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Dinamarca defiende el «peso político» de Vestager frente a Calviño para liderar el BEI
El ministro de Industria, Negocios y Finanzas, representante danés ante el BEI, subraya que su curriculum hace de la vicepresidenta de la Comisión una "candidata fuerte" a liderar el banco de la UE
El Gobierno de Dinamarca, promotor de la candidatura de la vicepresidenta de la Comisión Europea al liderazgo del Banco Europeo de Inversiones (BEI), cree que la mayor fortaleza de Margrethe Vestager para hacerse con el cargo es precisamente su «peso político», uno de los puntos flacos en el perfil de la vicepresidenta Nadia Calviño, que ha primado un perfil técnico durante su carrera.
Si bien la carrera por el BEI, ahora mismo estancada, está compuesta por cinco candidatos, son las candidatas danesa y española quienes están consideradas como principales contendientes. Ambas siguen en puestos clave en el entramado europeo: Vestager, como responsable de Competencia en el gobierno comunitario que dirige Ursula von der Leyen; y Calviño, como ‘número dos’ del Ejecutivo de Pedro Sánchez y principal interlocutora con Bruselas.
«Margrethe Vestager es una candidata fuerte para hacerse con la presidencia del BEI. Su peso político y experiencia, como ministra y comisaria, son un gran combinación para el cargo«, defiende el ministro de Industria, Negocios y Asuntos Financieros de Dinamarca, Morten Bødskov, en declaraciones a ECONOMÍA DIGITAL.
Los pequeños con Vestager, los grandes con Calviño
El gobierno de Dinamarca, que lidera la socialdemócrata Mette Frederiksen, es un tripartito con una formación liberal-conservadora y otra de centro. El partido que presidió Vestager -el Partido Social Liberal-, y que le llevó a ser ministra de Economía entre 2011 y 2014, es uno de los apoyos parlamentarios del Ejecutivo que encabezan los socialdemócratas.
Vestager cuenta con un gran bagaje político en la política europea y fue la Spitzenkandidat (cabeza de lista) de los liberales para hacerse con la presidencia de la Comisión. Por contra, Calviño, que tiene un importante curriculum técnico y llegó a ser directora de Presupuestos del gobierno comunitario, pero solo ha ganado ese ‘peso’ político desde su ascenso a vicepresidenta primera. Con todo, cuenta ahora mismo con un papel esencial como presidenta de turno del Ecofin.
El ministro danés se muestra «encantado» de que la vicepresidenta de la Comisión Europea, en excedencia de su cargo para trabajar su candidatura al BEI, encabece la candidatura danesa. «El BEI es una institución importante en todo lo relativo a la financiación de, entre otras cosas, la transición verde dentro y fuera de la Unión Europea», sostiene Bødskov.
Las dos candidaturas principales defienden que cuentan con fuertes apoyos. En concreto, la candidatura de Vestager estaría apoyada por numerosas capitales europeas. Mientras, Calviño defendía este lunes en una entrevista que tiene «apoyos muy fuertes» para hacerse con la presidencia del brazo inversor de la Unión Europea.
Tres debates entrelazados
Mientras, lo que parecía una elección rápida destinada a decidirse en la reunión informal del Consejo de Asuntos Económicos y Financieros (Ecofin) de Santiago de Compostela sigue sin final claro. El sistema de doble mayoría para elegir al sucesor del alemán Werner Hoyer, que termina su mandato el 31 de diciembre, establece que las candidaturas -que representan a países- deben recabar el apoyo del 68% del capital de BEI y de, al menos, 18 de los 27 estados accionistas (los propios miembros de la UE).
En la actualidad, aunque nadie se atreve a desvelar sus cartas, Alemania y Francia habrían garantizado su apoyo a la vicepresidenta española. Estos países son clave -y «muy fuertes», en palabras de Calviño- ya que cada uno de ellos cuenta con algo más del 18% de las acciones del banco público. Junto con Italia, que presenta candidato propio -el exministro de Finanzas Daniele Franco-, son los tres mayores inversores del BEI. España es el cuarto, con algo más del 11%.
Sin embargo, de acuerdo con fuentes diplomáticas sin identificar al medio Politico, de referencia en Bruselas, el apoyo francés a la ministra de Asuntos Económicos estaría condicionado al devenir de la negociación de la reforma de las reglas fiscales y también de la futura sede de la Autoridad Europea contra el Blaqueo de Dinero (AMLA, por sus siglas en inglés), que París quiere acoger y a la que también aspira Madrid.
Precisamente ahora Calviño desempeña un papel clave en el desarrollo de uno de esos debates: como presidenta del Ecofin tiene que guiar las conversaciones para reformar las reglas fiscales y, aunque Francia y Alemania han decidido negociar por su cuenta, España apoya esas conversaciones para tratar de acelerar el pacto. Un acuerdo que, confían en el Gobierno, no pierda el espíritu inicial de la propuesta de la Comisión por las exigencias de los países frugales. Fuentes de Asuntos Económicos descartan que la negociación de estas tres carpetas esté vinculada.
Solo Portugal, que tiene algo menos del 1% del accionariado, ha apoyado en público y sin contrapartidas a Calviño. Un apoyo reducido en términos de capital, pero que permite a la candidatura española sumar un estado miembro más a su cuenta, algo que no es baladí. Precisamente porque la candidatura de Vestager defiende que cuenta con el apoyo de numerosos estados miembros que, si bien no tienen tanto peso, impiden el quorum para la elección. Italia, Suecia y Polonia también aspiran al BEI y, sobre todo en el caso italiano, si uno de sus candidatos renunciara a la contienda, la presidencia para Calviño estaría casi asegurada.