El Banco de España quiebra el plan de marketing financiero de la banca
La advertencia del regulador presiona a que las entidades se puedan plantear la posibilidad de recuperar el pago en acciones, como el Santander
Los próximos meses no van a ser fáciles para la banca. Se recordará 2018 por su intento continuado de capear la amenaza de subida de impuestos por parte de la banca española, ahora le va a tocar defender su política de dividendos. Los reguladores (BCE y Banco de España) y la EBA están incrementando la presión para que los bancos bajen el pie del acelerador y conserven dinero en vez de devolverlo a los accionistas.
La subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, difícilmente pudo ser más clara y les recomendó «discreción» con el reparto este viernes. El Banco de España les instó, por el contrario, a concentrarse en reforzar su colchón para afrontar hipotéticas liquidaciones (MREL) y en prepararse para la reforma de Basilea IV.
Según los datos que ha difundido la EBA en los últimos días al conjunto del sector -considera a toda la banca europea- le faltan todavía 135.000 millones en capital para adaptarse a ese nuevo escenario. Ese déficit bajaría hasta los 57.000 millones «si las entidades retienen beneficios».
Su recomendación, no obstante, no ha debido caer muy bien en Caixabank, Banco Sabadell y Bankia, que consideran el dividendo -en todos los casos en efectivo-, un eje de sus actuales planes estratégicos. José Ignacio Goirigolzarri, presidente del tercero, sentado al lado de la subgobernadora, evitó la polémica el viernes pero insistió en la capacidad del banco para generar capital –1.770 millones en el conjunto de 2018 y el primer trimestre de 2019-, y pidió estabilidad en la regulación y un trato equitativo para lo que se conoce como «banca en la sombra».
La advertencia de los reguladores, sin embargo, ya está encima de la mesa y podría condicionar la capacidad de la banca para continuar dando alas a la que ha sido su principal herramienta de marketing para el mercado en los últimos años. La otra, que era la mejora cíclica de resultados ligada a los tipos de interés, ya no pueden utilizarla, después de que durante el mes de junio el Banco Central Europeo haya puesto punto y final a la expectativa que que vamos a presenciar una subida de tipos en los próximos doce meses.
El Santander marca un precedente
Desde hace meses, los reguladores van recordando cada vez que tienen oportunidad que la banca español está a la cola en solvencia en Europa. Desde el sector reprochan les reprochan esta persecución teniendo en cuenta que los modelos de cálculo de los ratios de capital no son homogéneos en términos geográficos. De hecho, para solucionar parte de esta peor posición, cada vez más bancos españoles están pidiendo al BCE que les valide sus modelos internoa de valoración de ciertos activos. Liberbank y Unicaja se encontrarían justo en ese proceso y esperarían liberar capital una vez que estén validados.
Aunque comparándola con otras economías europeas, la banca española no estaría pagando dividendos por encima de la media, las alertas que están lanzando los reguladores pueden poner en jaque algunos de sus planes y complicar que la política de pago en dividendo solo en efectivo puede tener continuidad en el tiempo. Los bancos españoles han ido adoptando en los últimos años para lanzar un mensaje de fortaleza al mercado y para evitar la dilución de los accionistas, ya que contempla la emisión de títulos nuevos para sustituir el efectivo.
En España, además, ya tenemos un precedente. En marzo de 2018, durante la junta de accionistas del banco, Ana Botín adelantó que la entidad solo repartiría dividendos en efectivo. Su anuncio, sin embargo, se ha quedado en una anécdota porque este año ha dado marcha atrás y ha recuperado el pago en la modalidad de scrip (que da la opción al accionista de cobrarlo en efectivo o en títulos), elevó el objetivo de dividendo desde el 30-40% del anterior plan, al 40-50% a partir de 2019.
El Santander no es el único banco que se ha visto presionado para volver al scrip, también algunos analistas han valorado que ese sería el camino si Banco Sabadell quisiera colocar su ratio CET 1 Fully Loaded en el nivel del 12% al cierre de este año. El banco, sin embargo, ha defendido su capacidad de llegar a esos niveles pagando el dividendo en efectivo, aunque su objetivo es más alto que el de Santander, ya que espera devolver a los accionistas un 50% del beneficio recurrente en efectivo.
Caixabank, el Sabadell y Bankia, comprometidos con el mercado
En la presentación de resultados del primer trimestre, Sabadell explicó que la venta de activos ya acordada –Solvia Servicios Inmobiliarios y cartera de no productivos- y la generación orgánica de capital, ya le permitían alcanzar un ratio del 11,6%, pagando el dividendo. La desinversión prevista de otros activos, como Solvia Desarrollos, ya le ayudarían a acercarse al nivel del 12%.
Caixabank es algo más ambiciosa que el resto. En su plan estratégico, adelantó que esperaba abonar un dividendo superior al 50% de su beneficio y en un único pago durante la vigencia de su plan estratégico, que se prolonga hasta diciembre de 2021. En paralelo, también se comprometió a alcazar un ratio de capital CET 1 Fully Loaded en el entorno del 12%.
Ese mínimo de capital es justo el que se ha planteado Bankia como el mínimo a conservar para repartir un dividendo extra con cargo a esa reserva. El banco mantiene que devolverá 2.500 millones a sus accionistas entre 2018 y 2020 como retribución. En principio todo el dividendo que abona el banco es en efectivo, aunque este año, también reducirá títulos en autocartera.
El banco presidido por José Ignacio Goirigolzarri se ha aferrado a este compromiso de cara a los inversores, ante el escenario negativo en los tipos de interés, que, de acuerdo con las estimaciones de los analistas le impedirán alcanzar los 1.300 millones que había calculado como beneficio en 2020.
BBVA, Unicaja y Liberbank, aunque cuentan con objetivos menos ambiciosos en materia de dividendos, también los consideran claves en sus estrategias. BBVA se ha marcado el objetivo de devolver «entre un 35% y un 40% de los beneficios obtenidos en cada ejercicio»; Unicaja, alcanzar el nivel del 40%; y Liberbank, elevarlo desde el 20% al 40%.