Adiós a los 5,5 millones de coches eléctricos: Yolanda Díaz y Ribera dinamitan la hoja de ruta de la automoción
El sector de la automoción en España afronta momentos de gran inestabilidad, tanto a nivel laboral como sectorial, y el Gobierno no está sabiendo reaccionar
Semana negra —y conflictiva— para el motor español. Ford España ha anunciado un recorte de plantilla que asciende a 1.600 empleados, y apenas 24 después, el presidente de la patronal de fabricantes Anfac ha dimitido por la inacción del Gobierno para animar la venta de vehículos eléctricos. Dos ministras centran las miradas sobre estos asuntos y el impacto a largo plazo que puede tener para el sector.
Yolanda Díaz pone la primera puntilla sobre el motor español en estos momentos de extrema necesidad. Trabajo descarta por ahora la aplicación del ‘Mecanismo Red’ de flexibilidad y estabilización del empleo, pensado para atender crisis sectoriales o cíclicas, en Ford España, pero estudiará las medidas que se planteen ante el ERE anunciado por la compañía en su planta de Almussafes.
El equipo de Díaz recuerda que este instrumento puede ser activado en las modalidades cíclica y sectorial y, en este caso, implicaría a todo el sector de la automoción en España, como se utilizó para las agencias de viajes en la situación de pandemia.
Desde Trabajo estiman que la aplicación del ‘Mecanismo Red’ lo pueden solicitar los agentes sociales y se estudia a partir de esta propuesta, si bien, y aunque se estudiarán todas las medidas que se planteen, ahora mismo su activación no está sobre la mesa.
Esta situación laboral, justo en medio de una gran reconversión sectorial, entronca con el problema del consumo y la compra de coches. En ese aspecto es la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, quien acapara las miradas. Y ha sido la dimisión del presidente de Anfac, Wayne Griffiths, el que ha señalado la dirección.
El mito de los 5,5 millones
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), un documento que sirve como hoja de ruta para el sector, estima que para el año 2030 España tendrá un parque de 5,5 millones de vehículos eléctricos.
Por el portazo de Griffiths, dejando claro que el Gobierno no ha puesto medidas para reactivar la demanda, parece probable que esa cifra sea una mera quimera. Y la tendencia cada vez es más preocupante.
El PNIEC estimaba —hasta 2030— una media de crecimiento anual cercana a las 700.000 matriculaciones. La serie tendría una dinámica exponencial en los últimos años. Pero los números no empiezan a cuadrar.
Según las estimaciones a principio de año, en España hay alrededor de 230.000 vehículos puramente eléctricos. Esto obliga a esa cifra de crecimiento media superior a 700.000 coches al año. Sin embargo, 2023 cerró con apenas 51.000 matriculaciones de vehículos totalmente eléctricos.
Lo peor para el sector es que, según las grandes asociaciones empresariales, se espera que para 2024 se vendan, entre vehículos eléctricos e híbridos, no más de 300.000 unidades. Por tanto, se añadiría otro año que no se alcanza esa cifra media.
Los problemas del sector
Estos datos demuestran que, por ahora, el coche eléctrico no cala entre la población española, en gran parte por su precio. Este tipo de tecnología sigue siendo, de media, más cara que la de los vehículos térmicos, en un momento en el que los precios de los vehículos están por las nubes.
El ‘Plan Moves III’ es el único sistema actualmente vigente impulsado por parte del Gobierno para incentivar la compra de los modelos limpios, con una ayuda directa de hasta 7.000 euros, que puede llegar a los 10.000 con la deducción del 15% en el IRPF.
Tener un eléctrico puede tener ciertos beneficios en algunas ciudades, como la gratuidad de aparcar en zona azul, pero las principales patronales del automóvil han instado numerosas veces al Gobierno a aprobar incentivos fiscales para bajar el precio de los vehículos y acelerar la transformación del mercado.
La otra pata, que todavía cojea más, es el desarrollo de la infraestructura de recarga. Si los registros de ventas de coches no cumplen con los objetivos de la UE, el despliegue de los puntos de carga todavía va peor. Para cumplir con el ‘Fit for 55’ en 2023 y alcanzar los 300.000 puntos necesarios en 2030, se deberían de instalar 45.000 puntos este año. Hasta septiembre, apenas se superaron los 7.000, según los últimos datos proporcionados por Anfac.