios del BBVA.
Antes de ser nombrado ministro, fue durante seis años presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), designado por el Gobierno de Mariano Rajoy.
«¿Si los resultados no salen, los censuran?»
Sin embargo, su mácula viene del salto de la política activa a uno de los puestos de mayor prestigio del sistema económico español, además de los choques que ya ha tenido con el Banco de España a cuenta de su reforma de las pensiones, su mayor legado como ministro de Seguridad Social.
Las fuentes internas consultadas se muestran preocupadas precisamente por los estudios que elabora el Banco de España, que tiene una gran producción de artículos económicos. «Si los resultados salen cosas del Gobierno que no se están haciendo bien, ¿qué hacen? ¿Lo censuran? ¿No salen? ¿Los modifican?», se cuestionan.
Escrivá llegó a asegurar que los estudios del Banco de España que contradecían sus reformas de pensiones adolecían de «falta de sofisticación».
Sin posibilidad en el PP de apoyar a Escrivá
El Gobierno tenía la intención de cerrar esta misma semana un acuerdo con el PP, después de desbloquear la renovación del Consejo General del Poder Judicial, para renovar la cúpula del Banco de España. El Ministerio de Economía llegó a reservar este mismo jueves un hueco para convocar a la Comisión de Economía, donde Carlos Cuerpo debería haber presentado al candidato a sustituir a Pablo Hernández de Cos.
La falta de un acuerdo con el PP ha hecho ahora que el Gobierno valore completar el mandato de la subgobernadora Margarita Delgado, que ejerce en funciones la dirección del Banco de España, hasta que este expire en septiembre.
Fuentes del PP aseguran que «no habría posibilidad» de que su partido apoyara el nombramiento como gobernador del Banco de España «de una persona que esté sentada en el Consejo de Ministros», sin confirmar que el nombre de Escrivá haya estado encima de la mesa.
«Nuestro compromiso con la regeneración democrática y nuestro objetivo de aumentar las garantías de independencia de instituciones, organismos reguladores y autoridades independientes supone que nadie puede pasar directamente del Gobierno a un puesto en estas entidades«, insiste el principal partido de la oposición.
El Gobierno defiende la autonomía del Banco
El Gobierno, en boca del ministro Carlos Cuerpo, no descartó que el nombre de Escrivá haya estado o esté encima de la mesa, pero insistió en que tanto la persona que asuma la gobernación como la subgobernación serán «adecuados» y de prestigio. «La independencia del Banco de España está asegurada por su ley, por la Ley de Autonomía del Banco de España», zanjó el titular de Economía.
Las quinielas para el cargo de gobernador en las últimas semanas tenían nombre de mujer, con una protagonista principal: la secretaria general del Tesoro, Paula Conthe. Técnico comercial y economista del Estado, antes de dirigir el Tesoro fue la presidenta del Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB).
Sin embargo, entre la plantilla del Banco tampoco gusta su perfil. Precisamente por ser ‘teco’, como el ministro, aseguran que no tiene conocimientos suficientes sobre el sector bancario como para asumir ese puesto, lo cual «sería mal precedente».
Formalmente, el presidente del Gobierno propone al gobernador de la institución, que pasa por un trámite no vinculante en el Congreso, y después el dirigente del Banco de España propone a su ‘número dos’. Sin embargo, la tradición explica que el nombramiento del gobernador y subgobernador surge de un pacto entre el partido en el Gobierno y la oposición.
El nombre de Escrivá podría ser un globo sonda presentado por el Gobierno como estrategia negociadora: presentar un nombre inasumible por el PP para que acepten sin trabas a otro de los candidatos propuestos. Ya en 2006 el Gobierno de Zapatero nombró sin acuerdo la cúpula de la institución, algo que podría volver a suceder. La cuenta atrás durará hasta septiembre.