Escrivá aísla a España del ‘efecto Trump’, pero advierte: la «incertidumbre» puede costar 16.000 millones

El Banco de España, que ha elevado al 2,7% su proyección crecimiento para 2025, cree que la incertidumbre podría restar un 1% del PIB en un año

El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá. ECONOMÍA DIGITAL

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La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca ha supuesto, en poco más de un mes de mandato y apenas cinco desde que ganó las elecciones presidenciales, un vuelco al escenario geopolítico y, también, al económico. Si la elaboración de previsiones carece, por definición, de certezas la incertidumbre es el nuevo paradigma global.

Para muestra, un dato: «incertidumbre» aparece 26 veces en el último informe trimestral de la economía española publicado por el Banco de España este martes, solo una más que en la edición de diciembre, pero con una notable incremento si lo comparamos con el escenario económico que dibujó el supervisor en septiembre y junio del año pasado (12 veces).

La entidad que dirige el gobernador José Luis Escrivá ha excluido de su cuadro de previsiones un potencial efecto de la guerra arancelaria del mandatario estadounidense (este mismo martes anunció la subida al 50% de las tarifas sobre el acero canadiense) y también el escenario geopolítico y un potencial incremento de la inversión española hasta el 2% del producto interior bruto (PIB), dado que son medidas difíciles aún de cuantificar.

Sin embargo, tal y como explicó el director general de Economía y Estadística, Ángel Gavilán, durante la presentación de las previsiones de primavera de la entidad, los antecedentes de la incertidumbre y la volatilidad de los mercados apuntan a que la economía española podría perder 1 punto porcentual de PIB (unos 16.000 millones de euros) en apenas un año.

En concreto, un incremento de la incertidumbre medida a través de los índices EPU (Economic Policy Uncertainty), como los que elabora el Banco de España, tienden a estar relacionados con un progresivo enfriamiento de la actividad. La incertidumbre, fundamentalmente transmitida a través del freno a la inversión, supone una caída del 1% del PIB, aunque la entidad abre una horquilla de un impacto de entre el 0,5 y el 1,5%.

Banco de España

Otro de los índices más conocidos para recoger la incertidumbre es el conocido como «indicador del miedo», el VIX, que mide la volatilidad de los contratos futuros a 30 días que se hacen sobre el S&P 500 de la bolsa de Wall Street. En concreto, el avance en este indicador tiene un impacto de hasta el 1,5% del PIB en la economía española a dos años.

Según detalló Gavilán, esta incertidumbre no está incorporada de manera «explícita» en el escenario macroeconómico ya que la entidad cuenta con distintos modelos y, si bien cualitativamente arroja resultados similares, cualitativamente son muy distintos, en función del impacto sobre el tipo de cambio o si la guerra comercial se traduce en shocks de demanda (los hogares y empresas dejan de consumir o invertir) o de oferta (con cuellos de botella, como sucedió tras la reactivación económica tras el COVID-19). Pero sí estaría incluida de manera «implícita» en los supuestos técnicos detrás de las previsiones, como los tipos de cambio o de interés.

«Los efectos de la incertidumbre sobre la inflación son más inciertos y dependen, fundamentalmente, de si esta perturbación adversa incide con mayor intensidad sobre la demanda o sobre la oferta. Así, si un incremento de la incertidumbre redujera especialmente la demanda, esto tendería a moderar la inflación. En cambio, si los efectos de la incertidumbre se manifestaran de forma más intensa a través de una reducción de la oferta —por ejemplo, vía disrupciones en las cadenas de valor o incrementos de los precios de la energía—, la inflación aumentaría», detalla el documento publicado este martes.

En este escenario, el Banco de España elevó la previsión de crecimiento del PIB hasta el 2,7% para este año (dos décimas más), por encima de la proyección del Gobierno (2,6%), aunque también disparó sus expectativas de inflación para este año, situándolas en el 2,5% (cuatro décimas más).

Sin embargo, según desveló la entidad, más de la mitad de los economistas que elaboran estas previsiones creen que los riesgos para el crecimiento están sesgados a la baja, en tanto que solo un 20% estiman que podrían ser mejores para el próximo año.

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