¿Desescalar para salvar la economía? Europa pierde un 3% de PIB al mes
Varios países europeos avanzan planes de reactivación a un ritmo más rápido que España y bajo la amenaza de un serio parón económico
El Fondo Monetario Internacional (FMI) puso la semana pasada cifras al impacto del coronavirus en la economía dejando la puerta abierta a que las consecuencias de la pandemia sean mayores si el mundo no consigue controlar la expansión del virus. Para Europa, su estimación es que el PIB se contraerá un 6,5% en este año, condicionado a que el cierre económico se limite a poco tiempo. El fondo, de hecho, calcula que cada mes de parón roba un 3% del valor de la economía europea, por lo que no parece extraño que poco a poco los países estén avanzando medidas de reactivación, de las que España, por ahora, se queda algo descolgada.
«Estimamos que los sectores considerados no esenciales sujetos a cierre representan aproximadamente un tercio de media en la economía europea. Esto se traduce en que solo un mes de cierre provoca a una reducción anual del PIB de aproximadamente el 3%. Asumimos que la pandemia será controlada y una parte significativa de las economías podrán reabrirse a mediados de año. En este caso, el PIB europeo se contraerá un 6,5% en 2020, superando el impacto de global de la crisis financiera», explicaba hace pocos días a la prensa Poul Thomsen, director del departamento europeo del FMI. Para la zona euro las expectativa es una contracción del 7,5%, que España superaría (véase gráfico).
La alarma sobre el fortísimo golpe económico que está generando el coronavirus parece que es un factor que ayuda a que se preparen planes de desescalada, aunque todavía la pandemia no pueda darse por controlada, y son varias las economías que ya están un calendario sobre cómo va a ser la apertura de la actividad. Parece que se impone un equilibrio entre tratar de gestionar el agujero en el PIB, mientras se trata de controlar la pandemia.
Italia, que es junto a España uno de los países más afectados, ha comenzado a tomar algunas medidas, como la apertura de algunos comercios, como papelerías o tiendas de ropa para niños, que se suman a farmacias y supermercados. Por ahora, los italianos han marcado el día 3 de mayo como la fecha para un mayor aperturismo, y están tomando algunas medidas para impulsar el turismo interior este verano, que es uno de sus pilares económicos, como sucede en el caso de España.
Alemania, por su parte, también ha avanzado un calendario más extenso. Los colegios reabrirán a partir del 4 de mayo y tras un mes de cierre se reactivarán los comercios de hasta 800 metros cuadrados y varias actividades como los talleres de coche o las peluquerías. Se exigirá el uso de mascarilla para los empleados.
Francia, por su parte, mantendrá el confinamiento (que es más suave que el español) hasta el 11 de mayo. A partir de entonces se reabrirán guarderías, escuelas y liceos. Los bares, cafés, restaurantes, salas de espectáculo, teatros o museos seguirán cerrados hasta mediados de julio.
En Estados Unidos, Donald Trump todavía querría ir más rápido que cualquier país europeo a pesar de que los casos siguen aumentando. El presidente norteamericano, que tendrá que enfrentarse a la reelección en las próximos meses está especialmente preocupado por el golpe económico que puede suponer el coronavirus y está pidiendo a los gobernadores de los distintos estados que levanten las medidas de confinamiento mientras arremete contra China.
Nueva prórroga del estado de alarma hasta el 9 de mayo
El plan de apertura de España, por ahora, es más incierto, y por tanto también las expectativas para todos los sectores que continúan cerrados, entre ellos toda la hostelería y el comercio que no se dedica a la alimentación. Este fin de semana el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez adelantó que solicitaría al Congreso una nueva prórroga del estado de alarma hasta el 9 de mayo y que como primera medida de desescalada se permitiría que los niños salieran a la calle a partir del 27 de abril.
En materia de actividad empresarial, según la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, la reapertura será escalada y parece que mucho más lenta que la que están manejando otros países. Según la ministra habrá dos momentos de reactivación y sectores como el del turismo o la hostelería podrían quedarse en blanco este año, provocando enormes pérdidas económicas y un golpe adicional a las cuentas públicas, que tendrían que mantener vivos los ERTE durante un periodo de tiempo más largo.
Exceltur calcula que este escenario reduciría la actividad del sector en cerca de 124.000 millones. «Ello supondría perder hasta un 81,4% en 2020 de la actividad turística, cifra que ningún sector económico podría resistir, sin verse arrasado antes por el camino», apuntaban en un comunicado este domingo.
Sánchez, aunque no fue concreto, sí ha matizado de alguna manera las palabras de la ministra de Unidas-Podemos y, sin querer precisar, ha dejado entrever que las medidas de reactivación podrían ser diferentes territorialmente, dependiendo de la evolución de la pandemia. Este sábado, de hecho, hizo referencia a los municipios como claves en el proceso, por lo que no se descarta que haya zonas en las que ciertas actividades y libertades se recuperen antes.
Coronavirus y riesgo de rebrote
Los planteamientos para reabrir la economía europea, sin embargo, puede ser papel mojado, ya que se desconoce cómo va a evolucionar la pandemia a lo largo de los próximos meses. No se descarta que pueda haber un rebrote -se mira hacia China-, no existen datos sobre la población que podría estar inmunizada, el abastecimiento de material no está disponible fácilmente en todas las farmacias, ni tampoco se sabe cuál será la resistencia de la Covid-19 a la llegada del calor.
Algo que provocaría además un golpe económico mayor, porque la necesidad de confinar a la población regresaría. «Estas proyecciones se basan en el supuesto de una normalización gradual a partir de mediados de año. No sabemos si esto es realista. No sabemos cuánto tiempo llevará contener la propagación del virus hasta que tengamos un tratamiento o una vacuna», advertía el FMI la semana pasada.
La última palabra sobre lo que sufrirá la economía parece que la tienen, por tanto, el sector sanitario y la ciencia.