La elección de la cúpula de la CNMV distancia aún más a Gobierno y PP para renovar la CNMC

El PP acusa al Gobierno de levantar un "Muro" y colonizar las instituciones, con cinco vacantes en la CNMC pendientes y que se podrían bloquear en el Congreso

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Eduardo Parra / Europa Press

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La elección de una nueva cúpula de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), uno de los organismos económicos pendientes de renovación y con la salida anunciada de su presidente Rodrigo Buenaventura, ha provocado un tremendo enfado al Partido Popular, que no ha sido partícipe de la decisión y que acusa al Gobierno de aplicar un «Muro» y de colonizar las principales instituciones.

Los puentes entre Gobierno y el principal partido de la oposición parecen estar rotos después de las infructuosas negociaciones para renovar el Banco de España, que terminó con la selección por parte del Ejecutivo tanto del gobernador (José Luis Escrivá, exministro para la Transformación Digital) y de la subgobernadora (Soledad Núñez), cuando la tradición suponía elegir a una cúpula que no fuera incómoda para ninguno de las dos formaciones, dejando a la oposición escoger al ‘número dos’ de la institución.

Tampoco ha habido conversaciones con los ‘populares’ sobre la CNMV. En el Gobierno defienden que se les informó de los nombres escogidos, mientras que los populares niegan la mayor, asegurando que ni se han puesto en contacto con ellos ni siquiera negociaron. «Aplicación pura del Muro», aseguran fuentes de la dirección popular a ECONOMÍA DIGITAL.

Antes del verano, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, confiaba en cerrar en un mismo acuerdo con el PP la renovación de los principales organismos económicos pendientes: el Banco de España, la CNMV y cinco vacantes en el Consejo de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Todo de un golpe, tratando de desvincularse de las negociaciones del Consejo General del Poder Judicial, que finalmente se desbloquearon en julio.

Sin embargo, la selección de Escrivá hizo que toda la negociación saltara por los aires. Y la nueva cúpula de la CNMV, Carlos San Basilio y Paloma Marín, ambos escogidos por el Gobierno, incide en el alejamiento entre el Gobierno y el PP.

Quedan, por tanto, las cinco vacantes en la CNMC y entre ellas la Vicepresidencia, después de la muerte de Ángel Torres el pasado verano.

San Basilio, ex secretario general del Tesoro, y Marín, directora general en el Banco de España, tendrán que pasar por la Comisión de Economía del Congreso, pero este será un mero trámite, ya que los diputados no pueden bloquear los nombramientos, que serán confirmados por el Consejo de Ministros una vez se hayan presentado en la Cámara Baja.

Pero en el caso de la CNMC es diferente, ya que la ley que reguló su creación, de 2013, indica que los candidatos han de seguir todos estos pasos… pero los diputados sí pueden vetar su designación. «El Congreso, a través de la Comisión competente y por acuerdo adoptado por mayoría absoluta, podrá vetar el nombramiento del candidato propuesto en el plazo de un mes natural a contar desde la recepción de la correspondiente comunicación», señala la norma.

Eso complica las cosas, ya que una mayoría alternativa podría tumbar la elección del Gobierno si previamente no cierra los nombramientos con sus socios o con el PP. Y fuentes del principal partido de la oposición señalan que no ha habido conversaciones sobre este extremo.

Precisamente el contexto político se ha complicado en los últimos días, con Junts apretando por varios frentes al Gobierno: primero, pidiendo a Pedro Sánchez que se someta a una cuestión de confianza; después, asegurando que no están en disposición de negociar los Presupuestos Generales del Estado (PGE); y, por último, acordando con el PP la eliminación del impuesto a la generación eléctrica mediante una enmienda en el Congreso.

La Mesa del Congreso estableció que cada Comisión tendría 37 miembros. 14 del PP, 3 de Vox y 1 de Junts suman 18, por lo que cualquier otra deserción de los socios habituales del Ejecutivo podría abocar los nombramientos al desastre.

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Álvaro Celorio

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