El acelerón de precios complica la recuperación salarial y podría activar la subida adicional del 1%

La inflación se sitúa en su cota más alta en más de un año y muestra una mayor resistencia de la esperada, lo que podría activar la cláusula de garantía que acordaron patronal y sindicatos

Foto: EFE/Antonio Garcia

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El acelerón de tres décimas del Índice de Precios al Consumo (IPC) en mayo, colocándose en el 3,6%, lo ha situado en su mayor tasa desde abril de 2023, demostrando la dificultad del tejido productivo para deshacerse de una subida de precios demasiado ‘pegajosa’, al tiempo que impide una recuperación salarial completa: la media de incremento de los sueldos por convenio está por debajo del 3% y las nuevas firmas cubren a pocos empleados.

Salvo el ligero respiro que dieron los precios en febrero (2,8%), el IPC lleva estancado en el entorno del 3% desde septiembre del año pasado. En el verano los precios dieron un respiro, aunque fundamentalmente se debió a los ‘efectos base‘, ya que en verano de 2022 los precios -sobre todo, de la energía- se dispararon. Ahora bien, no todo obedece a ese efecto escalón, ya que en mayo del año pasado la inflación fue del 3,2%, por el 3,6% de este año.

El hecho de que la inflación se esté mostrando mucho más resistente está complicando la recuperación salarial. El año pasado, en términos interanuales, diciembre cerró con una tasa del 3,1%, mientras que la media de los salarios por convenio arrojó un avance del 3,46%. Es decir, hubo una ligera ganancia de poder adquisitivo, aunque lejos de compensar la pérdida acumulada en 2022.

Pero este año la subida media es de apenas un 2,92%, de acuerdo con los últimos datos que corresponden a abril. Si lo comparamos con la inflación de abril (3,3%), la pérdida es evidente. Mayor si utilizamos el dato de mayo, a falta de que se comuniquen en junio los datos correspondientes a los convenios colectivos de ese mes.

La diferencia es notable si se utilizan los convenios de nueva firma registrados este 2024, ya que aquí la subida salarial recogida es del 4,1%. Pero apenas alcanza a medio millón de trabajadores.

Si la inflación continúa por encima del 3% a lo largo del año, algo que contemplan los expertos de Funcas, podría activarse la cláusula de garantía salarial que pactaron los agentes sociales en el Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) que se firmó el año pasado.

Sindicatos y patronal acordaron para 2023 subidas salariales del 4%, a lo que se podría sumar un 1% adicional en el caso de que la inflación de diciembre de 2023 superara el 4%. Esto no sucedió. Ahora bien, el alza recogida para 2024, del 3%, también está vinculada a la evolución de la inflación: si la de diciembre de 2024 supera el 3%, se aplicará ese 1% adicional.

Los analistas del Panel de Funcas ven muy factible que el indicador cierre por encima de esa barrera a finales de año. El repunte de principios de año estuvo motivado, en parte, por la retirada de las medidas de apoyo contra la inflación, que podría acelerarse si desaparecen todas a finales del 30 de junio, cuando acaba la vigencia del último decreto anticrisis aprobado a finales del año pasado. Entre otras, contiene la rebaja del IVA de los alimentos básicos.

«Los panelistas esperan que la tasa continúe al alza en los próximos meses y descienda después hasta acabar el año con un 3,1%. Para el conjunto del año, se esperan tasas medias anuales del 3,1% tanto en la general como en la subyacente, lo que supone una décima más para la primera respecto al anterior Panel», indicó la Fundación de las antiguas cajas de ahorros en su encuesta económica bimensual a una veintena de observadores económicos.

Según el departamento de estudios de CaixaBank, hay una notable «divergencia» entre cómo evoluciona la inflación subyacente -considerada ‘núcleo’ porque evita los componentes más volátiles, la energía y los productos frescos- y el índice general. «La inflación subyacente ha ido cayendo de manera gradual, marcada por la persistencia de la inflación de los servicios. Por otro lado, los componentes no subyacentes (energía y alimentos no elaborados) siguen mostrando unas tasas de inflación relativamente elevadas. La contribución al alza de la energía responde a un factor coyuntural: aunque los precios de la electricidad en el mercado mayorista se mantengan relativamente bajos, los precios han aumentado en los últimos meses por las subidas de los diferentes impuestos que regulan la factura eléctrica», indican en su análisis.

Mientras, los sindicatos comienzan a reactivar sus críticas a los beneficios empresariales. Es el caso de UGT, que en su comunicado para valorar el dato del IPC han asegurado que los márgenes de las compañías han repuntado al 12,5% durante el primer trimestre, cuatro décimas más que hace un año y 2,7 puntos por encima del dato prepandemia. «En consecuencia, buena parte del tejido empresarial goza de un colchón importante para seguir reduciendo precios e incrementando salarios«, justifican.

En el Gobierno, prudencia. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha asegurado que el dato de la inflación ahora mismo se encuentra en un «aterrizaje progresivo» hacia el objetivo marcado por el Banco Central Europeo, del 2%, mientras se deshacen los efectos que provocaban volatilidad en la evolución de este indicador.

«Estamos en un marco de moderación gradual, de aterrizaje progresivo que plantea el propio Banco Central Europeo en sus escenarios, es decir, en torno al 3 % en promedio de este año y en torno al 2 % y aterrizando en el año 2024», detalló tras conocer el dato.

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