Cataluña lleva pedidos al Estado 23.000 millones desde que declaró la independencia
La deuda de la región con el Fondo de Liquidez Autonómico pasó en siete años, y en pleno desafío independentista, de los 53.000 millones a los 75.000 millones de euros
El endeudamiento de Cataluña da buena cuenta de la factura económica que ha supuesto el desafío independentista, que mientras trataba de escindirse reclamaba préstamos por valor de más de 22.000 millones de euros al Estado desde que se celebró el referéndum ilegal del 1 de Octubre, engordando el ‘debe’ de la administración hasta los 75.800 millones de euros.
Los últimos publicados por el Banco de España confirman que entre el cierre de septiembre de 2017, a las puertas de la votación, y finales de junio de 2024, justo cuando se consumaba la salida de los partidos independentistas de la Generalitat, Cataluña se endeudó con el Fondo de Financiación a las Comunidades Autónomas (el anteriormente conocido como Fondo de Liquidez Autonómico, FLA) en 22.800 millones de euros.
El mecanismo fue puesto en marcha por Cristóbal Montoro en 2012 para permitir que las comunidades autónomas más asfixiadas por sus cuentas públicas pudiesen obtener financiación, dado que les era imposible acudir a los mercados.
Cataluña es la comunidad que más uso ha hecho de este mecanismo, endeudándose por 75.813 millones de euros hasta la fecha, concentrando ella sola más de un tercio del pasivo total de las regiones con el Estado, que superó a mediados de año los 200.000 millones de euros.
A finales de septiembre de 2017, de acuerdo con los datos del Banco de España, Cataluña había solicitado financiación por un valor de 53.000 millones de euros.
Los datos se publican en una de las efemérides clave del independentismo: el aniversario del 1 de octubre, cuando se celebró la votación ilegal sobre la independencia de Cataluña. Siete años después, los partidos nacionalistas ya no dirigen la Generalitat que, por primera vez en más de una década, está liderada por un socialista, Salvador Illa.
Además, coincide con una lucha a cara de perro entre Junts, liderado por Carles Puigdemont, y ERC por el liderazgo del sector nacionalista. Los republicanos, además, están partidos en dos almas, la liderada por Oriol Junqueras, presidente hasta junio y que busca la reelección; y la de la secretaria general, Marta Rovira, ahora enfrentada con su antiguo líder.
Ambas formaciones llevan al límite las negociaciones con el PSOE y el PSC, ya que tanto Pedro Sánchez, en La Moncloa, como Illa, en el Palau de la Generalitat, necesitan de los apoyos claves de ambas formaciones para su supervivencia política. Desde entonces, y en menos de un año, han conseguido la Amnistía para los condenados por el procés, así como un acuerdo para una financiación singular para la región.
En el aire se encuentra la condonación de 15.000 millones de deuda catalana, un compromiso del PSOE con ERC para investir a Pedro Sánchez que aún no ha sido concretado. Esta ‘quita’ daría aire a la administración catalana, ahogada por los más de 80.000 millones de deuda pública de la región.