Barcelona sopesa cerrar al menos una terminal portuaria para reducir el número de cruceros
Jaume Collboni alerta que la ciudad no puede soportar un aumento anual del 8% en el volumen de cruceristas
Jaume Collboni, el alcalde de Barcelona, ha anunciado que se encuentra en conversaciones con las autoridades portuarias para gestionar la afluencia de cruceros en la ciudad y considera la posibilidad de cerrar algunas terminales portuarias para abordar los desafíos que enfrenta la capital catalana. Esta medida, ha indicado el consistorio, responde a la «preocupación compartida por las autoridades sobre el impacto negativo del turismo masivo en el espacio público».
Durante la presentación del Plan de Verano de los servicios públicos municipales, el alcalde destacó la creciente presión que sufre Barcelona debido al constante flujo de cruceristas. En este sentido, mencionó la necesidad de seguir el ejemplo de ciudades como Ámsterdam o Venecia, que han implementado medidas para regular el turismo marítimo.
A pesar de los esfuerzos anteriores, como el convenio firmado en 2018 entre el Ayuntamiento y el Puerto para trasladar las terminales de cruceros fuera del centro urbano y evitar la saturación en esa área, el número de cruceristas sigue aumentando. Collboni expresó su preocupación por el crecimiento del 8% anual en la llegada de cruceristas, que ha elevado la cifra a 3,6 millones en 2023, evidenciando la insuficiencia del acuerdo mencionado.
«No se soporta un aumento del 8% de cruceristas cada año»
El alcalde subrayó la necesidad de encontrar un equilibrio entre el turismo y la sostenibilidad urbana, reconociendo que Barcelona se enfrenta a un límite en su capacidad para absorber el aumento constante de visitantes. “La ciudad no puede asumir un incremento del 8 por ciento anual”, ha sostenido el alcalde, quien ha considerado que ha quedado demostrado que el citado convenio “no es suficiente”.
En estas conversaciones con las autoridades portuarias buscan no solo reubicar, sino también restringir la presencia de cruceros en la ciudad, especialmente aquellos que hacen escala por unas horas y atraen a 1,6 millones de turistas. Se ha planteado la posibilidad de cerrar alguna terminal en el futuro si es necesario para abordar los desafíos asociados con el turismo marítimo.
La teniente de alcaldía, Laia Bonet, presente en la rueda de prensa junto al alcalde, explicó que la actualización del convenio de 2018 no tiene un calendario establecido, pero tanto el Ayuntamiento como el Puerto están comprometidos con una estrategia que priorice la calidad sobre la cantidad. Su objetivo es convertir a Barcelona en un puerto base para cruceros, estableciendo límites claros tanto para la cantidad de cruceros como para la cantidad de cruceristas que pueden desembarcar.