El Banco de España y el FMI abren la veda a rebajar las previsiones de crecimiento de España

España encadena dos años batiendo previsiones de crecimiento, pero los vientos de cola podrían haberse agotado y la guerra comercial es un riesgo real para la actividad

El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá. ECONOMÍA DIGITAL

En 2023 todos los indicadores apuntaban a que la economía española se aproximaba a un frenazo en seco por la incertidumbre global derivada de los efectos de la guerra de Ucrania, apuntando incluso a una recesión técnica con dos trimestres de decrecimiento o de avances planos en la actividad. La economía resistió, gracias en buena parte al gasto público, y el producto interior bruto (PIB) avanzó un 2,7%.

En 2024, las dudas persistían y el año fue de menos a más, cerrando con un alza del 3,2% del PIB, cuando a principios del ejercicio algunos observadores estimaban un 1,6%. Es decir, el doble.

Sin embargo, parece que los vientos de cola que permitían que la economía española demostrara una fortaleza inusitada, con todos nuestros principales socios en la atonía, han topado con la guerra comercial decretada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Y esta vez, los factores que han permitido un crecimiento diferencial de nuestro país (el gasto público, el aumento del poder adquisitivo por la caída de la inflación o el tirón del turismo) puede que no sean suficientes para evitar el frenazo.

El primero en avanzar una rebaja de las previsiones económicas fue el gobernador del Banco de España, el exministro José Luis Escrivá. La entidad elevó al 2,7% su estimación para este año en marzo, dos décimas más, cuando aún no se habían anunciado ni entrado en vigor los aranceles. Pero en su próximo estudio, ya en junio, es previsible que rebajen alguna décima porcentual la proyección para este año y para los dos siguientes (1,9% y 1,7%, respectivamente).

El Fondo Monetario Internacional (FMI) fue el último organismo internacional en publicar sus previsiones de crecimiento, esta misma semana, con una estimación del 2,5% para 2025 y del 1,8% para 2026. Pero ya advirtió de que la ralentización era inevitable y que la guerra comercial, si bien no tenía grandes efectos directos, jugaría un papel relevante en el enfriamiento de la actividad.

«En el escenario de base del personal técnico del FMI, el impacto adverso de la elevada incertidumbre en torno a las políticas comerciales y los aranceles anunciados por el gobierno estadounidense a principios de abril se verá contenido por la limitada exposición comercial directa e indirecta de España frente a Estados Unidos», indican desde la institución con sede en Washington D.C., que asume que un recrudecimiento cambiaría este panorama.

El FMI aún no ha hecho una estimación oficial de cuáles serán los efectos de la guerra comercial en la economía global, sino que prevé incorporarlo a su documento de proyecciones económicas que publicará en unas semanas. Con todo, la incertidumbre provocada por los vaivenes de la Administración Trump puede suponer un freno notable a la inversión, la variable más dependiente de la estabilidad en el entorno económico.

En España, la próxima oleada de proyecciones económicas no se estima hasta finales de mayo o principios de junio, cuando el Banco de España actualice sus previsiones y también lo hagan otros organismos internacionales, como la OCDE, y servicios de estudios relevantes.

Tampoco el Gobierno tiene entre sus planes una actualización inmediata del cuadro macroeconómico, como sí hizo en febrero, tras conocerse los datos adelantados del PIB a cierre de 2024.

En una comparecencia ante los medios de comunicación tras reunirse con los gobiernos autonómicos, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, aseguró que era «prematuro» estimar el impacto de la guerra arancelaria, en un escenario que cambia continuamente, como demuestra la tregua de 90 días a los aranceles «recíprocos», aunque no a las tasas generales del 10%. «Nuestra labor es minimizar el impacto potencial en los sectores y empresas que puedan verse más afectadas con un seguimiento continuo», dijo Cuerpo.

El Gobierno solo está obligado a actualizar las previsiones económicas en el marco de los documentos oficiales que se tienen que enviar a Bruselas y también como parte del borrador presupuestario, unas Cuentas que, como pronto, llegarán para 2026.

Pero a finales de este mes hay un hito programado con Bruselas en el que el Gobierno podría actualizar sus previsiones económicas. Se trata de la actualización del Plan de Estabilidad a Medio y Largo Plazo, remitido el pasado octubre y que sustituye al Programa de Estabilidad que formaba parte de las antiguas reglas fiscales.

Fuentes de Economía detallan que no está claro que este documento vaya a incorporar un cuadro macro actualizado, ya que se trata de un procedimiento nuevo y el Plan se remitió hace apenas medio año a Bruselas. Pero la fecha está a pocas semanas y sería la primera oportunidad para el Gobierno de incorporar ese impacto negativo.

Desde el centro de estudios de Caixabank, Caixabank Research, también priorizan la prudencia en su revista mensual: «El mes pasado, publicamos una previsión de crecimiento del PIB de la economía espñaola del 2,5% para este año, una cifra que incorporaba un coste de un par de décimas por el aumento de aranceles y de incertidumbre que esperábamos. En las próximas semanas, tendremos que valorar si es necesario algún ajuste a esta previsión en función de cómo evolucionen las negociaciones y la incertidumbre asociada a ellas, y de dónde se acaben fijando los aranceles».

Quienes ya han estimado un impacto de la guerra comercial es la Autoridad Fiscal (la Airef apuntó a un efecto de 0,5 puntos del PIB) y también la Comisión Europea, que estima un efecto de entre un 0,2% y un 0,6% del PIB para el conjunto de los Veintisiete. El mayor golpe de estos aranceles será para Estados Unidos, que podría ver un recorte en su economía del 3,3%.

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