El fracaso del SEPE: solo 1 de cada 10 parados lo contempla para encontrar empleo

Preguntar a conocidos o recurrir a ofertas de empleo son las dos posibilidades más contempladas por los parados para encontrar trabajo. Recurrir a los servicios públicos de empleo es la penúltima opción

La vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz (dcha), interviene desde su escaño durante el pleno del Congreso de los Diputados celebrado este miércoles. EFE/Mariscal

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El mal funcionamiento de los servicios públicos de empleo a la hora de conseguir que una persona en paro consiga un puesto de trabajo es una cuestión intergeneracional. Ni los más jóvenes, ni aquellos entre 25 y 44 años, ni los mayores de 45 años ponen entre sus vías prioritarias para encontrar ocupación al Servicio Público de Empleo Estatal.

Así lo destaca al Observatorio Trimestral del Mercado de Trabajo que elabora el centro de estudios Fedea en colaboración BBVA Research y Sagardoy Abogados: las oficinas públicas de empleo son el penúltimo recurso a la hora de buscar un empleo. Solo el 8% de los desempleados más jóvenes lo consideran entre los principales métodos de búsqueda de empleo, de acuerdo con los datos de 2023 extraídos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el INE.

Los jóvenes priorizan otras vías para buscar trabajo y los datos mejoran en otras cohortes de edad, pero sin llegar a un porcentaje aceptable: para los parados de entre 25 y 44 años representa el 11%; y para los mayores de 45 años el 13%.

Apenas 185.000 colocaciones en 2023

Un menor interés relativo de los jóvenes que puede estar explicado, justifican los expertos de Fedea, por que esas cohortes de edad tienen menor derecho a una prestación contributiva por desempleo -lo que se conoce como el ‘paro’- que las más mayores. De hecho, solo un 12% de los parados entre 16 y 24 años cobran una prestación por desempleo, por el 35% de aquellos entre 25 y 44 años; y el 47% de los mayores de 45.

Según los propios datos que publica el SEPE en su página web, los servicios públicos de empleo apenas colocaron a 185.000 demandantes de empleo en 2023 gracias a su mediación, lo que representa un 4,25% de la media de registrados en las oficinas del paro durante todo el año anterior.

Antes que acudir a las oficinas de empleo, los parados prefieren buscar trabajo mediante el ‘boca a boca’, preguntando a familiares o amigos, o buscando anuncios de empleo, que sería la segunda opción.

Menos del 5% contempla emprender

En tercer lugar de métodos de búsqueda de empleo aparece la opción de situar el curriculum vitae online: una opción donde la brecha generacional está más asentada: casi el 50% de los jóvenes lo colocan como una vía prioritaria y el 40% de los parados entre 25 y 44 años. Ahora bien, para los mayores de 45 años representa poco más del 30%, una notable diferencia.

A la cola, y solo después de la visita a las oficinas públicas de empleo, aparece el emprendimiento: en todos los casos las gestiones para crear un propio negocio se sitúan como prioritarias para menos del 5% de parados.

Estos pírricos datos de empleo tienen lugar mientras la reconversión del SEPE en la Agencia Estatal de Empleo aún no se produce. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se comprometió en junio de 2022, cuando se aprobó la Ley de Empleo, a que la transformación de los servicios públicos de empleo sería una realidad en medio año. Es decir, en 2023. A mediados de 2024, eso aún no ha tenido lugar.

Un artículo reciente de Funcas apuntaba a que la razón detrás del mal funcionamiento de las oficinas de empleo podría estar en su cesión a las comunidades autónomas: «El reparto competencial puede estar detrás de que ni la activación ni la modernización de los sistemas públicos de empleo (SPE) haya sido satisfactoria. Con independencia de que la escasez de mano de obra y las vacantes sean cuestiones complejas, su reciente protagonismo hace que la coordinación de las políticas activas y pasivas de empleo y, muy especialmente, la reforma y modernización de los SPE y de las PAE, sean asignaturas pendientes que no pueden continuar posponiéndose», advierte el documento.

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